manos de un estudiante sujetando una cámara de fotos

Ganadores del concurso de fotografía de 2022-2023

¡Enhorabuena! Un año más, nuestros colegiales han sacado a la luz su talento para capturar hermosas imágenes relacionadas con su vida cotidiana como universitarios aquí, en el Colegio Mayor Larraona. Los ganadores de esta edición han sido David, Manuel y Juan Mihail.

 

Primer premio del jurado

Mar de nubes, de David Vivas.

Segundo premio del jurado

Sin título, de Manuel Esteban.

 

foto de un edificio de la universidad de navarra

 

Premio del público en Instagram

Un día más en finales, de Juan Mihail Moragues.

 

foto de la biblioteca de la universidad de navarra

 

tres estudiantes jóvenes colegiales de Larraona

Convivencia, mediación y crecimiento – Entrevista a Magaly Marrodán (I)

Magaly Marrodán se ha incorporado este curso como subdirectora del Colegio Mayor Larraona. Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Navarra (1987), es experta en Mediación (Experta en Mediación Familiar por la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar, 2002) y Gestión de Conflictos (Diplomada en Intervención Sistémica Breve por la Alianza Española de Terapia Sistémica Breve, 2016-2019), un referente en nuestra comunidad foral en Mediación familiar, educativa y organizacional. Ante todo, es una persona con una gran vocación educativa y asistencial, y con una pasión inquebrantable por el trabajo con las personas. Hablamos con ella sobre el acompañamiento que se realiza en el Colegio Mayor en temas de convivencia, mediación y crecimiento personal.

 

foto subdirectora colegio mayor larraona

 

Como explica el director, Juan Gallego García, el acompañamiento es una de nuestras señas de identidad. ¿Cómo se trabaja en el día a día?

Acompañar significa estar presentes en la vida de nuestros colegiales, estar ahí para lo que puedan necesitar en su crecimiento personal y académico. Participamos de su  día a día, comemos con ellos, cenamos con ellos… Observamos sus dinámicas a todos los niveles: quién está solo, los grupos que se forman, cómo se comportan, etc. El seguimiento de su rendimiento académico también nos da pie a hablar con ellos. Además, los miembros del equipo directivo siempre trabajamos “con la puerta abierta” para que los estudiantes puedan entrar a consultar cualquier cuestión que deseen. Nos encontramos con personas que pegan en la puerta y se sientan porque quieren hablar y otros que no lo piden y de algún modo tenemos que acercarnos nosotros.  Y desde ahí vamos realizando nuestra labor de acompañamiento a cada uno de forma individual, siempre desde el respeto y la libertad.

 

Cada colegial tiene unas necesidades específicas.

Al final, al Colegio Mayor vienen personas con perfiles, caracteres y experiencias vitales muy diferentes, que confluyen para convivir. El acompañamiento que nosotros realizamos desde aquí es precisamente para favorecer esa convivencia entre colegiales. Esto no es un piso en el que el estudiante entra, sale y ya está, relacionándose con cuatro compañeros, sino que hay mucha vida, mucho por compartir. Eso lo trabajamos desde los principios que tenemos como la colaboración, los valores religiosos o la libertad responsable.

 

la subdirectora acompaña a un estudiante del colegio mayor

 

¿Cómo se actúa ante los conflictos que pueden surgir con los colegiales?

Aparte de abordar ciertos temas de forma proactiva o preventiva, cuando surge algún problema concreto que afecta a la convivencia actuamos para intentar solucionarlo de forma cooperativa. A veces se dan actitudes indebidas, de falta de educación o de solidaridad con los compañeros, en definitiva, de aprender a convivir. Un ejemplo es cuando en el comedor se dejan tras la comida la mesa sucia o no recogen los platos, cuando se producen ruidos en la zona de habitaciones etc. Abordamos estas situaciones, en un primer momento desde el diálogo con ellos, para que reflexionen sobre sus conductas y actitudes y les ayudamos en la construcción de salidas o soluciones que puedan contentar a todas las partes. Si esto no funciona, siempre pueden aplicarse las sanciones contenidas en las normas de convivencia, pero entendemos que la vía de la participación y responsabilización es más educativa y les ayuda en su crecimiento y maduración. La sanción no modifica los comportamientos de forma intrínseca, en cambio, la educación, sí. Y es un trabajo constante el que tenemos que realizar, porque cada año se incorporan nuevos estudiantes.

 

Una de las herramientas que se utilizan para gestionar los conflictos y educar para la convivencia es la mediación. ¿Cómo se aplica en el Colegio Mayor?

Aplicar la mediación en cualquier ámbito supone generar una cultura del diálogo y de participación para solucionar las situaciones difíciles o conflictivas que se produzcan, además de prevenirlas. Llevándolo a una situación concreta, tuvimos un conflicto por un tema de ruidos en un piso y me reuní con todos los colegiales implicados en una sala, unas quince personas, para llevar a cabo lo que los profesionales llamamos una intervención mediadora. Consiste en que, antes de aplicar el “reglamento sancionador”, se produce una intervención en la que todas las partes puedan explicarse. La escucha es una herramienta de mediación que permite ver qué intereses y necesidades tiene cada parte, en este caso, los que metían ruido y los que lo sufrían. Además, después de escucharlos, hay que devolverles la responsabilidad de las cosas que hacen que sean conscientes de lo que ocurre, para, finalmente, valorar entre todos qué se puede hacer para solucionar la situación. Salieron cosas interesantes, llegaron ellos a un acuerdo para realizar un grupo de WhatsApp del piso y poder avisarse entre ellos de las molestias que se causaban antes de quejarse directamente en la recepción o dirección del Colegio Mayor. Con ello aprendieron a autorregularse. Se mejoró bastante. Y lo más importante, al participar ellos en las soluciones, cumplen lo acordado.

 

¿Cuáles son las ventajas de este tipo de intervenciones?

Más allá del resultado que tuvo, para mí lo más importante es que aprenden a hacer esto. Es decir, que se dan cuenta de que hay otra forma de comunicarse, que no es escalar un conflicto y entrar en pelea, sino que, diciendo las cosas bien y expresando lo que uno quiere, cómo se siente y pidiendo de la manera adecuada, se pueden conseguir acuerdos. Cuando yo hice esa sesión de mediación con los colegiales ellos vieron cómo me comunicaba y cómo yo iba quitando los juicios de valor a lo que decían. Lo que queremos es que ellos aprendan y eso se hace imitando. Así se construye una cultura de colaboración o de la paz a través de la comunicación no violenta. Empatía, asertividad, autocontrol… Son la base de la prevención de conflictos. También fomentamos esta cultura de la mediación promoviendo la participación de los colegiales, que es una de las características de este Colegio Mayor.

 

jóvenes universitarios del colegio mayor

 

Esta educación integral favorece la convivencia y estimula el crecimiento personal de los estudiantes.

Acompañar es atender a la persona en todas las necesidades que pueda tener, siempre desde el respeto al colegial, a su lado, ayudándole, a veces empujándole un poco para que vaya madurando, avanzando en su camino. Si lo vemos necesario tratamos de darles pautas, de explicarles, pero sobre todo de plantearles preguntas para que sean ellos quienes encuentren las respuestas, y no tanto diciéndoles siempre lo que tienen que hacer.

 

A partir de septiembre de 2023 el Colegio Mayor va a empezar a acoger a estudiantes chicas, por lo que la convivencia entre colegiales y colegialas será previsiblemente más rica y más compleja.

Es un reto maravilloso que estamos preparando con mucho interés, dedicación y formación. Queremos que aquí la convivencia sea como en la vida real: hombres y mujeres relacionándose desde el respeto, la colaboración y la libertad responsable, valores del CM. Va a ser muy enriquecedor. Hombres y mujeres somos diferentes, y en la diferencia está el crecimiento.

 

La entrevista continúa en Educación integral para la juventud de hoy – Entrevista a Magaly Marrodán (II).

Cuaderno y boli sobre una mesa.

“La ruta carmesí” – Concurso de Relatos

La siguiente obra está escrita por un colegial para el concurso de relatos de 2023.

