cena veteranos oberena

Los seis años inolvidables de Javier Calvo Serrano

1. Amigos y conversaciones de medianoche

El primer curso fue el año de ser novato y hacer amigos. Así nació mi grupo de amigos, que hemos seguido bastantes años: Alejandro Ángel, Cristóbal Barrabés, Sergio Cámara, Carlos San Pedro… Recuerdo también a uno de los decanos de ese año: Juan Añón, que me ayudó muchísimo, me inspiró bastante. Porque llegas sin conocer a nadie a una ciudad completamente nueva. Vas encontrando gente con la que poder hacer planes, quedarte por las noches hablando y tomando algo con total naturalidad, con confianza, eso fue lo que marcó el primer año.

Me acuerdo una noche en la que estábamos contando cómo habíamos llegado a Pamplona y al colegio mayor, era bastante tarde y desembocamos en una conversación que podía resultar ‘un poco densa’, estaba yo hablando sobre unos vaivenes que tuve y, en el momento cumbre, se hace el silencio… y se escuchan unos ronquidos… ¡Qué risas!  Ha sido tema recurrente a lo largo de los años. ¡Nuestro Carlos que se había dormido!

 

taller de ecología

 

2. Voluntariado

Después de estar año y medio de voluntario en ASPACE, asociación Navarra que trabaja con personas con parálisis cerebral, Josu, claretiano al frente de pastoral en el Colegio Mayor, me preguntó si conocía alguien interesado en dar catequesis en el colegio de enseñanza. ‘Pues venga, pues me meto yo’, le dije. Estuve muy a gusto y lo recuerdo con cariño el año que estuve de catequista. Viendo que me gustaba, Josu también me invitó a unirme como monitor en una convivencia de final de curso en Zaragoza, con alumnos de 4º de ESO a 1º Bachiller. ‘Pues vale, allá que voy’. Recuerdo con cariño esa convivencia. Por la tónica que tuvo, el buen ambiente, nos alojamos en una casa de las Hermanas de la Caridad, que fueron muy acogedoras, y tuvimos actividades de acercarnos al pobre, en un comedor social, y varios talleres con chavales.

 

convivencias

 

Y en 3º, a raíz del voluntariado con ASPACE de los años anteriores, estuvimos moviendo el hacer un Belén conjunto. Una iniciativa que salió adelante. Los residentes de allá venían una vez por semana, y estábamos una hora y media montando figuras con ellos. Todos nos llevamos muy buen recuerdo. Los residentes de ASPACE se sintieron muy acogidos a la hora de compartir esa horita a la semana, era imposible que los ‘Xavis’ no salieran con una sonrisa después de estar mano a mano con Mamen o Isabel…  Pero lo mejor es que nosotros recibíamos mucho de la sencillez, y de la alegría que tenían. Y la experiencia, además, tuvo buen colofón: presentamos el nacimiento al concurso de belenes de la universidad y ganamos un accésit.

 

nacimiento aspace

 

3. Las jornadas de colegios mayores

Un poco antes de la pandemia, del confinamiento, se celebraron en Pamplona unas jornadas de colegios mayores. Fue bastante chulo encontrarse con gente de toda España que estaba en colegios mayores, llevaban ya 3-4 años como colegiales, tenían un bagaje, inquietudes, acudió gente muy interesante. Recuerdo haber estado charlando con el decano del Jaime del Amo, colegio mayor de los claretianos en Madrid. La suerte es que estas jornadas fueron aquí, por lo que podía ir entre clases y acudir a los talleres. De aquella experiencia me quedo sobre todo con lo que hablamos. El poder compartir inquietudes: somos pocos los que nos quedamos hasta final de la carrera, y recuerdo que estuvimos charlando sobre cómo transmitir todo lo bueno que tiene quedarse durante más años en el colegio mayor.

 

jornadas colegios mayores

 

4. Pandemia, sobremesas virtuales y trufas

El cuarto año fue bastante movidito, fue el año de la pandemia, y teníamos muchas restricciones. Sin embargo, fue un buen curso, porque uno de mis amigos, Cristóbal, volvió al colegio mayor, y con Jaime Mur, Pau Duato, Javier Segovia, Pablo Fernández Dueñas, Saúl Palomo, Pablo Nieto… hicimos bastante piña varios de medicina de casi todos los cursos. Que hubiese tanto diálogo intergeneracional fue chulo.

