Tras su graduación, Eduardo Díez, zaragozano, ha vivido sus últimos días como colegial en el Colegio Mayor Larraona. Hablamos con él para conocer su experiencia durante estos 5 años.
Eduardo se ha licenciado en Farmacia en la Universidad de Navarra. Al preguntarle por su carrera, cuenta entre risas: “A mí me gusta todo el tema de salud, pero lo de abrir cuerpos, mejor a distancia… Me gusta mucho la química también, así que Farmacia me encajaba muy bien.”
Eduardo vino al Colegio Mayor Larraona en el año 2019 y desde entonces este ha sido su hogar: “Conocía a gente que había venido aquí y tenía muy buenas referencias”, comenta. Destaca que le llamó la atención la buena ubicación del colegio mayor y el programa educativo: “Hay mucha más libertad que en otros colegios mayores, y con 20 años eso se agradece.”
Su primer año estuvo lleno de experiencias nuevas, ya que en el año 2020 comenzó la pandemia de la COVID 19. “Empecé en septiembre y en marzo nos tuvieron que mandar a todos a casa, fue un lío”, nos cuenta.
Durante los cursos de tercero y cuarto Eduardo estuvo compaginando los estudios con el deporte: jugaba en el equipo de Basket Navarra. El colegio mayor le hacía más fácil poder dedicarse a estudiar y a entrenar su afición: “Me coincidían muy bien los horarios de entrenamiento, y llegar y tener la comida hecha es un gusto”. Aunque el equipo se disolvió el año pasado, Eduardo no ha dejado su pasión por el baloncesto. Este curso ha creado y liderado el equipo de baloncesto de Larraona, con el que compitió en el Torneo Intercolegial en Madrid.
Esto ha sido posible gracias a una iniciativa suya, como colegial decano que ha sido este año junto a Alejandro Boned: “Veía que se podían hacer cosas por el colegio mayor, así que me organicé con Alejandro y nos apuntamos”, relata. Alejandro Boned también se despide este curso de Larraona tras 4 años como colegial. Juntos han creado la comisión de deportes, ayudando a organizar gran parte de las actividades deportivas de este curso, dándole una nueva vida al colegio mayor. “Creo que este año ha sido el mejor, cuando más me he implicado y más he disfrutado de todo”, expresa.
Durante estos 5 años, Eduardo ha crecido con Larraona, y ha visto crecer al colegio mayor. “He visto todas las reformas de los pisos, la construcción de las pistas de pádel y, este año, el cambio a mixto”.
Eduardo opina que el colegio mayor es una gran parte de la vida universitaria, una experiencia enriquecedora que merece la pena disfrutar al máximo. “Hay muchos años para vivir en un piso, pero esta experiencia es única, son cosas que no vas a poder volver a hacer”, defiende.
decano
La nostalgia se presenta inevitablemente cuando expresa su agradecimiento por estos años: “Me llevo un montón de gente que he conocido y un montón de experiencias, lo voy a echar de menos”.
Sin embargo, no se va sin antes dejar un consejo para los nuevos colegiales: “Aprovechad para conocer gente nueva a parte de vuestros amigos e intentad ayudar a los demás, como los veteranos os hemos intentado ayudar a vosotros.”
Iñigo Jiménez Iribarren, de Zaragoza, entró en septiembre del año 1995 en nuestro colegio mayor. Estudió Farmacia en la Universidad de Navarra y permaneció con nosotros hasta el año 1997. En el 2000 se licenció y posteriormente realizó un MBA en el ICADE, dirigido al a industria. Después de trabajar en distribución, actualmente se ocupa de la parte comercial y de marketing en Castilla León de un producto oncológico de una multinacional farmacéutica. En su trabajo ha tenido la oportunidad de coincidir con muchos antiguos colegiales, y siempre que ha podido, ha venido a visitarnos a Pamplona. El día 22 de octubre nos veremos en la celebración de nuestro 50 aniversario, pero antes hemos querido hablar con él para compartir su testimonio con toda nuestra comunidad colegial.