 

La ruta carmesí

 

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Condeno esta maldita investigación por el creciente afán de destapar las verdades más inhóspitas que yacían ocultas. Me responsabilizo por lo que le pasó a mi equipo en nuestra travesía hacia lo desconocido. Reconozco que las probabilidades de salir con vida, de cualquier luz de esperanza, de un escape inminente de las alas demoniacas de este valle; fueron nulas desde el inicio. Sin embargo, quiero que antes de juzgarme desde su ignorancia obsoleta, absténgase a sacar conclusiones que no las de yo. No estuvo aquí, no sabe en absoluto lo que mis hombres y yo pasamos. Es más, me atrevo a decir que jamás podrá verlo. Lo más próximo que logrará a estar de visualizar esto hechos que narro será en su limitada imaginación. No hay mente humana que pueda describir o imaginar los horrores que acontecieron y perturbaron a cada uno de nosotros hasta el inevitable final de la muerte. No tuvimos un descanso eterno como imaginamos, no hubo calma ni paz antes del viaje final.

Pero aun asi, no niego al decir que aquel repentino final, por muy macabro e inquietante que haya tenido mi equipo, haya sido un regalo. ¿Sabes? La mente humana es insignificante y vulnerable. Muéstrale algo inexplicable y veras como al intentar sacar conclusiones en su limitado raciocinio desciende a la locura y su interior se transforma en un bucle vacío y sin sentido de ideas sin base sólida. La vista me maldijo. No podré disfrutar de esto que llamamos paz, pues por muy alcanzable que sea, siempre habrá una guerra más que luchar y siempre habrá un sinfín de motivos para que la maldad vuelva a comenzar. No hay mente humana que si quiera pueda formar o darle forma a lo que no se le puede dar una explicación sin enloquecer en el intento. No hay paz. No hay esperanza. No hay algún otro propósito para que mi cuerpo siga rondando por este mediocre universo mientras abominaciones cuya imagen no puede ser construida por mi falta de cognición del espacio. No hay sentido para seguir. No existe la tranquilidad y la armonía, mas el mal reinara como siempre lo hizo.

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I

Corrupto para mí, son aquellos que no atribuyen la virtud de la verdad frente a un conjunto de personas que creen plenamente en ti. Aquellos que teniendo gente que los respalde y estén dispuestos a perder cada una de sus extremidades por estos llamados líderes, no dudan en sabotear las mentes de sus seguidores a base de manipulación debido a su audaz ignorancia, fruto del desconocimiento de los verdaderos planes de este ente formado por arduas, enfermizas y exageradas horas de investigación.

Pues, tanto la definición como yo, tenemos cosas en común. Pero jamás me catalogue esa virtud, no por aquel entonces. Necesitaba hombres dispuestos a seguir un fuerte ideal capaz de mover cualquier ideal previo de su cabeza y tener a mi disposición soldados manipulables, o simplemente tentarlos con promesas de fama y fortuna que moverían los cimientos de la oscura y perversa cabeza de los habitantes de este miserable pueblo. La incomprensibilidad de sus motivaciones son lo que me dio una ventaja muy grande para aumentar el éxito de esta misión. Pues, se guiaban estos mismos desterrados sociales por un afán tan pobre y mundano como lo es el dinero, la lujuria y las ansias de alcanzar el poder. A fin de cuentas, esto es la maldad y lo que necesitamos; y yo más que nadie requería de mano de obra para esto: gente despiadada, fuera del alcance de la ley gubernamental que iba mal en peor, exmilitares capaces de sobrellevar cualquier terreno…solo menciónalo y por un par de monedas tendrás a tu disposición a un “complejo y razonal” ser humano a tu disposición. En ideas generales, necesitaba de pensadores libres que odiasen cada rama del sistema, que rompiesen las reglas del mundo para satisfacer sus carencias pobres de sentido, dado que mi principal razón era suficientemente digna de admiración y puedo decir que es lo que me hace mejor que ellos. Yo quiero ser el primero en haber revelado los secretos de aquel pueblo

Aún recuerdo el día que escuche ese nombre.

Aquel marzo 14 del 1950, previo al inicio de la expedición, quedé en verme en una taberna con un viejo y antiguo compañero del Instituto Universitario de Astronomía: James O’Neill. Estudió conmigo durante toda la carrera, graduándose de esta en el año 1925 un cálido viernes 15 de diciembre. Pasó de ahí a entonces, estudiando e investigando sobre los oscuros secretos que esconde el universo. Su método poco ortodoxo de usar las antigua mitologías y cuentos como guía e inicio de sus expediciones hacia terrenos despiadados y peligrosos, lo hacían ver como un payaso bajo las sombras de los demás científicos. Una persona acosada y menospreciada por todos por su distinta forma de apreciar el entorno y también por las incontables vidas que se perdieron durante sus travesías, lo cual le hizo ganarse el odio de incontables linajes de sangre. Si las matemáticas daban reglas como principios matemáticos, su razonamiento corrompido por desmesuradas sesiones de lectura y su desmedida exposición a ambientes corruptos, daba con una objeción que demostraba en su máximo esplendor todo lo que mencioné anteriormente. Aclamaba con una gigantesca seguridad que esta ley solo servía para lo que nosotros conocemos y no seria comprensible bajo su punto de vista implantar reglas cuando desconocemos un sin límite de cosas, que la miseria y arrogancia humana se basa en buscar definiciones y buscarle el sentido a las cosas cuando nosotros somos los seres más desquiciados de este mundo. Incluso, reprendía a las personas -especialmente científicos- sobre la insignificancia que somos frente al infinito universo. Desde que tengo memoria, siempre mencionó que el hombre no comprende en su totalidad la creación de su existencia, ya que rellenaba los huecos sin sentido, usando la religión como la tierra que un soldado usa para rellenar la fosa donde yacen los putrefactos cuerpos de sus hermanos caídos.

No recuerdo de forma explícita el asunto de nuestro encuentro, pero lo que recuerdo con toda seguridad es aquel pergamino sucio que sacó de su maletín de cuero, mientras encendía un puro de origen cubano. Mirándome a los ojos inhalaba el amargo y tentativo humo como si estuviera pensando cuál será su última oración antes de partir de vuelta a su hogar natal, donde quizá su consumición abusiva de alcohol lo controle nuevamente, como en pasados años. Sorprendido quedaron todos mis sentidos cuando entendí que el asunto sobrepasó los límites de la ciencia moderna cuando me explicó que su equipo había hallado en el lejano y frio pueblo de Maryland unos planos de épocas prehistóricas cuyo exquisito detalle en papel mostraban una ruta ocultada desde hace miles de años atrás. La captación visual me quedo perpleja al ver que se trataba de un lenguaje nunca visto. ¡Los bosquejos explícitamente complejos recitaban con sus cantos malévolos una energía maldita al mirarlos sin algún bostezo de aburrimiento el descubrimiento! Pensé en ese entonces acerca de la maravillosa oportunidad que tenía al frente y mientras más rápido la planifiqué, más rápido podre ser el primero en completar el maravilloso proceso de investigación de este descabellado misterio. Me excitaba saber que yo sería el primero

Inhalo nuevamente el humo de su cigarro mientras el sonido de un jazz pasivo contrastaba con la corrosiva revelación que me había dado y con pequeños golpes al inferior de su puro quitaba las cenizas que quedaron en su fuente cancerígena…

-Se hace llamar “La ruta carmesí”-

Un nombre tanto macabro como misterioso, cuya curiosidad crece agresivamente y sus raíces de peligro se instauran en las partes más remotas del cerebro. Con mucho detalle fui deleitado por la maravillosa forma que tiene O’Neill de explicar, acerca de la ubicación de esta ruta cuyo nombre era desconocido para mí. La ubicación de esta era en el pueblo Maryland, que se ubicaba entre la frontera de Canadá y Estados Unidos (Precisamente en Maple Grove). Curiosamente, esta localidad no tenía ubicación alguna en los mapas geográficos de las zonas cercanas: era un pueblo fantasma. Sin embargo, según lo que me contaba O’Neill, en una de sus expediciones por la zona, encontraron un pequeño altar de piedra caliza, con calaveras de cabras por encima y una señal en la parte superior de un palo de madera incrustado en el suelo que decía el nombre de este “pintoresco” pueblo.

Solamente aparecía cuando la denigración de la mente de todo aquel que pisase o vagase por los frondosos bosques, fuese tan descabellada que fuerzas de origen desconocido con ayuda de su maligno poder, resurgiesen el pueblo, asi como un flagelante y su fiel látigo golpean a un niño en su minúscula espalda con el fin de que pueda exiliarse de sus pecados. James, cuyo ser estaba plenamente nublado por la ambición que poco a poco con el avance de mis años también llevé incrustado como un gancho en mi garganta, (Las ansias del saber) provocó la aparición del lugar. No pensé que dicha “forma de vivir” fuese vista por estos entes como un receptor de maldad, que los levantaba de su descanso en el nunca visto valle de las almas perdidas. Quizás debí retroceder a la primera señal.

