fachada del colegio mayor larraona en pamplona

Un buen curso: testimonios de primer año de vivencia colegial

El curso académico llega a su fin y en el Colegio Mayor Larraona se nota. Las temperaturas suben, los pasillos se vacían poco a poco y los colegiales y colegialas regresan a casa. Ha sido un año intenso, cargado de actividades: senderismo, catas, voluntariados, charlas, celebraciones, concursos, deportes, música… y, sobre todo, de momentos compartidos con otras personas. 

Tres estudiantes de primer año echan la vista atrás para recordar algunos momentos memorables durante su primer año en la Universidad de Navarra y en el Colegio Mayor Larraona. Son Raquel Fuente (1º de Medicina), Pedro Sanz (1º de Medicina) y Manuela Maldonado (1º de ADE con diploma en Innovación y Emprendimiento).

 

dos estudiantes de Medicina

 

Raquel: “Ha pasado todo muy rápido”

Raquel Fuente es de Zaragoza y hace poco más de un año vino con su familia a visitar el Colegio Mayor y la Facultad de Medicina: “En ese momento lo veía todo tan lejano: salir de casa, empezar la universidad, vivir en un Colegio Mayor… Pero ahora ha pasado un año volando, y ha sido un gran año”.  De todo lo vivido, Raquel recuerda especialmente la Fiesta de Bienvenida y la Fiesta de Primavera: “La Fiesta de Bienvenida fue muy divertida, pero la de Primavera superó mis expectativas, ya conocíamos a todos y había más confianza”. 

Como para todas las personas jóvenes, empezar la universidad es un cambio de etapa vital que requiere un proceso de adaptación. Cambio de ciudad, de centro de estudio, nuevas amistades y nuevo lugar donde vivir. Raquel cuenta cómo ha vivido personalmente esa adaptación: “La gente es muy maja, los veteranos y el equipo directivo siempre estaban ahí para ayudarnos. Ahora que ya estoy adaptada al ritmo del Colegio Mayor, la universidad, los exámenes y los planes, quiero participar en más actividades del Colegio Mayor”.

 

un estudiante toca la guitarra en el colegio mayor

 

Pedro: “Ha sido un gran cambio” 

Por otro lado, Pedro Sanz, compañero de la carrera de Raquel y nacido en Puertollano, Ciudad Real, comparte también su proceso de adaptación a la universidad y al Colegio Mayor: “Al final, pasas de  estar en tu instituto con tus amigos de siempre y en tu casa con tu familia a un mundo completamente nuevo. El primer año siempre es más duro, y bueno, la carrera de Medicina es intensa en cuanto a estudio, por lo que este año ha sido de adaptación un poco a todo: al ritmo de estudio, al Colegio Mayor y a la vida en Pamplona”.  Pedro, a parte de médico en potencia, también es músico. Toca la guitarra y el piano y pertenece a las bandas de música del Colegio Mayor. El día que más disfrutó fue también la Fiesta de Primavera: “En la Fiesta de Primavera organizamos los conciertos y estuvimos horas tocando, disfruté mucho, la verdad”. 

 

una estudiante universitaria juega a fútbol

 

Manuela: “Ha sido todo un reto, pero ahora disfruto mucho”

Manuela Maldonado, de Ecuador y estudiante de 1º de Administración de Empresas, cuenta que al principio le se le hizo difícil el curso, ya que le costó adaptarse al nivel que exigían las asignaturas: “Las clases eran complicadas y yo iba más retrasada que mis compañeros, pero me puse a avanzar por mi cuenta y conseguí igualar el nivel estudiando mucho. Eso ha sido lo más duro, ahora ya le he cogido el ritmo y la carrera me encanta, estoy muy contenta”. Manuela es también fanática del fútbol y juega con el equipo de la Universidad: “Yo en Ecuador jugaba bastante y cuando llegué aquí no quería dejarlo. Organizamos con unas amigas del Colegio Mayor ir al poli todas las semanas a darle un poco al balón y nos metimos en algún torneo, ha estado muy guay”. 

Otras actividades que le han encantado y que disfrutó mucho fueron las de senderismo, el rafting a principio del curso y la Fiesta de Bienvenida: “Larraona me ha ayudado mucho a conocer la cultura española muy de cerca. Con todos los amigos que he hecho he aprendido a ver la belleza de las diferencias culturales”.   

 

un grupo de estudiantes universitarias de excursión en un bosque navarro

 

El valor de la experiencia colegial

Si hay algo en lo que los tres coinciden es en su visión de qué les ha aportado personalmente estar en el Colegio Mayor este año. Explican que les ha enseñado a convivir con otras personas, a tratarlas, a entenderlas y a quererlas. A quienes en unos meses comenzarán esta nueva etapa, los tres les dan el mismo consejo: no cerrarse a conocer gente, hablar con todo el mundo. “Aunque al principio dé vértigo, en Larraona te acogen muy bien y la experiencia merece la pena”, aconseja Manuela. Por otro lado, Raquel recomienda aprovechar las actividades que ofrece el Colegio Mayor: “En las actividades conoces a la gente y te juntas con todos. Sobre todo, animo a disfrutar de la etapa universitaria, que es la más divertida y enriquecedora de todas”. 