Recuerdo también que cuando nos confinaron 10 días fue durillo. Lo llevamos como pudimos. Con el grupo de amigos de siempre –Sergio Cámara, Alfonso Bonet, Ander Aristondo…– hacíamos videollamadas para comer juntos, y reproduciendo las sobremesas del comedor en las habitaciones se nos hacía más llevadero.

Hay que agradecer mucho a los trabajadores del Colegio Mayor cómo se portaron con nosotros, tanto en este momento como durante todos estos años. Estábamos encerrados en las habitaciones, la gente de cocina venía a traernos la comida a la puerta y si había suerte coincidíamos, es el único contacto que teníamos con el exterior. Recuerdo que Lilia, una trabajadora, en una de estas que fue a traerme comida me dejó una caja de trufas de chocolate. Todavía me emociono cuando lo pienso.

 

5. Quinto año: las becas y las prácticas

Desde 2020 no había habido becas y ese año las recibimos todos a la vez. Fue un momento súper chulo, gente que ya estaba fuera vino expresamente para el acto, que fue bastante emotivo, y luego después del tentempié nos fuimos a tomar una caña al Paddys, un bar irlandés de la plaza de Yamaguchi, para rememorar las noches de conversaciones que teníamos antes.

La beca amarilla está en una de las cajas que me he llevado a Oviedo, adonde me voy ya mismo para preparar el MIR, para tenerla presente. A ver cómo va todo. Me gustaría hacer alguna especialidad de cirugía, aunque tardé mucho en darme cuenta. Cuando llegué a tercero, pensé, ‘voy a coger prácticas de cirugía para descartarlo y ¡pasó justo lo contrario!’. Miguel Mesa, cirujano torácico de la clínica, me acogió muy bien, me explicaba las cosas con mucha calma, con interés, animándome a que le ayudase… Recuerdo su destreza en las operaciones y, por otro lado, la delicadeza y cariño al hablar con los pacientes y sus familias.”

 

becas colegio mayor larraona

 

6. Sexto: el año de las despedidas

‘Ha sabido mucho a despedida. He intentado volcarme más en el Colegio Mayor. Disfrutar más de la gente, juntarme con más gente. Ha sabido a despedida.’

De este año me quedo con la riquísima experiencia del grupo de fe, al que se nos han ido uniendo grandes personas de distintas procedencias. Por ejemplo, Leire Álvarez, ahora en 2º de Medicina, y cuyos padres habían estado en Larraona y Roncesvalles hace años. O Candela, a quien conocí en una peregrinación a Covadonga. También mi novia Cristina que se ha unido este año y ha sido una maravilla para el grupo y para nosotros como pareja. Es una de las cosas que más he aprovechado y más me han ayudado a crecer como persona en el colegio mayor a lo largo de estos seis años. Ha ido cambiando, el compartir las mismas preguntas que teníamos, nuestras batallitas, cómo vivir la fe convencidos, cada día, ayuda mucho. Ojalá que los futuros colegiales aprovechen esta oportunidad.

Y luego la piña que hemos hecho los veteranos del colegio mayor. Nos sentábamos casi todos juntos para comer y cenar. Borja Rodríguez de ADE, Gonzalo Molina de Derecho y ADE, Eduardo Díaz de Farmacia, Alejandro Bonet que está en Audiovisuales y hermano del grande Alfonso Boned… Uno de los últimos días, el director Juan, que está en la peña gastronómica Oberena nos invitó a los veteranos a una última cena de despedida. Qué gran momento.

Y no olvidaré la noche de becas, nos fuimos a tomar unas cañas, y al final nos quedamos Borja y yo solos. ‘Yo no tengo ganas de volver todavía al CM. Pues vamos a buscar una fiesta para salir. Y dijimos, oye que me han dicho que está El Paso de Ecuador de los de 3º de medicina. ¿Pero te ha invitado alguien? No, pero allí fuimos, en el bus de invitados que salía del Blanca de Navarra al Castillo de Gorraiz. ¡Inolvidable!’.