 

II

No obstante, sabía que aquel misterio debía ser solo mío. Y mi determinación haría todo lo posible para que mi camino de vida, único y digno de admirar, se cumpla.

Logré convencer a varios hombres para el trabajo. Parte de ellos, era provenientes de mi tierra, la gran y bendecida ciudad de Barcelona. Quizá el capital invertido en estos podría asustar a cualquier inversor, pero no los traje aquí solamente por sus habilidades en el campo. Yo no veo un producto o un bien, yo veo hombres que ganaron mi confianza y su disposición para esta misión es indispensable para el éxito de esta. Traje conmigo a Marcelo de Prado, ex militar que perteneció a un escuadrón antibombas y a Lideo Montesclaros, arqueólogo y profesor de la facultad de ciencias del Instituto de artes e historia. Gracias a mis contactos, fue proveído con 2 nuevos integrantes, en este caso y a diferencia de mis dos fieles camaradas, eran provenientes del cartel de Los Zetas. Me lleve una sorpresa al escuchar el origen de estos dos. Fue la oportunidad de oro que no desaproveché, pues de esa forma ya tenía hombres dóciles pero obedientes en la palma de mi mano. Por razones obvias, ninguno de los dos mercenarios que contraté dio su nombre mas que alias. El rapado con satanás tatuado en el lado izquierdo de su cráneo era “Diablo” y el hombre de estatura media y de gran musculatura pido ser llamado con “Tanque”.

Pasó exactamente una semana para que esta gentuza de delincuentes se equipase con lo necesario para la misión. No me resigné a decirles que traigan rifles, pues me limitada mente en ese momento había previsto un encuentro con algún animal salvaje, un cartel; cosas que son conocidas para el humano. Además de eso, llevaban ambos una mochila con un kit básico de acampado, que incluía un saco de dormir, almohada, carpa y una lampara. Iban vestidos para la ocasión. Era de imaginar que su vestimenta sería con camuflaje militar. Diablo iba en verde y Tanque iba en gris, ambos con sus armas apuntando hacia el suelo, esperando con suma impaciencia mi orden de salir. Da igual si describo o no mi vestimenta. El punto es que ya estábamos listos para adéntranos en este bosque.

Anduvimos horas caminando por el bosque de Maple Grove sin éxito de poder hallar este altar maldito. La conversación que tuve con James no me detallaba muy bien la ubicación de este poblado. Sin embargo, como un gusano en un cadáver, pude extraer pequeños fragmentos que me darían con la respuesta deseada. Total, el altar estaba en la tierra durante 3 meses. Lo que me contó O’Neill fue hace dos meses, asi que no nos queda bastante tiempo. Para encontrarlo, teníamos que deambular hasta que “el planeta caiga en su estado de pura maldad” y “los ojos juzgantes del infinito negro salgan a mirar”. Esto hace clara referencia a la noche y a las estrellas respectivamente. Una vez esto estaba cumplido, teníamos que apagar toda fuente de luz y esperar que se oiga cerca de nosotros, un largo y cálido silbido. Asi como la leyenda venezolana del Silbón, si lo escuchabas cerca, estabas a salvo. Pero de ser lo contrario, tienes que ponerte a rezar a cualquier Dios en el que creyeses, pues solamente un milagro podría salvarte.

Esto mismo fue lo que paso. Aproximadamente a las 12:20 de la noche, con la asfixiante y malévola noche, apagamos nuestras linternas y quedamos a merced de los seres que estuviesen ahí. Quizá mi calma se vio alterada cuando el silbido que escuchamos fue a la distancia. O quizá fue cuando el segundo o tercer silbido apareció con sus melodías, que cantaban poco a poco el fin de cada uno. Solo yo soy consciente de eso sucedido, pues el primer grito que escuche fue la gota que derramo el vaso de mi paciencia. Sali corriendo junto a mis dos camaradas mientras disparos y el olor a pólvora se hacían presentes. Había un olor indescriptible y penetrante. Un olor que en mis años de ciencias jamás he olido. Un olor tan corrosivo que su simple aroma despertaba mi desesperación por dejar de respirar. Una linterna se prendió y lo que pude ver no le encuentro sentido. ¡Grande es Dios!; por bendecirme con este descubrimiento que me arrepiento de haber visto. Ahora solo estoy a disposición mi Señor Salvador de tu voluntad absoluta. En tus manos dejo mi cordura, límpiame y prepárame para el gran final que se me acerca.

Cuaderno y boli sobre una mesa.

“Mi abuelo ha muerto” – Concurso de Relatos

La siguiente obra está escrita por el colegial Alejandro Boned y obtuvo el primer premio del jurado en el concurso de relatos de 2023.

 

Mi abuelo ha muerto

 

Es la primera vez que veo a un muerto. Era mi abuelo y ahora está muerto. Me ha llamado mi abuela. He venido corriendo. Mi abuelo está tirado en el suelo. Se ha cagado y meado. Mi abuelo ha muerto. Entre mi abuela y yo subimos a mi abuelo a la cama. Llamo a emergencias. Me dicen que le tome el pulso a mi abuelo. No tiene. Le hago una RCP a mi abuelo mientras canto “La Macarena”. No sirve de nada. Pido que manden una ambulancia. No lo hacen. Estaba ya muy mayor. Mi abuelo ha muerto. Llamo a mi madre. Le digo que venga. Cuelgo. No sé qué hacer estando al lado de un muerto. Mi abuela tampoco.

Llega mi madre. Está alterada. Se mueve rápido. Habla rápido. No sé lo que dice. Entra al cuarto de mi abuelos. Golpea suavemente a mi abuelo en la cara. Mi abuelo no responde. Mi abuelo está muerto. Entre mi madre y yo cogemos a mi abuelo. Yo llevo más peso que ella. Salimos de la casa. Bajamos en el ascensor. Metemos a mi abuelo en la parte de atrás del coche. Le pongo el cinturón a mi abuelo. Mi madre conduce. Mi abuela está atrás con mi abuelo. Vamos hacia el hospital. A 150 por hora. Nadie habla. Yo no puedo cerrar los ojos. Sólo miro la carretera. Mi abuelo está muerto.

Llegamos a la puerta del hospital. Mi madre corre dentro. Yo saco a mi abuelo del coche. Salen dos enfermeros con una silla de ruedas. Pongo a mi abuelo encima de la silla. Los enfermeros se llevan a mi abuelo en la silla. Entro al hospital con mi abuela. Nos dicen que esperemos en una sala. Mi abuela, mi madre y yo nos sentamos juntos. Nadie habla. Sólo esperamos. Sale una médico. Pregunta por nosotros. Mi abuelo ha muerto. Mi abuela llora. Mi madre le abraza. Yo todavía no he cerrado los ojos. Nos vamos del hospital. Sin mi abuelo.

Vamos a casa de mis abuelos. Viene mi padre. Abraza a mi abuela. Abraza a mi madre. Me abraza a mí. Vienen mis tíos. Le dan un abrazo a mi abuela. Le dan un abrazo a mi madre. Me dan un abrazo a mí. Le dan un abrazo a mi padre. Nos sentamos todos. La televisión está apagada. Nadie habla. Mi abuelo está muerto.

Mi tía rompe el silencio. Pregunta que de qué se ha muerto. Mi madre le responde que de viejo. Me acabo de enterar. Se ponen a hablar de todo lo que vivió mi abuelo. 4 ictus. Dos obturaciones de arteria. Un infarto. Mala hierba nunca muere. Mi abuelo está muerto. Mi abuela dice lo que pasó antes de que yo llegase a su casa. No escucho nada.

Mi madre, mi padre y yo nos vamos a nuestra casa. Mis tíos se van a la suya. Mi abuela se queda sola. Me voy a dormir. No duermo. Mi abuelo ha muerto. Me quedo dormido.

Me despierto al día siguiente. Mi abuelo ha muerto. Me pongo ropa negra. Desayuno. Mi padre, mi abuela y yo vamos al tanatorio. Un señor en traje nos dice que lo siente. Creo que no lo siente de verdad. Nos llevan a una sala. Pequeña y blanca. Con varias sillas, una mesa y una caja de pañuelos encima. Vienen mis tíos. Esperamos. No sé a qué esperamos. Llega mucha gente. No conozco a nadie. ¿Quién les ha dicho que se ha muerto mi abuelo?. Hablan con mis mi abuela, mis tíos y mis padres. Se preguntan qué tal están todos. Empiezan a hablar del trabajo de uno de los llegados. Mi abuelo ha muerto. El sobrino se ha ido a estudiar a Madrid. Mi abuelo ha muerto. Su hija se va a casar. Mi abuelo ha muerto. Se van con una sonrisa en la cara. Mi abuelo ha muerto. Ha venido mucha gente a decir cómo están. Mi abuelo ha muerto.