En septiembre, un nuevo grupo empezará con nervios e ilusión su primer año de universidad. Tendrán la suerte de vivirlo en compañía de estudiantes veteranos y veteranas, además de nuestro equipo directivo y de todo el personal del Colegio Mayor, cuya misión es acompañar a los universitarios y universitarias para aprovechar al máximo esta etapa. ¡Nos vemos en unos meses!

 

tablón con fotografías de colegiales y colegialas

  

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Helen Wilson: una experiencia intercultural

En septiembre, Helen Wilson, colegiala de Larraona, dejó atrás su ciudad natal, Johannesburgo (Sudáfrica) para venir a estudiar el Programa Internacional del Grado de Medicina en la Universidad de Navarra. La razón por la que decidió recorrer tantos kilómetros no fue solamente por el prestigio de la universidad, sino también porque tenía ganas de enfrentarse a la experiencia de vivir fuera de casa, en un país diferente, con un idioma y una cultura distinta. Meses después, con los exámenes terminados, Helen valora satisfecha la experiencia de este curso.

 

 

Nueva vida en Pamplona

Helen no lo duda: está muy contenta con la decisión que tomó. Adora la medicina, y aunque reconoce que su vocación aún está en desarrollo, hoy por hoy sueña con trabajar en Urgencias o en Cuidados paliativos. Le fascina el cuerpo humano, la química y la biología, tanto que se ha inscrito en un programa de Investigación Biomédica de la universidad este próximo junio.

Cuando llegó, sus conocimientos de español eran más bien limitados, sin embargo, con el tiempo ha ido aprendiendo y ahora conversa con soltura y entiende perfectamente.

En la Universidad de Navarra, dentro del Programa Internacional de Medicina, la estudiante ha encontrado justo lo que buscaba. Tiene amigos en clase, profesores que califica de «diez” y unas asignaturas que le apasionan. Se siente acompañada tanto en el ámbito académico como en el personal: «Los profesores siempre están ahí por si tienes dudas”, cuenta. Añade, con gratitud, que en el Colegio Mayor Larraona también ha encontrado una red de apoyo: «Si necesitas ayuda con algo te la van a dar. Están muy atentos para que estés a gusto”.

 

 

Cambio de país y de cultura

Aunque Helen había estado antes en España, ha sido la primera vez que ha venido para quedarse y no volver en un tiempo largo. Su primera visita a nuestro país fue con su familia a los 10 años, y la segunda a los 16, cuando se quedó varias semanas en Barcelona para aprender castellano. Ella misma lo expresa así: “Las anteriores veces que fui a España había ido en mood turista, y la vida del turista es muy diferente a la vida real. Esta vez me quedaba como una local”.

A pesar del contraste cultural entre España y Sudáfrica, encuentra muchas similitudes entre ambos países: “Aquí las personas son muy abiertas, como en mi país”. Sin embargo, hay otras costumbres que han hecho que la adaptación haya sido algo costosa.

Habituada a comer a las 12 de la mañana, aguantar hasta las 14h de la tarde le pareció todo un reto al principio. Con las cenas le ocurrió más de lo mismo. Ahí el día acaba definitivamente a las 20h de la tarde, cuando aquí las 21h es la hora a la que normalmente se empieza a cenar. El invierno en Pamplona también le costó asimilarlo: “En Pamplona hace mucho frío”, dice entre risas.

Sin embargo, aún con estas diferencias, nuestra ciudad le ha conquistado el corazón: “Me encantan las patatas bravas y los planes de caña y pintxo por el centro de Pamplona. También me encanta que todo esté cerca, que se pueda ir andando a todos lados cómodamente y tranquila”.

 

 

Cena temática: Boboties, chakalaka y mieliepap

Antes de las vacaciones de Semana Santa, Helen propuso al equipo directivo del Colegio Mayor organizar una cena temática dedicada a Sudáfrica, con platos típicos de su país, que tuvo lugar el pasado 15 de mayo. Pensó cuidadosamente qué recetas podrían preparar los cocineros de Larraona para que sus compañeros y compañeras pudieran captar la esencia de su cultura. Finalmente, se decidió por un menú sencillo pero muy representativo, compuesto por tres platos tradicionales: bobotie, chakalaka y mieliepap.

El bobotie es un pastel de carne especiado, muy característico de la cocina sudafricana. «Sudáfrica tiene una gran influencia de Malasia y la India, por eso usamos tantas especias en nuestros platos”, explica Helen. El menú se completó con chakalaka, un salteado de verduras con un toque picante, y el mieliepap, harina de maíz mezclada con agua y leche. Fue una cena tradicional sudafricana con la que Helen consiguió llevar un pedacito de su hogar hasta el comedor del Colegio Mayor.

 

Helen con su abuela haciendo koeksuster, un dulce típico de Sudáfrica.