¿Qué recuerdas de tu época en el colegio mayor?
Estar en el Colegio fue una experiencia maravillosa, tanto a nivel de residente como de las actividades, con la tropa que hacíamos entre los doscientos estudiantes. La recuerdo como una época muy divertida, de recuerdos muy gratos. Sobre todo, el ambiente era fantástico. A veces podía ser un poco jaula de grillos, todos yendo de habitación en habitación en la época de exámenes, para liberar los nervios y hacer quinielas. Estábamos a mil intentando repasar. Pero siempre, siempre, siempre, te podías apoyar en alguien, a nivel académico y personal. Todos hacíamos una pequeña gran familia.
¿Qué relación sigues teniendo con esta ‘familia’ tan grande?
Veintisiete años después, hasta el día de hoy, mantengo una relación estrechísima con los colegiales de esos años. ¡Y lo que nos queda! Sería muy difícil para mí dejar de lado esta parte de mi vida. Veraneo en el Mediterráneo y siempre quedo con varios compañeros del colegio mayor para vernos, ya con nuestras familias. Siempre hacemos por juntarnos.
¿Cómo conseguiste trabar estas amistades?
Mis amigos venían de tres sitios, siempre vinculados con el colegio mayor. En primer lugar, estaban mis compañeros de la Facultad de farmacia. En segundo lugar, el resto de los colegiales de aquellos años. Recuerdo que en la semana de entrada a los nuevos se nos abría el cielo. Llegábamos a una ciudad nueva, sin saber quién era nadie y automáticamente sentíamos que podíamos conocer a muchísimos colegiales. Y, por último, pertenecía a la tuna del colegio mayor. Ahí hice muchísimos amigos con los que aún mantengo la relación. Fue un instrumento para conocer antiguos colegiales, que ya habían dejado el colegio mayor pero que seguían manteniendo un vínculo muy estrecho con Larraona.
Cuéntanos más sobre la tuna.
Con el Colegio Mayor Larraona como epicentro, todos los fines de semana íbamos por ahí a rondar a otros colegios mayores y a los pisos de las estudiantes. Por ejemplo, el día de san Valentín íbamos a cantar a Santa Clara y cenábamos ahí. Era una actividad muy intensa, que nos permitía conocer a muchísimos compañeros de la tuna de otros colegios mayores, de la universidad… Actuábamos en becas y en eventos de otros centros. Intentábamos dejar el pabellón de nuestro colegio mayor bien alto, y por lo que me consta, así era. Aparte de la tuna, que es una cuestión más ociosa, también recuerdo el trofeo rector, e incluso los pequeños grupos que se formaban jugando al ajedrez, que ayudaban a conocer gente. En la tuna, aparte de hacer el ganso, tocaba la guitarra y cantaba.
Sabemos que en su día hubo una pequeña web sobre nuestra tuna, animada por todos vosotros.
Esa web es un tesoro. Es una mini página que estaba en obras permanentemente. Cuando la hicimos, aún estaba empezando internet. Entonces teníamos un compañero, “Peru”, que trabajaba en el centro tecnológico de la Universidad, y para nosotros era algo así como Bill Gates. Tuvimos una vida muy activa durante esos años, que quedó reflejada ahí. Ganamos muchos premios en certámenes: en Granada, Madrid, Toledo… Algunos estuvieron incluso en Francia, en un festival de culturas del mundo. Esos trofeos andarán aún por el colegio mayor.
Nos quedamos con ganas de escuchar de nuevo a los tunos, ¿es posible un reencuentro el día de la celebración de nuestro cincuentenario?
¡Por supuesto! El día 22 vamos a ir veintitantos con nuestros trajes y guitarras. En total somos muchos más de los que vamos a venir, pero no está mal como número, que ya muchos peinamos canas. ¡Alguno tendrá que mirar si le cabe el traje de antaño!