Dos trabajadores traen un ataúd a la sala. Mi abuelo está dentro. Uno de los trabajadores dice que lo sienten. Creo que no lo sienten de verdad. Es la segunda vez que veo a un muerto. Es la primera vez que vuelvo a ver a un muerto. Mi abuela acaricia la cara de mi abuelo. Mi abuelo no responde. Mi abuela se santigua y se va. Mis padres se santiguan y se van. Mis tíos se santiguan y se van. Me quedo yo sólo en la sala. Con mi abuelo. Me quedo mirándolo. Es hipnótico. Pienso que en cualquier momento se va a despertar. Luego pienso que no se va a despertar. Le toco la cara. Sólo con el dedo índice. Como con asco. Investigando qué pasa. Está frío. Le doy un beso en la mejilla. Salgo de la sala. Ha sido extraño. Mi abuelo ha muerto.

Mis amigos me hablan por Whatsapp. De los trabajos de la uni. ¿Tengo que decirles que se ha muerto mi abuelo?. Hago como si nada. Respondo a los mensajes. Nos vamos del tanatorio. Cada uno a su casa. Cada mochuelo a su olivo. Me voy a dormir. Me duermo.

Me despierto al día siguiente. Mi abuelo está muerto. Me pongo ropa negra. Desayuno. Mi padre, mi abuela y yo vamos al cementerio. En el cementerio hay una iglesia. No lo sabía. Toda la familia nos sentamos en primera fila. La iglesia está llena. No es muy grande pero está llena. Soy el único que va de negro. Entra un carrito con un ataúd. Lo llevan dos hombres en traje. Solo hay tres personas en traje. Dos son ellos. El otro es mi abuelo. Entra un cura. Es la primera vez que veo a mi abuelo en misa. El cura dice que mi abuelo ha sido ¨un hombre bueno y generoso¨. Mi abuelo ha muerto. “Ahora está en el Reino de los Cielos”. Mi abuelo ha muerto. Ese cura no conocía a mi abuelo. Termina la misa. Sale todo el mundo. Todo el mundo nos dice que lo siente. Todos son abuelitos. Algún amigo de mis padres y tíos. Todos lo sienten. Sólo llora mi abuela.

Esperamos a que saquen el ataúd. La gente habla. Hay sonrisas en las conversaciones. Mi abuelo ha muerto. Han venido unos primos del pueblo. Hace tiempo que no nos veíamos. La familia bien. El trabajo bien. Mi abuelo ha muerto.

Sale el carrito con el ataúd. Lo llevan los mismos dos hombres en traje. Todos seguimos al carrito. Callejea por el cementerio. Llega hasta una de las paredes de nichos. Hay un elevador con un operario. Los dos hombres en traje ponen el ataúd sobre el elevador. El operario sube la máquina hasta la fila de nichos más alta. Empuja el ataúd hasta quedar totalmente cubierto. Tapa el agujero con una lámina blanca que parece cartón. Le echa mortero para sellar bien los huecos. El operario baja el elevador. El elevador hace los sonidos de advertencia. Parece que estamos en una obra. El operario se dirige a mi madre. Dice que lo siente. Creo que no lo siente de verdad. le entrega un papel. Es del ayuntamiento. La cuota para el nicho. Todo el mundo se despide de nosotros. Todo el mundo se va.

Mi abuelo ha muerto.

Cuaderno y boli sobre una mesa.

“Consciente” – Concurso de Relatos

La siguiente obra está escrita por el colegial Eneko de Diego y obtuvo el segundo premio del jurado en el concurso de relatos de 2023.

 

Consciente

 

Consigo llegar a la esclusa de salida pero antes de que la puerta pueda cerrarse tengo que disparar las últimas balas que me quedan en el cargador a eso que en un momento fue mi mejor amigo.

Sin poder ignorar los golpes sobre la puerta metálica que me separaba de esas cosas me pongo el último traje que queda, rezando para que esté en buenas condiciones.

Mientras espero a que la presión en el interior de la cámara se iguale a la del exterior veo como poco a poco el metal de la puerta va cediendo, sin lugar a duda, van a terminar por abrirla pero no me voy a quedar a comprobarlo.

Salí en cuanto la luz verde me indicó que era seguro y caminé sobre la roja tierra en busca de un vehículo. Cuando se declaró la cuarentena, todos los vehículos fueron deshabilitados pero, en sus últimos momentos, la directora de la base me dio los códigos para poder levantar el bloqueo antes de transformarse.

Corrí durante minutos, aunque parecieron horas por culpa de la baja gravedad, hasta llegar al rover y me pude alejar de lo que fue mi hogar por tantos meses mientras observaba a esas cosas correr por todo el valle buscándome ansiosamente sin saber que pronto sería uno de ellos.

Una nave de reemplazo con nuevos astronautas estaría aquí en menos de dos días y tenía que llegar a la antigua base de comunicaciones, que ahora estaba abandonada, antes de poder irme de aquí.

El 3 de abril de 2053, el equipo de espeleología de la base se adentró en la sección más profunda del sistema de cuevas subterráneas en busca de señales de vida pasada en el planeta.

Tras recorrer varios kilómetros, el equipo llegó a una gran cavidad en la que había un lago de agua y vegetación. Tomaron toda clase de muestras y fotografiaron todo lo que encontraron, son sin duda las imágenes más hermosas que jamás he visto. Podréis encontrar todas las grabaciones en la memoria de este rover.

La alegría e ilusión se extendió por toda la base, habíamos sido los primeros en encontrar formas de vida extraterrestre.

Poco después de la fiesta, algunos de los espeleólogos comenzaron a sufrir vómitos, dolor de cabeza y delirios pero se pensó que simplemente se habrían pasado bebiendo.

Cuando los síntomas empeoraron y la situación se descontroló se intentó poner la base en cuarentena pero esas cosas en las que se convertían nuestros compañeros eran imposibles de detener.

No conocemos forma de pararlas por lo que si estás leyendo esto y no te has infectado debes abandonar este planeta de inmediato, por tu bien y el de todos.

 

El rover me indica que ya hemos llegado al destino, dejo el cuaderno sobre el asiento esperando que sirva de ayuda para aclararlo todo si alguien lo encuentra.

Aunque el dolor de cabeza se iba haciendo cada vez más intenso y ya no me quedaba nada más en el estómago que devolver, conseguí encender el sistema de transmisiones y enviar mi último mensaje:

– Mayday, Mayday, Mayday. Aquí el astronauta Bradlee, ingeniero de la base Marciana. Todo el planeta ha caído, repito, todo el planeta ha caído. Algo se ha apoderado de todos nosotros.

Paro un momento de transmitir por el dolor que me está causando la herida de mi hombro izquierdo. Aunque no sangraba, se observan perfectamente las marcas que unos dientes humanos habían dejado.

Con las últimas fuerzas que me quedan tomó el comunicador de nuevo:

– Les ruego que no bajen aquí hasta que no encuentren una forma de pararlos, solo se condenarán a sí mismos. ¡Haz que pare por favor, noooo, noooo!

 

Unas horas más tarde, después de que una nave aterrizara sobre la superficie marciana:

– Capitán, creo que la señal de radio que nos llegó proviene de esa base de comunicaciones que está encima de esa montaña. – Dice mientras señala una gran cumbre a pocos kilómetros.

– Perfecto, ojalá encontremos la explicación de por qué nadie en este planeta responde a nuestros mensajes desde hace días y, en la única señal que nos ha llegado, solo se escuchan gritos!

Pasan por al lado del rover abandonado pero, para su desgracia, no se detienen para examinarlo sino que continúan hacia adelante y entran en la base.

– ¡Hay alguien de pie en esa esquina!

– ¡Somos del equipo de rescate! ¿Está usted bien? ¿Necesita ayuda?

El equipo de astronautas se quedan mirando a la extraña figura del final de la sala, solo escuchan un rugido antes de que se les abalance encima haciendo que los chillidos de desesperación resuenen por todos lados.