 

grupos de fe

 

Nunca dejaré de repetirlo. Estoy profundamente agradecido al Colegio Mayor Larraona por todo lo que me han ido ayudando a construirme y a tantas personas que me han aportado tanto, acompañándome para que fuera protagonista de mi historia. Colegiales, aprovechad, oportunidades como estas no vuelven.

bitcoin

El bitcoin, ¿el futuro de nuestra economía? Entrevista a Ander Aristondo

Colegial de nuestro centro, Ander Aristondo (24) se gradúa este año en el Doble Grado de Economía y Derecho en la Universidad de Navarra. Actualmente ha realizado su TFG sobre este tema, titulado “Análisis Económico del presente y posible futuro del Bitcoin”. Hablamos con él para que nos cuente sus conclusiones sobre esta moneda, del que se ha convertido en un defensor: “Defiendo el bitcoin como un sistema monetario alternativo. La mejor herencia que le puedes dejar a tus hijos probablemente sean bitcoins”.

Ander Aristondo nos habla del bitcoin

“Tener bitcoins te garantiza un activo inconfiscable, con escasez garantizada y no censurable”

El curso pasado ya nos brindó una interesante exposición sobre el funcionamiento de esta criptomoneda, y el pasado 6 de abril repitió, esta vez profundizando un poco más sobre el modelo económico que propone. También mostró a sus compañeros cuáles son las mejores fuentes para informarse sobre cómo empezar a tener bitcoins y toda la mecánica que hay de fondo (conceptos como la minería, los monederos y que sea un mercado de competencia abierta). En resumen, charlar con él fue muy interesante ya que nos plantea un giro de 180 grados en nuestra manera de entender la economía y posibles perspectivas para un futuro mejor.

Quisimos hablar con Ander para que nos contara un poco mejor por qué vale la pena tener bitcoins. Lo primero que nos dijo es que “defiende exclusivamente esta criptomoneda, no el resto, con las cuales ha habido muchas estafas”. “El bitcoin se rige por unas normas muy concretas que no se pueden cambiar, por eso es segura. Su sistema está programado de manera que ni la persona que lo creó puede cambiarlo”. Pero incide en que hay que plantearlo como una inversión a largo plazo: “es erróneo querer hacer especulación con el bitcoin, porque dada su volatilidad es fácil perder dinero. El objetivo del bitcoin es construir lentamente un nuevo modelo económico que no veremos hasta dentro de muchos años, muchas décadas incluso”.

invertir en criptomonedas

Un modelo basado en la deflación 

Uno de los principales atractivos del bitcoin, nos detalla Ander, es que promueve la deflación, y explica citando al economista Saifedean Ammous, que defiende un pensamiento largoplazista frente al cortoplacismo que vivimos actualmente en la economía. “Ammous también cree el ahorro, no en el consumo, es el motor de la economía”, explica. “Por el contrario –explica-, el bitcoin es un sistema monetario basado en dinero escaso –recordemos que hay un número limitado de bitcoins, 21 millones– y eso genera perspectivas a largo plazo, es decir, ahorro y bajada de precios, pero no un empeoramiento de las condiciones de vida ni laborales”. Esto quiere decir que los precios no subirían cada vez más porque no habría dinero ilimitado para pagarlo; por eso los precios bajarían, conforme a que el crecimiento económico aumentase la producción. “Esto frena el consumo y genera deflación, pero no es malo, todo lo contrario. Promueve el ahorro y la capacidad de adquirir bienes con más facilidad y justicia, como una casa, que hoy es una tarea complicadísima”, dice. En una sociedad en crisis, con un planeta sobreexplotado en sus recursos y al límite del colapso, Ander justifica que el modelo bitcoin es “una alternativa real para vivir un nuevo modelo de económico que haga frente a las injusticias sociales y sea más acorde a las necesidades del planeta”. El único problema que presenta el bitcoin es su volatilidad, pero por eso hay que invertir en ella a largo plazo. Pero, como explica, “es esperable que con una mayor adopción el precio se estabilice”.

Ander Aristondo nos habla del bitcoin

Sin control de intereses políticos

Otra ventaja del bitcoin, explica Ander, es que no depende del “buen hacer de los banqueros centrales, donde los intereses políticos se mezclan con los intereses de bien común”. Por ejemplo, sobre la enorme inflación que sufrimos actualmente, Ander cuenta que es culpa de que el Banco Central Europeo decidiera fabricar más de la mitad del dinero que hoy en día circula para hacer frente a la deuda pública por la pandemia de la Covid“Deberían haber dejado que se llegara a la bancarrota. Eso nos habría perjudicado a todos, pero en menor medida que una inflación desbocada”. “El bitcoin –sigue- está fuera del control monetario por los países, por eso son reticentes a adoptarlo”. Del mismo modo, las transacciones no dependerían de los bancos como intermediarios. En otras palabras: cada usuario tendría su dinero y nadie podría arrebatárselo.