¡Qué ganas de que veros a todos!
Tenemos muchísimas ganas del aniversario. En concreto, tengo muchas ganas de ir a mi antigua habitación, abrir la puerta y verla. Sé que habrá cambiado, pero tengo ganas de revivir esa sensación. Recuerdo cuando me marché del colegio mayor, esa impresión de primera mudanza, de que me llevo las cosas físicas pero me dejo todos los buenos ratos que he pasado en la habitación, aunque también ha habido malos, como las noches de estudio previas a un examen. Quiero ver cómo está ahora, cómo han cambiado las personas en la recepción. Recuerdo con mucho cariño a Filo, Mª Ángeles, Tere, Javier, a José, el cocinero… Algunos se quejaban, pero yo creo que siempre hemos comido maravillosamente bien. Son sensaciones que tengo ganas de recuperar. Creo que nunca hemos dejado de formar parte del Colegio Mayor, siempre lo hemos llevado en el corazón. Y por supuesto, tengo ganas de coincidir en la celebración con muchos amigos y antiguos colegiales.
Aparte de esos buenos recuerdos y sensaciones, y de las grandes amistades, ¿qué dirías que te ha aportado pasar por el colegio mayor?
En primer lugar, me dio un sentimiento de pertenencia. A todos nos gusta tenerlo. Ser un colegial de Larraona era un símbolo, una consideración maravillosa. A veces nos llamaban chapones o empollones, pero no importaba. Había gente muy lista y muy buena en muchos sentidos, que luego han desarrollado unos carrerones profesionales. Yo estaba contento de poder compartir espacio y convivencia con gente brillante. De entre mis amigos de la tuna hay médicos que son eminencias… Y pensar que he tenido la oportunidad de jugar a la pocha o de tomar una cerveza con ellos. También hay abogados muy reputados o muy buenos empresarios. Por encima de todo, sabes que todos son magníficas personas, que en cualquier momento te puedes juntar a echarte un café como hace veinticinco años.
Magníficas personas, y cada una diferente de la otra.
Éramos muy distintos; doscientos en el colegio mayor, cada uno de su padre y de su madre. Eso nos enseñó a amoldarnos, a ser capaz de tratar y estar a gusto con todos, ya fueran de diferentes zonas geográficas, tendencias políticas o convicciones religiosas. El simple hecho de que a veces se llenara la mesa y nos tocara comer con gente distinta (con gente del pasillo, o con alguien de Humanidades, o de Medicina…) nos ayudaba a adaptarnos y relacionarnos con todos. Desde una base de valores sólida y común (de respeto y consideración hacia el otro), Larraona te aportaba esa diversidad que aprendías a interiorizar. Luego esa flexibilidad es muy útil, la vida te pone en muchos bretes.
En la celebración del aniversario, coincidiréis antiguos colegiales y colegiales actuales. ¿Qué les dirías a los estudiantes de hoy en día?
La época universitaria es un tiempo fantástico. Les diría que lo aprovechen, que lo disfruten, que se esfuercen por pasar por el colegio mayor y aportar algo, que dejen parte de sí mismos ahí y se llevarán algo mucho más grande, que merece la pena. Es como dicen, pasa tú por la vida y no que la vida pase por ti. Que participen en las actividades y aprovechen para conocer a gente fantástica, para generar una pequeña familia. No van a ser conscientes de todo lo que se llevan, ¡que no dejen de disfrutar ni un minuto!
Muchas gracias, Íñigo, por tu tiempo y tu cariño. ¡Nos vemos muy pronto!
