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Conoce a Natalia, colegiala con alma de poeta

Natalia Treviño ha venido este curso desde Monterrey México a la Universidad de Navarra. Empezó sus estudios este septiembre en Literatura y Lenguas Españolas con Diploma de Escritura Creativa, y nos cuenta cómo ha sido su experiencia hasta ahora.

 

Conoce a Natalia

En el momento de decidir dónde estudiar, Natalia nos cuenta que en Monterrey recibió recomendaciones sobre Pamplona, la universidad y los colegios mayores. Encontrarse con un plan de estudios tan completo de la carrera de Lengua y Literatura fue el punto decisivo para venir a Pamplona. A Natalia eso es lo que más le interesa, el mundo de las letras y la posibilidad de trabajar en una editorial en un futuro, pues tiene especial afán por la escritura creativa. Además, le llama la atención el estudio de la lengua y los idiomas desde la filología y la docencia.

 

 

Al llegar, se encontró con una gran sorpresa. “Pamplona es una ciudad muy cultural”. Desde su llegada, ha podido atender a varios recitales de poesía, presentaciones de libro, y diversas actividades culturales incentivadas por docentes, o recomendadas por sus compañeros y compañeras. Le gusta que la ciudad esté siempre viva y que haya distintas oportunidades de conocer y visitar librerías y espacios culturales, entre otros.

El pasado septiembre, Natalia publicó un poemario de 70 escritos titulado Almas entrelazadas. El libro recopila un conjunto de poemas en torno a la pérdida, la esperanza y el amor propio. La autora afirma: “El libro te lleva por ese camino en la búsqueda de la identidad”. Logró publicarlo tanto en físico como en virtual y presentarlo en distintas ferias de libro en Monterrey. Este proyecto empezó con una escritura y reescritura constante de tres meses, de donde salieron 175 poemas, y tras un proceso de selección con la editorial, finalmente se materializó el libro.

 

 

Además, Natalia también es amante del ejercicio. “Hago un poco de todo: natación, andar en bicicleta, correr”. El pasado 2 de noviembre, participó en Las murallas de Pamplona, una media maratón de 21km alrededor de Pamplona.

 

Estar fuera de casa

Otra cosa que le gusta mucho es viajar y, en Europa, ha encontrado la facilidad de poder visitar sitios. Desde la secundaria, Natalia ha estado en varios intercambios, por lo que ha vivido en distintos lugares como Niza y Canadá antes de llegar a España. Natalia nos cuenta que está acostumbrada a viajar y vivir fuera, pero que en esta ocasión ha encontrado mayor ambiente de confianza y familiaridad. “He estado en distintas residencias, pero, aquí en Larraona, nos cuidan mucho. Me siento como en casa”. Destaca la cercanía con el personal, “Hace que se sienta muy familiar, un lugar distinto”.

Para Natalia tener un lugar al que regresar y sentirse cómoda hace toda la diferencia. “En mi grado solo somos 17, pero gracias a Larraona, he podido conocer mucha gente y sentirme acompañada”. Ella destaca un sentimiento de conexión especial con los demás, mucha amabilidad y apertura. “Muchos vienen de fuera como yo y todos estamos en lo mismo, querer conocer más”. En este par de meses, Natalia ha podido establecer amistades con personas que vienen de distintas partes del mundo, amigas de Paraguay, Madrid y hasta de distintas partes de México.

Sin duda, estar fuera de casa siempre nos hace recordar las mejores cosas de ella. “Extraño a mis amigos, mi familia, y, sobre todo, la comida”. Justamente por ello, Natalia agradece mucho haber encontrado un lugar en el que se siente tranquila.