Han pasado muchos años desde que me convertí en este monstruo, no puedo hacer ni controlar nada, solo puedo observar a través de sus ojos.

He vivido todas sus atrocidades pero, ahora, solamente camina erráticamente por los fríos páramos intentando buscar nuevas víctimas a las que devorar…

misionero claretiano da un discurso en el salón de actos del colegio mayor

“No se trata de ganarse la vida, sino de ganar la vida, de tener una vida con sentido”

El P. Juan Martín Askaiturrieta c.m.f, Superior Mayor de la Provincia Sanctus Paulus, fue homenajeado este curso al recibir una de las Becas de Honor de 2023. En el acto que se celebró el día 18 de marzo impartió una lección magistral, en la que habló a los colegiales e invitados sobre el buen caminar. Compartimos algunos extractos del discurso que pueden inspirarnos a todos en este recorrido de la vida.

 

peregrino recorre el camino de santiago

 

¡Buen camino!

“Lo queremos compartir con los colegiales es este deseo de buen camino, como se dice en el Camino de Santiago. Hay un camino que ya se ha hecho, no partimos de cero, pero todavía hay mucho por andar. Lo importante es que de vez en cuando, como en esta tarde de hoy, podamos pararnos un poco para tomar conciencia y para celebrar este camino que estamos viviendo”, comenzó explicando.

“A todos los que estamos aquí –sobre todo a los de los más jóvenes– os estamos invitando a caminar, a seguir adelante. Cuando uno sigue adelante es porque tiene fuerza y porque tiene ilusión. Lo contrario del camino es la parálisis, la desgana, el sentarse. Y cuando uno se sienta, parece que la vida va pasando por delante y no se entera demasiado. Para todos, porque la vida es caminar, pero sobre todo para los jóvenes: adelante con el camino. No hemos nacido para estar sentados y estar parados”.

Reconoció que el camino a veces puede ser duro, y es cuando se presenta la tentación de quedarse parado, pero “bueno camino” significa seguir adelante a pesar de las dificultades.

“En esta sociedad tan acelerada de vez en cuando necesitamos pararnos un poco para ser conscientes del camino que estamos recorriendo y esta tarde puede ser una oportunidad para ello. Lo contrario es la superficialidad: ir porque toca y de cualquier manera. Y la vida es demasiado interesante y bella como para vivirla de cualquier manera”.

En este sentido, recordó que hay que tener claro hacia dónde se dirige este camino (los estudios, las amistades, lo que cada uno plantea para su vida), porque es algo demasiado importante como para dejarlo a la improvisación.

“Hay que recordar hacia dónde caminamos. Todos los caminos no son un buen camino. Un buen camino será el que nos ayude a crecer, el que nos haga buenas personas y ciudadanos, y el que nos haga aportar algo en esta sociedad en que vivimos”.

 

estudiante colegial escucha atento

 

Crecimiento en la dimensión individual

 El misionero claretiano explicó que crecer es cuidar todas las necesidades y posibilidades que tenemos las personas y esto comprende las dimensiones individual, social y trascendente. La primera de ellas trata del crecimiento personal, de que cada uno saque su mejor versión.

“Estoy convencido de que todas las personas tenemos un potencial enorme, impresionante. Se trata de que ese potencial vaya aflorando. Para mí la mayor alegría siempre es ver cómo los jóvenes van creciendo”.

Para ello, habló de tres valores que contribuyen a este crecimiento: “El primero, la responsabilidad. Crecer personalmente también significa crecer en responsabilidad, hacernos cargo de nuestra vida. En segundo lugar, la superación y el esfuerzo. Nada importante en la vida se construye sobre la comodidad. Hoy eso de la comodidad y de evitar todo sufrimiento vende muy bien. Pero no se trata de buscar el sufrimiento, se trata de comprender que la vida tiene sus dificultades, pero que aunque a veces podamos pensar que son insalvables, con esfuerzo y superación, tantas veces la experiencia nos dice que somos capaces de llegar mucho más que donde en un inicio podíamos. Y el tercero es el agradecimiento. Nadie crece solo. Eso de que yo solo me basto es mentira. Crecemos porque hay personas que nos miran bien, que ven nuestras potencialidades, que nos levantan cuando caemos”.

 

dos estudiantes colegiales sonríen

 

Crecimiento en la dimensión social

“Crecer es aprender a convivir con los demás. Seguro que la convivencia en el Colegio Mayor no es fácil, al igual que a veces la convivencia en las familias no es fácil, o entre los pueblos. Ante la tentación de vivir aislado tenemos que recordar que no hay crecimiento al margen de los demás”.

El P. Askaiturrieta animó a crecer en una mayor calidad de relaciones con los demás, a ofrecer una escucha atenta a las personas y a estar dispuestos a dejarse interpelar por otros.

“En la vida a veces hace mucho ‘frío’ y hay dificultades, entonces tenemos la tentación de vivir en modo avión. ‘Bastante tengo con lo mío’, ‘Prefiero no complicarme’, ‘Que no me digan nada’… Pero crecer está muy relacionado con dejarse tocar por los demás, dejarse afectar por lo que otros están viviendo. Crecer significa pararse ante el que sufre, no ignorar la vida de los más débiles. Puede ser alguien de Ucrania, mi madre, mi vecino de habitación o el compañero de la carrera. Significa que el otro me importa, que yo no soy el centro del universo”.

Señaló a los colegiales que durante el tiempo de la carrera es compatible estudiar con estar atento a la gente que está pasándolo mal, que por encima de los estudios –aun siendo muy importantes– están siempre las personas.

 

personas del público escuchan discurso

 

Crecimiento en la dimensión trascendente

Además de cómo vivir, está el para qué vivir, o para qué caminar: “’¿Para qué estoy estudiando?’ ‘¿Qué sentido tiene todo este esfuerzo?’ Hay una estrecha relación entre sentido y felicidad. No es lo mismo una vida ocupada que una vida plena. La vocación, que es fundamental para todos, lo es más en una edad juvenil. No se trata de ganarse la vida, sino de ganar la vida, de tener una vida con sentido”.

“¿Cómo nos situamos ante la vida en este mundo? La sociedad apunta por aquí: dinero, éxito, placer, comodidad, vida fácil, aplauso… Cada uno tendremos que preguntarnos honestamente, ¿es esto? Cada vez hay una necesidad mayor de buscar valores que van en una línea distinta, propuestas de sentido que van en otra dirección: éxito es atender al que sufre, vale más la bondad que la inteligencia…”

El misionero claretiano puso un fragmento de La lista de Schindler para ilustrar lo que estaba contando. “Nuestra sociedad cree que con no hacer daño es suficiente. Con no hacer daño no es suficiente, hay mucho por hacer. Hay una frase del Talmud que dice: ‘Quien salva a una vida salva al mundo entero’. En este camino que vamos haciendo en nuestro proyecto de vida, si hay una persona que gracias a nuestra dedicación escucha, aporta, si hay una persona que en su vida tiene un poco más de oxígeno, de frescura, de ilusión… creo que eso hace que todos los esfuerzos que hacemos merezcan la pena”.

La vocación tiene que ver con ser para los demás. Recordó que no estamos en este mundo únicamente para pensar en lo nuestro, sino para aportar a otros. “Se puede vivir de muchas maneras, cada uno tiene que elegir la suya, pero ojalá podamos descubrir que cuanto más somos y nos vinculamos a los demás, viviendo la vocación en clave de entrega, más crecemos como personas”.

En la película también se habla sobre el arrepentimiento. “Dicen que uno de los mayores sufrimientos que un ser humano puede tener es cuando llegan los últimos minutos de su vida y mirando atrás dice: ‘He despilfarrado tanto ante unas oportunidades tan grandes que tenía. No he hecho lo suficiente’”.

 

tarjeta con el logo del colegio mayor claret larraona

 

El Colegio Mayor Larraona, parte de vuestro camino

“En 1870, antes de fallecer, San Antonio María Claret dijo algo que ojalá podamos decir todos: ‘He cumplido mi misión’. Lo que tenía que vivir, lo que tenía que hacer, está hecho. Lo que este hombre hizo puede inspirar a los jóvenes de hoy, y lo que vivió no se quedó sólo en él, sino que se tradujo en lo que los misioneros claretianos somos hoy. Actualmente somos unos 3.000 misioneros repartidos por todo el mundo, cinco de ellos aquí en el Colegio Mayor”.