Nuestra experiencia es que los colegiales siempre vuelven. A saludarnos, a recordar buenos tiempos, y a compartir con nosotros su experiencia. Y no solo en forma de Think&Beers. El primer martes de noviembre nuestros colegiales tuvieron un taller práctico de primeros auxilios y RCP (Reanimación Cardiopulmonar) impartido por los antiguos colegiales Luis Gómez Rodríguez y Alberto de Juana, de la asociación EqÜES (Equipo de Urgencias y Emergencias Sanitarias). Alberto está en 6º de Farmacia y nos cuenta cómo fue el taller. “Estamos varios antiguos colegiales en la junta directiva y queríamos ofrecer esta formación enriquecedora a un centro que nos ha aportado tantísimo”, señala.
Enseñando a salvar vidas
EqÜES nació en febrero de 2016 de la mano de tres estudiantes de Medicina: Raquel García, Inés Zugasti y Rebecca Peña, que por entonces estaban en 2º de carrera. Un año más tarde, en 2017, se incorporaba Alberto, atraído por las formaciones que daban y por la premisa de que todo el mundo tiene derecho y debería tener unos conocimientos mínimos sobre primeros auxilios.
“Se dieron cuenta de que la primera causa de mortalidad en España son los accidentes cardiovasculares, y la segunda, los cerebrovasculares”, explica el antiguo colegial. “El tiempo es vital. En estos casos, un retraso de 10 o 15 min en la actuación puede suponer la muerte. Por eso pensamos que, si más o menos todo el mundo tuviera una base sobre cómo actuar, podríamos darle la vuelta a la situación”.
Empezaron a dar charlas en colegios e institutos y se constituyeron como asociación. Han impartido formaciones en multitud de centros educativos en Navarra (centros de Formación FP, cursos CAP) y, recientemente, también en La Rioja y Barcelona. En 2019 ganaron el premio ABC de salud en la categoría de voluntariado universitario. Gracias a una subvención, ese verano pudieron viajar hasta Abancay, Perú, en colaboración con Tantaka, el servicio de voluntariado de la Universidad de Navarra.
“Por desgracia, la educación sanitaria en otros países no tiene nada que ver con la nuestra”, comenta Alberto. Ayudaron en hospitales y formaron a policías y bomberos, entre otros. “Fue una locura.Formamos a más de 10.000 personas. Pudimos realizar una gran labor”, declara.
La aportación de la Farmacia
Alberto fue el primer farmacéutico en ser parte de EqÜES, proporcionando un punto de vista más centrado en la farmacología y en sustancias como las drogas.
“En clase vimos el último ESTUDES, una encuesta sobre el uso de drogas que realizan cada dos años en alumnos de secundaria de España. Es alucinante la cantidad de menores que consumen, y cada año va en aumento”. El estudiante alerta de que muchos problemas como enfermedades mentales o comportamientos delictivos se podrían prevenir si se evitase el consumo de drogas.
“Nuestros actos tienen consecuencias más allá de nosotros mismos. Se podría mejorar la calidad de vida de los jóvenes que consumen y de sus familias, porque no solo brinda infelicidad para ellos, su familia y entorno también queda afectado. Es una realidad un poco dura, pero a la que es necesario enfrentarse”.
Alberto ha decidido hacerlo impartiendo formación específica sobre estos temas en centros educativos como institutos y centros de FP, para fomentar entre los estudiantes el pensamiento crítico y aportar información veraz sobre esta cuestión. “Han tenido muy buena aceptación. Incluso ha habido personas que pasado un tiempo nos han dado las gracias, porque han podido decir que no a las drogas y se han dado cuenta de cómo han afectado a sus compañeros”, cuenta.
De vuelta en Larraona
El taller sobre primeros auxilios en el Colegio Mayor incluyó diferentes ejercicios de inmovilización, reanimación, etc., que los colegiales que participaron pudieron practicar. Acudieron más de una decena de ellos, entre los que se encontraba el decano, Javier Calvo, que conocía a Alberto.
“Cuando entré en Larraona, además de hacer mi grupo de amigos, entablé mucha relación con mis veteranos de Farmacia y con estudiantes de Medicina”, explica. “Los veteranos me acogieron desde el primer momento, como a un cachorro. Ahora me sigo llevando con ellos. Son amistades muy arraigadas, que con suerte, espero conservar toda la vida”, confiesa.