Al alcance de todo el mundo

Para comprender el funcionamiento del bitcoin hay que entender su mecánica, y puede parecer demasiado compleja. “Pero no lo es tanto como cuando empezamos a modernizar el sistema bancario. En realidad la base es la misma: la moneda digital sirve para hacer el intercambio”. Lo único que se necesita es conexión a internet, “y de hecho por eso el bitcoin puede es una opción para no malgastar energías renovables y aprovechar la electricidad sobrante”. Y nos cita algunas de las mejores webs donde podemos aprender todo lo que necesitemos para empezar introducirnos en este mundo: Jameson Lopp, Estudio Bitcoin (especialmente para principiantes) y Bitcoin Magazine.

el bitcoin es el futuro de la economia

Rusia y Ucrania

El bitcoin no es una cuestión ajena a la guerra de Rusia a Ucrania. “Rusia se está planteando adoptar una moneda digital, pero su problema es que es un país muy autoritario y supondría dar mucho poder a los ciudadanos”. Curiosamente, Ucrania es el país con más adopción de bitcoin.

Un movimiento social que aupa el bitcoin: los cyberpunks

Algo realmente interesante detrás del modelo bitcoin es la masa crítica que la fundó y hoy día la defiende, los llamados “cyberpunks”, de quien tenemos referentes como Edward Snowden y Julian Assange. “Creo que este movimiento es interesante porque no se consideran activistas sino que apuestan por crear herramientas que permitan a todos los ciudadanos ser más libres”.

En resumen, con Ander pudimos comprender un poco más cuestiones fundamentales de nuestra economía y abrirnos la puerta a los posibles cambios del futuro, en búsqueda de una sociedad más justa y libre.
¡Muchas gracias, Ander!

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Continúa la campaña de ayuda a Ucrania

Queremos comenzar esta noticia expresando nuestro agradecimiento a todas las familias y colegiales que han participado en nuestra campaña de ayuda humanitaria a Ucrania junto a la Residencia Roncesvalles. A todos : ¡muchas gracias! Hemos podido recoger casi dos centenares de cajas con material médico, kits de higiene, medicamentos, menaje, ropa de cama y alimentos. Como os contábamos a primeros de marzo, esta recogida ha sido posible gracias a la Asociación de voluntarios de Navarra y a la asociación ucraniana Berehynia, con sede en Pamplona.  

 

Con el apoyo de un antiguo colegial ucraniano, Nikita, y un voluntario, estos materiales han llegado en primer lugar a Polonia en furgoneta, desde donde se han repartido a militares y refugiados y, finalmente ha llegado a Ucrania. Hace unos días recibimos fotografías y vídeos de la recepción del envío. Además, los militares nos enviaron vídeos como este en el que nos expresan su agradecimiento.

 

 

Ayuda a los refugiados a través de Proclade 

 Los hermanos claretianos realizan una intensa labor de ayuda humanitaria a través de la ONG Proclade. Actualmente hay tres misioneros claretianos en dos enclaves de Ucrania: Truskavets y Boryslav. Es una zona fronteriza con Polonia, a tan solo 60 km del país vecino, libre hasta ahora de  ataques,  por encontrarse en la zona oeste del país. Mediante su labor en esa área están pudiendo ayudar a miles de personas víctimas de la guerra que huyen a Polonia y pasan por su localidad: recogen y llevan a personas en coche, organizan alimentos, ropa y medicinas y, si pueden, les prestan ayuda económica. Uno de los hermanos, el P. Wojciech Kobyliński, está compartiendo mensajes y fotografías del día a día en su perfil de Facebook. Para apoyarles en su tarea, la ONG Proclade ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos.

La ayuda también llegará a Polonia, donde las comunidades claretianas están ofreciendo refugio y alimento a algunas de las más de 600.000 personas que han huido de Ucrania desde que empezó la guerra. También se les puede hacer llegar mensajes de apoyo mediante las redes sociales y en el correo prowincjal@klaretyni.pl, donde podéis obtener más información.  

En este cartel tenéis la información para donar.  Si preferís utilizar bizum, podéis realizar vuestras aportaciones mediante el código 38313. 

¡Muchas gracias a tod@s! 

Materiales ayuda humanitaria Ucrania