Equipo femenino compañerismo

VII Torneo Deportivo Intercolegial: nuestra experiencia en Madrid

 

El pasado 28 de septiembre, 36 de nuestros colegiales y colegialas participaron en el Torneo Deportivo Intercolegial, un evento que se celebra desde hace 7 años en la Universidad Complutense en Madrid. Organizado por la Asociación de Colegios Mayores, unió a más de 1.200 universitarios y universitarias de 30 colegios mayores de España. Este es el segundo año en el que Colegio Mayor Larraona participa. “Esta vez, fuimos mejor preparados”, defiende Alberto Solano, capitán del equipo masculino de fútbol sala y uno de nuestros nuevos decanos, quien se encargó de administrar el resto de equipos y preparar los partidos en los que competimos.

 

Estrechando lazos

A mitad de la jornada, los equipos representantes, dirigidos por Alberto, fueron recibidos en el Colegio Mayor Alcalá para comer y descansar. Durante el juego y en este espacio de encuentro, pudieron conocer mejor a los colegiales y colegialas de este centro hermano en Madrid, fundado también por los Misioneros Claretianos. Uno de los objetivos del evento deportivo es favorecer la relación y el sentimiento de pertenencia colegial entre los participantes.

Alberto nos cuenta que, sin duda hay competitividad, pero, ante todo, hay un sentimiento de compañerismo: “Uno genera un sentido de pertenencia hacia el colegio mayor en el que vive. Estar en contacto con gente que tiene una experiencia parecida a la propia es genial e incluso todo eso en el deporte, hace que se sienta mucho más”.  El juego entre equipos finalmente es un tiempo para celebrar e integrarse con otros estudiantes que viven en las mismas circunstancias y con los que se comparte una experiencia similar, aunque distinta.

 

Compañeros apoyándose en torneo deportivo

 

Un buen trabajo

Los partidos empezaban desde las 9 de la mañana y seguían hasta las 18 o 19 horas. Fútbol, voleibol, rugby, pádel… En total hubo 250 partidos, ¡fue una jornada intensa en el campus!  Todos los campeonatos iban en simultáneo, por lo que, muchas veces entre equipos no podían ir a animarse. “Nos juntábamos todos para la comida. También, después de todo, disfrutamos una cena en Madrid entre nosotros”, nos cuenta Alberto.

Hubo sorpresas en los resultados. En masculino de pádel, Martin Diaz Argüelles e Ignacio Herrero Torres, finalmente quedaron en tercer puesto, después de varios partidos muy bien ganados.

 

Equipo masculino de pádel del Colegio Mayor Larraona

 

Las capitanas del equipo de fútbol sala femenino, Diana Mur y Aitana Rodríguez, llevaron a su equipo a semifinales. Diana nos comparte cómo fue la experiencia. “No fuimos con las expectativas muy altas. Cada partido que íbamos jugando teníamos más ilusión y confianza, y eso en parte, fue lo que nos hizo seguir delante y llegar a las semifinales”. Ambas capitanas tenían claro desde un inicio, que lo más importante era hacer que todas se sientan parte del grupo, apoyándose dentro y fuera del campo.

 

El tiempo de juego fue inolvidable, y aunque se haya definido el resultado en tercer puesto, ¡felicitaciones por su victoria! “Lo mejor de esta experiencia no giraba en torno a los partidos, sino todo lo que hemos compartido y crecido como colegio mayor”.

 

Equipo femenino de futsal del Colegio Mayor Larraona

 

En Colegio Mayor Larraona celebramos el esfuerzo y dedicación en esta edición del Torneo Deportivo Intercolegial de todos los colegiales y colegialas participantes:

 

13 futsal masculino

Alberto Solano Altamirano

Arturo Jiménez Ortigosa

Jon García Argüello

Víctor Hugo Pina Poveda

Samuel Santamaria Rivas

Tomas Martin-Retortillo

Sergio Ojeda Villanueva

Lucas Myers Quintanilla

Jordi Sorio Creus

Iñigo Sáenz de Argandoña Lafuente

Samuel Hitchings de Santiago

Xavier Halls Cobelo

Román Royo Ruiz

 

11 futsal femenino

Diana Mur Cavero

Aitana Rodríguez Soriano

Clara Salorio Mazuelas

Paula Jiménez Arnaiz

Manuela Maldonado Caslisto

Ane Alba Calderón

Antía Vásquez Tomás

Julia García Diaz

Jimena Santos Delgado

María Montero González

Lucía Gross Fernández

 