Llegado desde un pueblo de Huelva, “en la otra punta de España”, Alberto comenzó su vida universitaria con los miedos y la ilusión de quien empieza de cero. “Cuando llegué a Larraona me sentí en casa desde el primer instante. El ambiente familiar, las actividades… Me pareció una maravilla. Recuerdo con cariño ese año, me marcó bastante”, concluye.
Queremos agradecer a la asociación EqÜES su labor, y aprovechamos para recordar y animar a todos nuestros antiguos colegiales a visitar la que fue y seguirá siendo su casa.
Los años de universidad son para aprender. No solo de las asignaturas de la carrera, sino de todo el entorno que las rodea. Por eso te invitamos a que no dejes pasar la ocasión de apuntarte a uno de los talleres que ofrecemos en colaboración con la Universidad de Navarra. A través de sesiones explicativas y de visitas, desarrollarás tus conocimientos de la mano de expertos en Historia, Ecología o Farmacia y descubrirás con más profundidad la ciudad de Pamplona y distintos parajes de nuestra comunidad. Además, cada taller incluye la presentación de un trabajo, para que puedas optar a convalidar esta actividad por créditos académicos (ECTS) que te servirán en la universidad. ¡Anímate!
Taller de Historia de Pamplona
Objetivos:
Aumentar tu sensibilización por la Historia.
Conocer el origen y los principales hitos de la ciudad de Pamplona desde su fundación hasta la Edad Moderna.
Descubrir la riqueza histórica de Pamplona y por ende de Navarra.
Despertar en ti la reflexión antropológica, a partir de la documentación histórica.
Favorecer la dimensión de relación y convivencia con universitarios de otros Colegios Mayores, compañeros de universidad…
Sesiones:
Sábado 18 de septiembre. Pamplona Medieval. Los Burgos. Prof: Anna K.Dulska. Visita a la exposición Occidens y a la Catedral.
Sábado 2 de octubre. Edad Contemporánea. Las murallas de Pamplona. La ciudadela. Prof: Manuel Sagüés. Visita a la ciudadela.
Sábado 15 de enero. ( fecha por confirmar). Pompelo. La fundación romana de Pamplona/ Iruña. Prof: Javier Armendáriz. Visita al Museo de Navarra
Trabajos:
Uno, de una de las tres lecciones. Plazo de entrega: 31 de enero.
Contenido: Al menos 4 fotografías propias realizadas en la clase práctica escogida. Se dará un premio a la mejor fotografía.
Formato: Papel A4 en color o b/n. Cada fotografía tiene que llevar adjunta un pie de foto con al menos 200 caracteres y donde haya dos partes. a) Datación, descripción y explicación del motivo histórico de lo que se capta en la fotografía. b) Valoración personal: qué has sentido, imaginado, aprendido, compartido con tus compañeros…algún matiz filosófico, político…sobre lo que ha captado en la fotografía.
Envío de los trabajos a: cmsecretaria@larraona.org (Manu, CM Larraona) Lugar de las charlas: 09.00-10.15- Sala Marrón del CM Larraona. Clases prácticas en Pamplona: de 10.30- 14.00
11 de septiembre. Salida práctica. El Bocal y acuífero y balnearios de Fitero. Propiedades y aprovechamiento del agua. Su historia desde la utilización como termas romanas.
25 de septiembre. Salida práctica. Acueducto de Noáin y Parque de los sentidos.
12 de marzo. Salida práctica. Parque eólico de Aibar y Planta de biomasa de Sangüesa. Visita al Castillo de Javier.
Trabajo: Nueve fotos ( tres de cada salida práctica. Originales pies de foto de, al menos, 8 líneas. Descripción, historia, elementos técnicos, apreciación personal. Plazo de entrega: 31 de marzo de 2022.
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