“El Colegio Mayor Larraona se fundó en 1970 así que lleva más de 50 años de labor. Se dice pronto, pero creo que es bueno subrayarlo, significa un compromiso permanente por acompañar a los jóvenes en el buen camino que decimos. Ahora en 2023 tenemos retos y desafíos para seguir acompañando a los jóvenes que están y a los que vendrán”.

El P. Askaiturrieta concluyó su discurso exhortando nuevamente a caminar y deseando a todos un buen recorrido en la vida.

“No renunciéis a caminar. Las dificultades tienen que ser un estímulo para seguir caminando. Ojalá aquí en el Colegio Mayor encontréis ayuda y compañía para superar esos problemas. Ojalá vayáis intuyendo qué horizonte de vida queréis vivir y que sea exitoso de verdad. En todas las profesiones, en todos los ámbitos, necesitamos personas que reflejen ese querer construir en este mundo algo distinto, ‘humanizar la humanidad’, como se suele decir. Os deseo de corazón que sepáis elegir bien. Que podáis descubrir y desarrollar vuestra vocación en clave de servicio. Médicos, economistas, abogados… Hay muchísimas vidas que atender y que cuidar y desde vuestra profesión podéis acompañarlas. Ojalá en algún momento podáis intuir que lo que Dios quiere para cada persona es que saquemos a la vida el máximo brillo posible. Que seamos personas plenas. Ojalá durante toda vuestra vida, cuando miréis las fotos y paséis por Pamplona recordéis al Colegio Mayor no solo con agradecimiento y cariño, sino que sea también un estímulo permanente para ese crecimiento, para seguir en el camino en el que todos estamos. Buen camino”.

 

misionero claretiano con micrófono en la mano

colegiales becados en las escaleras del colegio mayor larraona

Día de Becas: un alto en el camino

El pasado sábado 18 de marzo celebramos nuestro tradicional Acto Académico de Imposición de Becas, un alto en nuestro camino para reconocer a los estudiantes que llevan tres años en el Colegio Mayor y a los que finalizan sus estudios siendo colegiales, y para agradecer a aquellas personas e instituciones que nos ayudan con nuestra labor. Fue una velada llena de recuerdos, reflexiones, orgullo y muchas emociones.

 

estudiante da un discurso en el salón de actos

 

Las huellas de un colegial veterano

El acto comenzó con una intervención del colegial decano Javier Calvo Serrano.

En lugar de hacer una memoria de actividades al uso, Javier aprovechó para hablar sobre su enriquecedora experiencia personal: “He tenido la gran suerte de estar seis años en Larraona. Y no solo eso, sino que cuatro de esos años han sido como decano, varios años compartiendo el honor y la responsabilidad con otros compañeros amigos míos”.

Al igual que hizo en el acto del año pasado, quiso leer el poema Caminante no hay camino de Antonio Machado:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

“Mi camino aquí, que es el de un simple colegial, tiene que agradecerle mucho al pasado y al presente de Larraona. Estoy orgulloso de haberme dejado llenar de las huellas de tanta gente maravillosa del Colegio Mayor Larraona. Ojalá ese futuro fresco que viene ahora esté lleno de esto mismo y mucho más. Yo os animo a que, ya que hemos recibido tanto de este Colegio Mayor, llevemos esto mismo con agradecimiento, orgullo y alegría, allá donde nuestros caminos nos conduzcan”.

 

misionero claretiano habla con un micrófono

 

Siguiendo las señales

A continuación, el P. Juan Martín Askaiturrieta c.m.f, Superior Mayor de la Provincia Sanctus Paulus, impartió la lección magistral, en la que orientó a los colegiales en este caminar.

“Lo queremos compartir con los colegiales es este deseo de buen camino, como se dice en el Camino de Santiago. Hay un camino que ya se ha hecho, no partimos de cero, pero todavía hay mucho por caminar. Lo importante es que de vez en cuando, como en esta tarde de hoy, podamos pararnos un poco para tomar conciencia y para celebrar este camino que estamos viviendo”.

Exhortó a los jóvenes a caminar, a seguir hacia delante con fuerza y con ilusión, a evitar estar parados. Y también, a aprender a seguir las señales, discerniendo cuál es la vía que deben seguir.

“Todos los caminos no son un buen camino. Hay que recordar hacia dónde caminamos, porque la vida es demasiado interesante y bella como para vivirla de cualquier manera. Un buen camino será el que nos ayude a crecer, el que nos haga buenas personas y ciudadanos, y el que nos haga aportar algo en esta sociedad en que vivimos”.

Este crecimiento comprende todas las dimensiones de la persona que trabajamos en el Colegio Mayor, empezando por la individual. “Estoy convencido de que todas las personas tenemos un potencial enorme, impresionante. Se trata de sacar nuestra mejor versión, de que ese potencial personal vaya aflorando”.

Para ello, el misionero habló de crecer valores como la responsabilidad, el esfuerzo y la superación y el agradecimiento: “Nadie crece solo. Crecemos porque hay personas que nos miran bien, que nos levantan cuando caemos”.

 

estudiantes jóvenes escuchan un discurso

 

Esto está ligado a la dimensión social, imprescindible en la persona y en un centro como el Colegio Mayor:

“Ante la tentación de vivir aislados tenemos que recordar que no hay crecimiento al margen de los demás. Crecer es aprender a convivir con los demás, aunque no sea fácil. Crecer significa pararse ante el que sufre. Puede ser alguien de Ucrania, mi madre, mi vecino de habitación o el compañero de la carrera. Significa que el otro me importa, que yo no soy el centro del universo”.

El P. Juan Martín también animó a todos los invitados del acto a no vivir distraídos y a cuidar la dimensión trascendente. “No es lo mismo una vida ocupada que una vida plena. La vocación, que es fundamental para todos, lo es más en una edad juvenil. Se puede vivir de muchas maneras, cada uno tiene que elegir la suya, pero ojalá podamos descubrir que cuanto más somos y nos vinculamos a los demás, viviendo la vocación en clave de entrega, más crecemos como personas”, afirmó.

“En 1870, antes de fallecer, San Antonio María Claret dijo algo que ojalá podamos decir todos: ‘He cumplido mi misión’. Lo que tenía que vivir, lo que tenía que hacer, está hecho. Lo que este hombre hizo puede inspirar a los jóvenes de hoy, y lo que vivió no se quedó sólo en él, sino que se tradujo en lo que los misioneros claretianos somos hoy”.

Actualmente hay unos 3.000 misioneros claretianos repartidos por todo el mundo, de los cuales cinco se encuentran en nuestro Colegio Mayor, ayudándonos a realizar nuestra misión.

“El Colegio Mayor Larraona lleva más de 50 años de labor. Se dice pronto, pero creo que es bueno subrayarlo, significa un compromiso permanente por acompañar a jóvenes en el buen camino que decimos. Ahora en 2023 tenemos retos y desafíos para seguir acompañando a los jóvenes que están y a los que vendrán”.

El claretiano terminó deseando a todos un buen recorrido en la vida.

“No renunciéis a caminar. Las dificultades tienen que ser un estímulo para seguir caminando. Ojalá aquí en el Colegio Mayor encontréis ayuda y compañía para superar esos problemas. Ojalá vayáis intuyendo qué horizonte de vida queréis vivir y que sea pleno. Ojalá durante toda vuestra vida, cuando miréis las fotos y paséis por Pamplona recordéis al Colegio Mayor no solo con agradecimiento y cariño, sino que sea también un estímulo permanente para ese crecimiento, para seguir en el camino en el que todos estamos”.

 

vicerrector de profesorado de la Universidad de Navarra

 

No andamos solos

Después de la imposición de las becas, se entregaron las placas de fin de grado y las becas de honor.

Este curso, se ha querido distinguir al D. Pablo Sánchez-Ostiz, Vicerrector de profesorado de la Universidad de Navarra, por su profunda dedicación a la docencia e investigación, por sus aportaciones al derecho penal a través de su prolífica obra y por su compromiso con la educación transformadora a través de su servicio como vicerrector.

“Os agradezco el trabajo que estáis haciendo, con la implicación de tantos”, expresó en la clausura del acto. “Mantener ese camino, esa mirada hasta el final, es cuestión de esperanza. Eso de los éxitos y los fracasos es mentira. Ninguno de ellos es definitivo, se aprende y se sigue hacia delante, caminando claro hacia donde hay que ir, en la vocación que uno descubra, dejándose acompañar y ayudar por otros”.

Además, el P. Juan Martín Askaiturrieta c.m.f. recibió la beca por ser el Superior Mayor de los padres claretianos, y por tanto el titular del centro, como principal impulsor de la plataforma evangelizadora que es nuestro Colegio Mayor.