8 basket masculino

Alexandre Mena Andrés

Bernardo Palomares Sierra

Nicolás Martínez Sanjuán

Alejando González Prior

Mario Ramos Capellán

Pablo Juarranz Navascués

Gabriel Tirado Sarasa

Ekaitz Tobajas Salazar

 

2 pádel chicos

Martín Díaz Argüelles

Ignacio Herrero Torres

 

2 pádel chicas

Cecilia Sierra Álvarez

María Revuelta Santamaría

Daniel Sánchez Moreno

«Mi bisabuelo era de Pamplona, pero vine sin conocer a nadie» – La experiencia de Diego Sánchez

Diego Sánchez Moreno estudia tercero de ADE con Dirección de Estrategias. Hace tres años que su familia se mudó a Madrid y él tuvo que dejar Lima para venirse a estudiar a España. Así fue como terminó en la Universidad de Navarra y lleva desde entonces con nosotros. Te invitamos a leer su experiencia.

 

 

De Lima a Pamplona

Debido a la mudanza de su familia, Diego y su hermano tuvieron que solicitar un traslado de expediente para continuar con sus estudios aquí, en España. A través de la recomendación de una conocida de la familia, dieron con la Universidad de Navarra y con nosotros. La flexibilidad de horarios y la posibilidad de crear buenas relaciones con el resto de compañeros fue lo que le hizo decidirse por venir al Colegio Mayor Larraona.

Aunque su bisabuelo era pamplonés, Diego vino aquí sin conocer a nadie. Gracias a su estancia en el Colegio Mayor, formó su primer grupo de amistades, indispensable para su integración. “Terminas asociándote con gente que no es de tu misma carrera. En Lima yo solo me reunía con gente de mi misma facultad, no iba más allá”. Nos cuenta que lo que más destaca de la experiencia como colegial son las actividades de los primeros días que le hicieron conectar con sus compañeros. “Jugando al básquet conocí a un chico que hasta ahora sigue siendo mi amigo, y es de Hong Kong, en mi vida me imaginé eso”.

Pista de baloncesto vista a través de una valla

Una adaptación satisfactoria

Diego nos confiesa que echa de menos a su familia paterna, que sigue viviendo en Perú, pero acepta que es parte del proceso. “ se extraña a la gente, pero es parte de la experiencia del estudiante”. Además, suele aprovechar los fines de semana o los festivos para volver a Madrid y ver a su familia.

No todo ha sido fácil, adaptarse a un nuevo país y una nueva forma de vida no es para cualquiera. Nos cuenta que nunca había vivido la experiencia de compartir mesa con tantas personas. “Eso sí que es un shock, me sentía un bicho raro bajando a comer con doscientas personas”. Aunque al final a todo se acaba acostumbrando uno: “Poco a poco vas conociendo a las personas, ves que todos estáis en la misma situación.”

A Diego le ha debido de picar el gusanillo con eso de viajar, porque tiene la intención de seguir aprovechando al máximo todas las oportunidades que tenga de formarse, trabajar y vivir nuevas experiencias: “No sé si terminaré en Londres, trabajando en Madrid… aún no lo sé”.

 

Grupo de colegiales haciéndose una foto en un espejo

 

El colegio mayor, un hogar

“El deporte no es lo mío, pero en las actividades más tranquilas como cartas y juegos de mesa sí que participo”. Aunque a pádel y a fútbol juega de forma ocasional, por pasar el rato con sus amigos, Diego participa en otras actividades, como el grupo de voluntarios. También ha participado ayudando en el Acto de Becas, y en actividades externas.

Nos cuenta que este tipo de actividades vienen bien para obtener puntos de colegial: “Elegir las habitaciones se gana con méritos, bien por notas o bien por puntos. Puedes ganar puntos participando en los torneos, las actividades, los voluntariados…”

Pero con las actividades se gana algo aún más valioso que los puntos. Diego nos cuenta que lo más importante de estos años son las conexiones, el grupo de gente que se lleva para toda la vida. “Sonará estúpido, pero se crea como una segunda familia, eso es lo mejor del colegio mayor.”

foto de un estudiante costarricense en el colegio mayor

La experiencia del colegial Alberto Solano

Alberto Alonso Solano Altamirano es costarricense. El año pasado dejó Cartago, su ciudad natal, para venir a estudiar el grado de Política, Filosofía y Economía en la Universidad de Navarra, gracias a una beca Alumni. Desde entonces está en el Colegio Mayor Larraona y así quiere que siga siendo: “Planeo quedarme toda la carrera aquí. Quiero ser decano”, afirma. Te invitamos a descubrir el testimonio de este colegial.

 

estudiantes en la jornada de puertas abiertas de la Universidad de Navarra

 

Una gran oportunidad de aprendizaje

El primer viaje que hizo Alberto fuera de Costa Rica fue para venir a la universidad. “Está siendo una experiencia bastante agradable. Pamplona es pequeña, no es tan caótica como Madrid, y en el colegio mayor me ayudaron a que me adaptara bastante rápido. A mi papá siempre le gustó la cultura española, crecí viendo ‘Aquí no hay quien viva’. Pero llegar aquí y empezar a mamar directamente de la cultura española es diferente. Aunque no es un cambio tan grande respecto a otros países, aprendo mucho”, asegura.

El aprendizaje es constante, en todos los sentidos: “Tengo una beca Alumni y trabajo para pagarme el resto de los estudios. Todos los días son una oportunidad para aprender algo, solo hay que saber administrar el tiempo. Trato de sacar espacio para cuidar de mí como persona, y por supuesto, para cuidar las notas. Aquí trato de ayudar en todas las actividades y me gusta ayudar a enseñar el colegio mayor cuando recibimos visitas. Participo activamente en el taller de cocina y en el taller de baile. Es muy divertido, me gusta mucho bailar”, confiesa.

 

estudiante con delantal y con ingredientes en el club de cocina

 

Alberto no pierde el tiempo: también le gusta practicar fútbol en el colegio mayor y en la universidad, y se interesa por los temas de actualidad y la cultura de nuestro país. Este curso ha participado en actividades como la organización del Think&Beer con Juan Manuel Fernández en torno al tema de la amnistía o el taller sobre Historia de Pamplona. Antes de venir aquí hizo dos años de estudios sociales en Costa Rica.

“Siempre he sido una persona muy inquieta. El problema en mi vida es el porqué de las cosas, necesito saber todo”, reconoce. “El grado que estudio me ayuda a descubrir muchos porqués. Al ser tan interdisciplinar, conozco mucho, aprendo mucho y me gusta. Eso es algo que me motiva a seguir luchando cada día”.

Explica que, dentro de la parte económica del grado, desea centrarse en administración deportiva. “En lo que me quiero especializar es una rama muy específica de la economía, pero la filosofía y la política también me dan muchas herramientas. Además, es un grado muy internacional: tengo compañeros de Estados Unidos, Alemania, Hungría, América Latina… Eso enriquece mucho, lo mismo que pasa en el Colegio Mayor, que es bastante internacional y se comparte mucho con la gente”.

 

estudiantes comen comida de Costa Rica

 

Amor por su tierra y su familia

A Alberto le encanta dar a conocer su cultura aquí en Larraona. El año pasado realizamos una cena temática en su honor y en el del colegial Sergio Contreras. Es “tico” de la cabeza a los pies: “Mi apodo en Pamplona es ‘mae’, que es como tío o amigo en mi país. Utilizo mucho ‘mae’, no he cambiado mi manera de hablar ni las palabras. Amo mucho mi país, creo que la gente aprende mucho de la cultura de Costa Rica por mí”.