 

mujer premiada recoge beca de honor

 

También se reconoció la labor del Servicio de admisiones de la Universidad de Navarra; su vocación de servicio, empatía, talante y amabilidad orientando a los futuros universitarios en todas las gestiones de entrada a la universidad y facilitando al Colegio Mayor Larraona la correcta realización de nuestro trabajo, especialmente en el último avance de nuestro proyecto educativo. La beca de honor la recogió Reyes Fernández de Muniain, gerente del servicio.

Por último, se otorgó una beca de honor a la Tuna del Colegio Mayor Larraona, por mantener a lo largo de los años el espíritu colegial y llevar con orgullo nuestro nombre, tanto en su faceta lúdica y musical tanto como en la personal y trayectoria profesional. La beca la recogió Fernando Martínez Soba, que quiso ofrecer unas palabras de agradecimiento al Colegio Mayor, a la Universidad y a otras tunas de Pamplona, y a todas las personas que confiaron en su proyecto, como el antiguo director Patxi Muguerza.

“Hoy en toda España se está celebrando que hayamos recibido esta beca, muchísimas gracias. Todos nuestros hermanos tunos en la tierra están celebrándolo y los tres que están en el cielo están buscando un bar donde hacerlo”, bromeó.

“Esos valores que aprendimos aquí: la generosidad, la solidaridad, la humildad, la confianza… nos han hecho ser lo que somos. No sólo somos tunos, no sólo somos colegiales; tenemos nuestra profesión y en nuestro corazón está este colegio. Mi sentimiento de hogar está aquí”, aseguró a los asistentes. “Ojalá durante toda su vida recuerden también a nuestro colegio como algo que ha sido trascendental, que ha sido vital y transformador”.

 

estudiantes sentados en el salón de actos

 

Enhorabuena a los becados 

El director Juan Gallego García dio la enhorabuena a todos los estudiantes distinguidos. Entre ellos estaba el colegial Borja Rodríguez Manzano, que aprovechó su papel de presentador del acto para dar un breve testimonio:

“Estamos terminando la carrera y nos toca dejar los mejores años de nuestras vidas atrás para empezar una nueva aventura. Pero esto no es un adiós, sino un hasta luego, porque este Colegio Mayor ha sido mi casa y lo será durante mucho tiempo. He sido muy feliz durante todos los años de carrera en Larraona. En primer lugar, porque he tenido la oportunidad de conocer a gente que me llevo para siempre; sin ellos esto no hubiese sido lo mismo. Por otro lado, la estancia ha sido insuperable gracias a cada uno de los trabajadores que forman parte del Colegio Mayor. Gracias por acogerme y apoyarme durante estos cuatros años”.

 

director abraza a un estudiante universitario

 

Juan hizo una mención especial a los familiares de los estudiantes, al consejo colegial, a los misioneros claretianos y a todo el equipo del Colegio Mayor, como parte esencial de nuestro proyecto. Y también agradeció la labor del equipo educativo externo de la Facultad de Educación y Psicología que nos apoya, dirigido por la profesora Katya Palafox.

Señaló que gracias al trabajo de todos los anteriores directores y subdirectores que le han precedido, tanto claretianos como seglares, nuestro proyecto se mantiene con la misión para la que fue fundado y ha podido acompañar a tantas personas a las que reconocemos con la imposición de becas año tras año.

“El espíritu de Larraona, la impronta que nos deja en nuestras vidas, se muestra especialmente en nuestros compañeros excolegiales de la tuna, a los que agradecemos este afán por mantener viva la llama de Larraona y por haber venido otra vez a vuestra casa”.

Por último, el director expresó nuestro agradecimiento a Dios por el regalo de la vida, por permitirnos recorrer cada día este camino.

 

director del colegio mayor da un discurso

 

salas de estudio del Colegio Mayor Larraona

Participamos en la Olimpiada Solidaria de Estudio

Del 24 de febrero hasta el 24 de marzo, cada hora que estudien nuestros colegiales en Larraona ayudará a recaudar 1€ para el proyecto de la ONG COOPERA Ayuda humanitaria en zonas afectadas por el conflicto de Ucrania: Kiev, Ivano-Frankovsk y Zakarpattia.

 

cartel con información sobre proyecto solidario

 

 

“Mi estudio construye su futuro”

La entidad responsable de la iniciativa es la Olimpiada Solidaria de Estudio (OSE), que organiza cada año esta campaña de recaudación de fondos por la que los patrocinadores contribuyen en la financiación de un proyecto educativo según las horas estudiadas en las salas de estudio adheridas.

La ONG COOPERA, junto a los socios locales La fundación Flamma y Hogar de la Misericordia, serán los encargados de proporcionar la ayuda a las víctimas de la guerra, facilitando el acceso al alojamiento en viviendas, la atención psicológica a familias y menores, materiales de refugio, calefacción y medios de transporte escolar. Se calcula que el proyecto beneficiará a 29.720 personas, y el objetivo de recaudación es llegar a las 300.000 horas solidarias entre todos los centros participantes. Se puede seguir la contribución de nuestro Colegio Mayor desde la página de la Olimpiada Solidaria de Estudio.

ilustración de una iniciativa solidaria a favor de ucrania

 

Cómo colaborar

Cada vez que los estudiantes entren en la sala de estudio, deben escanear un código QR y sumar horas, comprometiéndose a estudiar mínimo una hora. También es posible realizar una aportación económica directamente desde la página de la asociación, en el apartado de Donación Sala 0.

Debemos intentar hacer todo lo que tenemos a nuestro alcance para prestar ayuda a quien más lo necesita y qué mejor si podemos hacerlo a través del estudio, nuestra actividad formativa. ¡No desaprovechemos esta oportunidad!

grupo de amigos colegiales en una portería vestidos para jugar a fútbol

“Esto sí que son amigos para toda la vida”

Una de las experiencias más bonitas que viven nuestros colegiales en su etapa universitaria es la de la amistad. Pablo Chivite, Roberto Paraja e Íñigo Álvarez solo llevan con nosotros medio año, pero ya han formado un buen grupo de amigos, junto a una decena de colegiales que describen como muy diferentes y especiales para ellos.

 

un grupo de amigos universitarios del Colegio Mayor Larraona

 

Llegados desde Austria, Madrid o China

Íñigo (ADE + Finance) es mexicano, pero ha estado viviendo los dos últimos años en Shanghái, China, con su familia. Aunque su adaptación fue fácil por la similitud del idioma y la cultura hispana, lo ayudó estar en un colegio mayor. “Para conocer a gente está muy bien. A pesar de estar lejos de la familia, convives con los amigos, la mayor parte del día la haces con ellos”.

Aquí encontró a Roberto (ADE + Innovation and Entrepreneurship) que también comparte su situación. Es madrileño, pero lleva 12 años viviendo en Austria, donde se encuentran sus padres y hermanos. “Mis padres estudiaron aquí. Elegí el colegio mayor por la libertad que nos daban, y por ahora estoy encantado, estoy muy bien con mi grupo de amigos”.

Dentro del grupo está Pablo (ADE + Data Analytics), que también viene de Madrid. “Al principio me costó un poco, pasaba bastante tiempo en mi habitación, pero luego no tardé mucho en hacerme, empecé a hacer más vida en Larraona como la que hacía en Madrid, y me hice amigos en clase y aquí”.

“La mayoría del grupo estudiamos ADE”, aclara Roberto, “pero también hay amigos de otras carreras (ISSA, Farmacia…). Nos conocimos todos en Larraona, lo de la carrera fue una casualidad”.

 

Del colegio a la universidad

El paso del colegio a la universidad no siempre es fácil, hay que adaptarse a un nuevo ritmo de estudio y a la manera de trabajar de la facultad.

“Los estudios me han costado un poco, es un salto”, reconoce Pablo. “Te tienes que poner las pilas. Se me hizo un poco complicado asimilar eso, pero es coger el hábito”.

“A mí lo que más me ha costado ha sido la asignatura de matemáticas”, cuenta Roberto. “No dejan usar calculadora, que es algo a lo que estaba acostumbrado. Tendré que adaptarme a la manera de hacer de la universidad”.

“La exigencia de momento está más o menos a la par de lo que hacía allá en Preparatoria (Bachiller), pero el sistema es diferente y hay que adaptarse”, dice Íñigo. “Antes de Shanghái estuve en Alemania. Haber vivido en distintos lugares hace que cambiar sea más fácil. Aprendes nuevas formas de estudiar y de socializar”.