Aun así, cuenta que no echa de menos su país hasta que va. “Cuando se aproxima el viaje empiezo a extrañar todo. Tengo tres hermanas mayores y cuatro sobrinos, que son como mis hermanos menores. Como mi mamá cuida de ellos mientras mis hermanas trabajan, me ven como un hermano mayor. El de 11 años me dice que quiere ser como yo. Tengo la responsabilidad de dar un buen ejemplo. Vengo de un hogar humilde, pero nunca me ha faltado el pan en la mesa, ni el amor de mi familia, que es lo que más me motiva. Ellos siempre han hecho todo y más por salir adelante y yo quiero hacer todo y más por devolvérselo. Darles un buen ejemplo a mis sobrinos puede ser una buena retribución”.

Alberto disfruta participando y liderando iniciativas, por eso cree que podría llegar a ser un buen decano de los colegiales: “Siempre se me ha dado muy bien dirigir. Supongo que es algo innato en mí. Quiero agarrar ese rol y hacer algo bueno con ello. Me gusta, se me da natural y puede ser una buena manera de devolver algo de todo lo que me ha dado el Colegio Mayor”, explica.

 

estudiante con la camiseta del club de fútbol Cartaginés

 

Pasión por el fútbol

Su gran pasión es el fútbol y, en concreto, el Club Sport Cartaginés. “Desde que llegué a España no me he perdido ningún partido, y eso que a veces juegan a las 3 o 4 de la mañana, hora española. Hoy juegan a las 2 am, por eso llevo la camisa, para apoyar los colores. Me acostaré un rato y luego lo veré, con mi café de Costa Rica”, apunta. Después, llamará a su padre para comentar los resultados.

“Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida ha sido ver con mi papá cuando el Cartaginés ganó el campeonato nacional, tras 81 años sin hacerlo. Mi abuelo eso no lo vio. Recuerdo que cuando terminó el partido fuimos al centro a celebrarlo. La ciudad estaba abarrotada de gente, me marcó mucho”.

Alberto explica que el fútbol le une mucho a su padre. “Todos los domingos íbamos a misa a las 8 de la mañana y luego al estadio. Seguir viendo los partidos y comentarlos con mi papá es algo que me mantiene muy cerca suya”.

La gente tal vez no entiende lo que significa el fútbol. Creo que de todo lo que he aprendido en la vida, la gente que he conocido buena y mala, la he conocido en el fútbol. Si hay una cosa que me ha mantenido cuerdo en la vida es el fútbol. En el momento más oscuro de mi vida, practicar fútbol y ver fútbol, tener una disciplina, me salvó hasta cierto punto”, asegura.

“Hasta el que va hablando basura del fútbol normalmente, cuando juega la selección algo cambia y ese día es el más patriota de todos. El fútbol tiene la capacidad de unir a un país, a un territorio. Es algo que no distingue de cultura, sexo, raza, edad… En mí, es un medio de felicidad, un vínculo con mi papá y con algunos de mis amigos”.

 

 

 

grupo de amigos colegiales en una portería vestidos para jugar a fútbol

“Esto sí que son amigos para toda la vida”

Una de las experiencias más bonitas que viven nuestros colegiales en su etapa universitaria es la de la amistad. Pablo Chivite, Roberto Paraja e Íñigo Álvarez solo llevan con nosotros medio año, pero ya han formado un buen grupo de amigos, junto a una decena de colegiales que describen como muy diferentes y especiales para ellos.

 

un grupo de amigos universitarios del Colegio Mayor Larraona

 

Llegados desde Austria, Madrid o China

Íñigo (ADE + Finance) es mexicano, pero ha estado viviendo los dos últimos años en Shanghái, China, con su familia. Aunque su adaptación fue fácil por la similitud del idioma y la cultura hispana, lo ayudó estar en un colegio mayor. “Para conocer a gente está muy bien. A pesar de estar lejos de la familia, convives con los amigos, la mayor parte del día la haces con ellos”.