Roberto coincide con él: “Conocer otra cultura, un ambiente distinto, hace que tengas la mente mucho más abierta. Eso es muy bueno para la capacidad de adaptación, y también haber aprendido otro idioma. Saber alemán me va a servir mucho”.

 

dos estudiantes se conocen y charlan

 

Ambiente universitario

Cuando llegan aquí, los estudiantes se adaptan al entorno universitario y, también, a la ciudad.

“Es importante salir de casa. Estudiar fuera hace que la experiencia universitaria sea muy completa”, explica Pablo.  “Pamplona me gusta porque es una ciudad pequeña”.

“No es ni grande ni chica, como ciudad universitaria está genial”, opina Íñigo. “Cuando sales, el ambiente está muy bien”.

“No es una gran ciudad, quizá después de los estudios me gustaría estar en algún sitio como Viena o en Madrid, pero durante la carrera pienso que es una de las mejores ciudades para vivir, te lo pasas genial”, asegura Roberto. “Al salir conoces a la mayoría de gente, porque somos todos jóvenes y hay muy buen ambiente universitario. También viene bien cuando toca centrarse en los estudios. En Madrid siempre hay algo que hacer, alguien dispuesto a salir. Aquí, cuando llegan los exámenes todo el mundo se encierra, y eso te obliga a ponerte a estudiar; es bastante bueno”.

 

Amigos deportistas

Además de su pasión por el mundo de la empresa, los tres comparten su afición por los deportes. Todos los amigos están participando en el equipo de fútbol del Trofeo Rector de la Universidad de Navarra.

“Me gusta mucho el fútbol, hubo una temporada en la que jugaba todos los días”, explica Íñigo.

“Yo me apunté el semestre pasado al equipo de baloncesto de la Universidad de Navarra”, dice Roberto. “También suelo jugar en las canchas de pádel de la universidad, y a partir de ahora, en las que van a poner aquí. Lo agradezco mucho, así no tendremos que caminar hasta la universidad”.

Pablo cuenta que cambió el pádel por el boxeo, que practica en el Polideportivo Larraona, pero tiene le gustaría retomarlo cuando estén construidas las nuevas pistas de pádel: “Me parece una buena oportunidad, son muy convenientes”.

 

grupo de estudiantes va a realizar deporte en el exterior del Colegio Mayor Larraona

 

Como en una familia

Cuando llegó al colegio mayor, los primeros días, Pablo nos contó que sus expectativas para estos años eran “por supuesto, aprender mucho”, pero también: “hacer amigos y disfrutar de la experiencia y de la compañía”.

En lo que llevan de curso, los estudiantes ya han empezado a vivir todo esto.

“Al hablar con Juan, el director del colegio mayor, en la entrevista, vi que era una persona muy abierta y muy empática, y eso reflejó lo que es el colegio mayor. Los primeros días los colegiales fueron muy abiertos, ha habido una buena conexión”, señala Íñigo. “Cuando estás en la escuela y terminan las clases, te vas a casa con la familia. Aquí, para bien o para mal –y ha sido para bien– en clase estás con tus amigos y fuera también, y así se arma muchísima confianza”.

“No te vas solo al piso a comer, vas y vuelves a clase con todos los de Larraona”, añade Roberto. “En el colegio es diferente, tus amigos son los de tu clase, pero aquí puedes elegir. Y aunque somos todos muy distintos, somos también muy parecidos en nuestros valores. Por eso somos tan buenos amigos. No me podría haber imaginado un grupo mejor, somos muchos y es muy divertido. Cada uno es muy especial, no hay nadie que si faltara nos daría igual, cada uno es importante. Agradezco haber venido aquí y haber conocido a esta gente. Esto sí que son amigos para toda la vida”.

“Tengo un grupazo de amigos, es gente muy simpática y son todos muy únicos, con vidas muy interesantes. Vienen de todos los lados (España, México, Portugal…) y son todos súper majos”, conviene Pablo.

“Cada uno somos totalmente distintos, pero cuando nos juntamos todos en las comidas o las cenas es como si estuviéramos en una comida o cena familiar. Eso lo agradezco mucho”, concluye Íñigo.

 

grupo de amigos comiendo en el Colegio Mayor Larraona

 

 

pantallas de televisión recicladas

“Ves la realidad como es” – Aprendiendo en el Taller de Ecología

Cada año realizamos para nuestros colegiales el Taller de Ecología, una actividad avalada por la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra. El taller consiste en tres sesiones y un proyecto, y al finalizar, los alumnos participantes pueden obtener un crédito ECTS para la universidad. La edición de este año es sobre el agua y el reciclaje y ha comprendido las visitas a la planta de reciclaje de Góngora (5/11/2022), a los Traperos de Emaús de Navarra (14/01/2023) y a la planta potabilizadora de Arazuri (11/02/2023).

 

estudiantes observan una exposición sobre el reciclaje

 

Parte de la solución

Borja Rodríguez Manzano (de San Sebastián, estudiante de 4º de ADE) es miembro del consejo de colegiales y participa por segundo año en el taller.

estudiante colegial de Larraona

“Además de los conocimientos, te enriquece como persona”, comenta. “No es lo mismo aprenderlo de un libro que vivirlo en una visita. Ves la realidad como es, y eso te hace pensar y reflexionar”.

Por ejemplo, cuenta que en Góngora lo que más le llamó la atención fue proceso de reciclaje: “Separan lo máximo posible: los plásticos, las latas… Es una barbaridad. Hacen una labor muy potente, trabajan todos los días, y les llegan un montón de cosas que no deberían”.

 

estudiantes frente a una maqueta de la planta potabilizadora de Arazuri

 

Algo parecido ocurre en la planta potabilizadora de Arazuri, lugar al que van a parar todas las aguas residuales de la comarca de Pamplona. Además de conocer cómo es el ciclo urbano, el proceso de depuración y la gestión del agua, los colegiales repasaron las buenas y malas prácticas en relación con la gestión de residuos. “O eres parte del problema o eres parte de la solución”, fue una frase que se les quedó grabada. “Mi generación no está tan concienciada como parece”, reconoce Borja. “Si no, lo podríamos todo en práctica”.

En la visita a las instalaciones de los Traperos de Emaús, los estudiantes descubrieron cómo recogen, reutilizan, reciclan y venden todo tipo de objetos, desarrollando una verdadera economía circular.

 

instalaciones de los Traperos de Emaús en Navarra

 

“Me gustó muchísimo y me sorprendió todo lo que hacen”, dice el colegial. “Hay un montón de cosas que yo pensaba que no se podían reutilizar, pero aquí les dan un segundo uso, las elaboran de nuevo y las venden en la tienda que tienen al lado de la fábrica. Esa visión de que los Traperos de Emaús van de basura en basura recogiendo cosas es falsa. Hoy en día les llamas, vienen a tu casa y se llevan lo que no utilizas. Lo clasifican en distintos departamentos: textil, tecnológico, mobiliario, juguetes y libros…”, explica.

Desde el comienzo de la visita constatamos las posibilidades de recuperación y reutilización que existen. Para visualizar el vídeo de bienvenida, en vez de un proyector, el guía se sirvió de una serie de televisiones antiguas que se iban encendiendo a medida que aparecía el vídeo, hasta que se iluminaban todas a la vez, formando una gran pantalla.

 

estudiantes en la visita a los Traperos de Emaús para aprender sobre reciclaje

 

Capturar los aprendizajes

Para superar el taller con éxito y consolidar lo aprendido, los colegiales deben tomar fotografías de cada excursión y hacer un breve resumen de todo lo que han estado viendo. A continuación, ese trabajo lo tiene que revisar la dirección del Colegio Mayor.

“Me apetecía repetir el taller. Los sitios que hemos visitado han sido distintos, y es una oportunidad muy buena para conocer más cosas”, afirma Borja. “Se lo recomiendo a todos los colegiales. Te ayuda a darte cuenta de lo que tenemos y de lo que podemos hacer –aún estamos a tiempo– porque los recursos son limitados. Yo cada vez intento comprar menos ropa y utilizar la que ya tengo. Y si se me queda pequeña, se la paso a mi hermano o a otra persona”.

El tiempo en la universidad y en el Colegio Mayor pasa muy deprisa, por eso invitamos a nuestros colegiales a aprovecharlo participando en iniciativas enriquecedoras como esta.

 

estudiantes al aire libre en la visita a Arazuri