Aquí encontró a Roberto (ADE + Innovation and Entrepreneurship) que también comparte su situación. Es madrileño, pero lleva 12 años viviendo en Austria, donde se encuentran sus padres y hermanos. “Mis padres estudiaron aquí. Elegí el colegio mayor por la libertad que nos daban, y por ahora estoy encantado, estoy muy bien con mi grupo de amigos”.

Dentro del grupo está Pablo (ADE + Data Analytics), que también viene de Madrid. “Al principio me costó un poco, pasaba bastante tiempo en mi habitación, pero luego no tardé mucho en hacerme, empecé a hacer más vida en Larraona como la que hacía en Madrid, y me hice amigos en clase y aquí”.

“La mayoría del grupo estudiamos ADE”, aclara Roberto, “pero también hay amigos de otras carreras (ISSA, Farmacia…). Nos conocimos todos en Larraona, lo de la carrera fue una casualidad”.

 

Del colegio a la universidad

El paso del colegio a la universidad no siempre es fácil, hay que adaptarse a un nuevo ritmo de estudio y a la manera de trabajar de la facultad.

“Los estudios me han costado un poco, es un salto”, reconoce Pablo. “Te tienes que poner las pilas. Se me hizo un poco complicado asimilar eso, pero es coger el hábito”.

“A mí lo que más me ha costado ha sido la asignatura de matemáticas”, cuenta Roberto. “No dejan usar calculadora, que es algo a lo que estaba acostumbrado. Tendré que adaptarme a la manera de hacer de la universidad”.

“La exigencia de momento está más o menos a la par de lo que hacía allá en Preparatoria (Bachiller), pero el sistema es diferente y hay que adaptarse”, dice Íñigo. “Antes de Shanghái estuve en Alemania. Haber vivido en distintos lugares hace que cambiar sea más fácil. Aprendes nuevas formas de estudiar y de socializar”.

Roberto coincide con él: “Conocer otra cultura, un ambiente distinto, hace que tengas la mente mucho más abierta. Eso es muy bueno para la capacidad de adaptación, y también haber aprendido otro idioma. Saber alemán me va a servir mucho”.

 

dos estudiantes se conocen y charlan

 

Ambiente universitario

Cuando llegan aquí, los estudiantes se adaptan al entorno universitario y, también, a la ciudad.

“Es importante salir de casa. Estudiar fuera hace que la experiencia universitaria sea muy completa”, explica Pablo.  “Pamplona me gusta porque es una ciudad pequeña”.

“No es ni grande ni chica, como ciudad universitaria está genial”, opina Íñigo. “Cuando sales, el ambiente está muy bien”.

“No es una gran ciudad, quizá después de los estudios me gustaría estar en algún sitio como Viena o en Madrid, pero durante la carrera pienso que es una de las mejores ciudades para vivir, te lo pasas genial”, asegura Roberto. “Al salir conoces a la mayoría de gente, porque somos todos jóvenes y hay muy buen ambiente universitario. También viene bien cuando toca centrarse en los estudios. En Madrid siempre hay algo que hacer, alguien dispuesto a salir. Aquí, cuando llegan los exámenes todo el mundo se encierra, y eso te obliga a ponerte a estudiar; es bastante bueno”.

 

Amigos deportistas

Además de su pasión por el mundo de la empresa, los tres comparten su afición por los deportes. Todos los amigos están participando en el equipo de fútbol del Trofeo Rector de la Universidad de Navarra.

“Me gusta mucho el fútbol, hubo una temporada en la que jugaba todos los días”, explica Íñigo.

“Yo me apunté el semestre pasado al equipo de baloncesto de la Universidad de Navarra”, dice Roberto. “También suelo jugar en las canchas de pádel de la universidad, y a partir de ahora, en las que van a poner aquí. Lo agradezco mucho, así no tendremos que caminar hasta la universidad”.

Pablo cuenta que cambió el pádel por el boxeo, que practica en el Polideportivo Larraona, pero tiene le gustaría retomarlo cuando estén construidas las nuevas pistas de pádel: “Me parece una buena oportunidad, son muy convenientes”.

 

grupo de estudiantes va a realizar deporte en el exterior del Colegio Mayor Larraona

 

Como en una familia

Cuando llegó al colegio mayor, los primeros días, Pablo nos contó que sus expectativas para estos años eran “por supuesto, aprender mucho”, pero también: “hacer amigos y disfrutar de la experiencia y de la compañía”.

En lo que llevan de curso, los estudiantes ya han empezado a vivir todo esto.

“Al hablar con Juan, el director del colegio mayor, en la entrevista, vi que era una persona muy abierta y muy empática, y eso reflejó lo que es el colegio mayor. Los primeros días los colegiales fueron muy abiertos, ha habido una buena conexión”, señala Íñigo. “Cuando estás en la escuela y terminan las clases, te vas a casa con la familia. Aquí, para bien o para mal –y ha sido para bien– en clase estás con tus amigos y fuera también, y así se arma muchísima confianza”.

“No te vas solo al piso a comer, vas y vuelves a clase con todos los de Larraona”, añade Roberto. “En el colegio es diferente, tus amigos son los de tu clase, pero aquí puedes elegir. Y aunque somos todos muy distintos, somos también muy parecidos en nuestros valores. Por eso somos tan buenos amigos. No me podría haber imaginado un grupo mejor, somos muchos y es muy divertido. Cada uno es muy especial, no hay nadie que si faltara nos daría igual, cada uno es importante. Agradezco haber venido aquí y haber conocido a esta gente. Esto sí que son amigos para toda la vida”.

“Tengo un grupazo de amigos, es gente muy simpática y son todos muy únicos, con vidas muy interesantes. Vienen de todos los lados (España, México, Portugal…) y son todos súper majos”, conviene Pablo.

“Cada uno somos totalmente distintos, pero cuando nos juntamos todos en las comidas o las cenas es como si estuviéramos en una comida o cena familiar. Eso lo agradezco mucho”, concluye Íñigo.

 

grupo de amigos comiendo en el Colegio Mayor Larraona

 

 

Bienvenida estudiantes universidad

Welcome! Llegan los estudiantes internacionales

Por motivos de seguridad, este año la llegada de los colegiales fue escalonada. En grupos pequeños, pudimos conocer y conversar con nuestros estudiantes. Los primeros en llegar fueron los universitarios de primer año y los que habían hecho un largo viaje hasta Pamplona: nuestros estudiantes internacionales.

Alrededor del veinte por ciento de nuestros colegiales son extranjeros y el resto viene de todas partes de España. Es una diversidad cultural totalmente enriquecedora. Hablamos con cuatro de ellos que vienen de distintos países de América. Anécdotas del viaje, ilusiones, vocación, planes…

 

Tres veces panameño e internacional

Estudiante internacional de Panamá

El primer colegial en cruzar las puertas de entrada fue Matthias Hilaire. Con muchas ganas, aunque también algo nervioso, ha venido para esforzarse al máximo y demostrar todo lo que puede lograr en el grado que ha escogido: ADE Bilingüe con Emprendimiento e Innovación. Matthias es el menor de cuatro hermanos panameños (de la ciudad, provincia y país que llevan el mismo nombre: Panamá), pero muy internacionales. El primero de ellos estudió en Philadelphia, la segunda, Periodismo en la Universidad de Navarra y la tercera, Moda en Milán. Su madre estudió un máster en Navarra y guarda muy buen recuerdo de esta tierra; tanto, que le habría encantado poder acompañar a su hijo en la llegada a Pamplona, si no fuera por la situación sanitaria que reclama prudencia a la hora de viajar.

En su largo camino hasta aquí han sucedido muchas anécdotas, “¡Casi no vengo!”, comenta. Cuando ya estaba haciendo el checking online se dio cuenta de que no aparecía su billete. Días atrás había solicitado un cambio de fecha para sus dos vuelos, Panamá-Madrid y Madrid-Pamplona, pero sólo se había hecho efectivo en el primero. “Tuve que esperar media hora, pero al fin me comunicaron que me hacían el cambio”.

Estos días se va a dedicar a deshacer la maleta, arreglar el cuarto, comprar las cosas que necesita, visitar Pamplona… Y también, hacer amigos. Encontró una cuenta en Instagram: @unavclass2024, en la que los estudiantes de primer grado están colgando fotos para darse a conocer. ¡Matthias no dudó en publicar su foto también!

 

Vocación de ayuda y compromiso

Estudiante internacional de Canadá

Quien también llega con muchas ganas de hacer amigos es el estudiante Alex Vacaroaia. Viene desde el otro lado del charco, de Mississauga, una ciudad cerca de Toronto, Canadá. Ha venido a estudiar el grado de Medicina Internacional en la Universidad de Navarra y es la primera vez que viene a Pamplona.  Antes de llegar, se unió a un grupo de Facebook que pone en contacto a estudiantes internacionales de la Universidad. Como vio que no era la plataforma más adecuada para conversar (el grupo cuenta con medio millar de miembros), decidió crear su propio grupo en WhatsApp para empezar a conocer a otros alumnos de primer año, sean de la facultad que sean.

Sobre su vocación de médico, afirma: “Quiero ayudar a la gente”. Fruto de algunas experiencias en el sistema sanitario de Canadá, descubrió que “muchos doctores se olvidan de que los pacientes son personas, los ven sólo por su enfermedad”. De momento no sabe si se quedará en España cuando termine sus estudios, pero tiene claro que los aprovechará al máximo, también para perfeccionar el idioma.

Cuando tenía diez años estuvo viviendo en Costa Rica durante un año entero. Ahí aprendió español, y ahora, con la ayuda de algunas clases y a través de música y películas, está mejorando. Aunque con acento, habla perfectamente y sabe que conversando con más personas avanzará rápido, sobre todo viviendo en un Colegio Mayor. Tiene menos experiencia en la parte académica de nuestro idioma, pero de momento no tiene por qué preocuparse, ya que sus clases serán en inglés. ¿Sus planes para estos días? Conocer la ciudad, comprar lo que necesita…

 

A la aventura

Estudiante internacional de Costa Rica

El estudiante Sebastián Wallace es más de dejarse llevar, aún no tiene ningún plan organizado para estos días. Tiene en común con Alex que él también ha vivido y es de Costa Rica; de Tamarindo, concretamente. Está encantado con el frío con que Pamplona los ha recibido: “Me gusta porque allá estamos acostumbrados al calor”.

Sebastián ha venido sin conocer a nadie de su carrera o de su país, aunque sabe que pronto hará muchas amistades. Como muchos de los colegiales primerizos, siente una mezcla de nervios y ganas ante el nuevo curso que empieza. En su caso, a tan solo unos pasos del Colegio Mayor, en la Facultad de Ciencias, estudiará el grado de Bioquímica.

 

Preparado para vivir la experiencia

Estudiante internacional de Ecuador

Tomas Muñoz es también un futuro bioquímico. De Guayaquil, Ecuador, fue el primero en deshacer las maletas y bajar al hall de entrada. ¡Está entusiasmado con el comienzo de curso! Esta primera semana tiene pensado hacer algún recado, como empadronarse en la ciudad. Tiene ya tres amigos ecuatorianos que estudian los grados de Arquitectura y Diseño, pero ninguno en su facultad. Está emocionado por conocer a más personas y “vivir la experiencia de ser universitario”.

Es consciente de que este año será diferente por la situación sanitaria provocada por el coronavirus, pero tratará de aprovechar al máximo cada momento y cada oportunidad. Tiene ganas de empezar sus estudios, ¡lleva de vacaciones desde febrero! Han sido unos meses que se le han hecho largos por el confinamiento. En el mes de febrero pudo ir a la playa, pero en marzo, como en España, comenzó la cuarentena. Ahora se trata de ser prudente y cumplir con las normas. Como el resto de sus compañeros, lleva mascarilla, pero sonríe con la mirada.