 

Además de estas recetas, Helen destaca otros platos típicos de su país. Entre ellos está el bubble tea, una bebida que disfruta especialmente, y un postre tradicional llamado malva pudding. «Es parecido al sticky toffee pudding de Inglaterra, pero mejor”, comenta riendo. En invierno lo suelen tomar acompañado de natillas calientes, y en verano, con helado. «Es un postre delicioso que se puede disfrutar en cualquier momento del año”, añade. Otro dulce típico es el koeksuster.

 

El valor de la diversidad cultural

Helen resalta la importancia y el valor humano que tiene organizar actividades culturales en el Colegio Mayor, ya que enriquecen a quienes participan. «Yo puedo contar a mis amigos cómo es Sudáfrica y la gastronomía del país, pero para entenderlo de verdad hay que probarlo y vivirlo”, explica. Además, señala que en Larraona hay un gran grupo de estudiantes internacionales, y considera que este tipo de encuentros son una gran oportunidad para que todos conozcan distintas culturas a través de su gastronomía.

Para Helen, la diversidad cultural no es algo nuevo. «En mi país convivimos muchas culturas, muchos idiomas y formas distintas de pensar. Por eso a Sudáfrica se la conoce como The Rainbow Nation”, explica. En ese sentido, cree que cenas como estas ayudan a abrir la mente, conocer a más personas y enriquecernos más humanamente.

 

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Viernes de voluntariado en D-Espacio, una experiencia muy valiosa

Desde principio de curso, un grupo de colegiales y colegialas ha participado en un proyecto de voluntariado con D-Espacio, una asociación sin ánimo de lucro ubicada en el centro de Pamplona que ofrece distintas actividades para jóvenes con discapacidad intelectual y sus familias. El objetivo de esta asociación es fomentar la inclusión y el desarrollo personal de estas personas a través de actividades educativas, deportivas y culturales. En nuestro Colegio Mayor, este voluntariado se suma al del acompañamiento de mayores en la Casa de la Misericordia, que lleva funcionando con éxito desde el curso pasado. 

“Es muy distinto de los voluntariados que había hecho hasta ahora, pero con diferencia, es el que más me ha gustado”, afirma Raúl López Pascual, participante de esta actividad. El colegial,estudiante de 1º de Gestión Aplicada en la Universidad de Navarra, es un joven activo al que siempre le han motivado los retos, sobre todo, el de servir a los demás. Ha participado en distintos voluntariados, como en un comedor social o en residencias de personas mayores, pero reconoce que este curso ha vivido una experiencia diferente.

El proyecto se presentó en unas jornadas informativas que hubo en septiembre y a partir de entonces se puso en marcha. Raúl dudó en apuntarse y, aunque reconoce que al principio le imponía un poco, cuenta que pronto se convirtió en una de sus actividades favoritas de la semana.

Funcionamiento del voluntariado

El voluntariado ha tenido lugar los viernes de 18:30 a 20:30h durante el curso. Cada semana han ido unos cinco o seis estudiantes que se han coordinado con la asociación para acompañar al grupo de adolescentes (jóvenes entre 14 y 17 años) que estuviesen apuntados ese viernes al plan. El punto de encuentro habitual ha sido la Media Luna, allí se reunían con los chicos y chicas participantes y desde ese momento, la tarde tomaba el rumbo que el grupo marcaba: un paseo por el centro, juegos en el parque, chuches en la Plaza del Castillo… Incluso, un día, hicieron una sesión de karaoke en la Casa de la Juventud. Si el calendario coincidía y era el cumpleaños de alguien del grupo, la tarde se convertía en celebración. 

 

 

Raúl y Lucía: experiencia y aprendizajes

Raúl comparte uno de los momentos más memorables del voluntariado para él: “Fue el día que hicimos karaoke. Los chicos salieron completamente de su zona de confort y lo disfrutaron como nunca. Fue un viernes distinto, y se notó. Todos nos reímos muchísimo”, cuenta. Esa tarde es un ejemplo del buen ambiente que viven nuestros colegiales y colegialas cada viernes en D-Espacio.

“Pienso que deberíamos de vivir la vida como la viven ellos muchas veces”, reflexiona Raúl. “Hay mucha inocencia, dulzura, todo les sorprende, todo les hace gracia. Deberíamos parecernos un poco más y disfrutar como lo hacen ellos”. En un mundo marcado por un ritmo acelerado, cuenta que este voluntariado le ha enseñado a mirar la vida con otros ojos, a detenerse y a agradecer: “Este voluntariado me ha hecho ser más agradecido. Es muy gratificante, porque ha sido una de esas actividades que te apetece que llegue ya el día, y no solo por ayudar con los chicos, sino porque sabías que a ti también te ayudaba”, explica. Raúl no duda en afirmar que, si el próximo curso se da la ocasión de repetir el voluntariado, lo hará encantado.

 

Lucía Mayendía, otra colegiala que también ha sido voluntaria, destaca que se lleva “recuerdos increíbles” del plan de los viernes.

Cuenta que, entre las muchas lecciones que ha aprendido, la más importante ha sido entender que esta actividad de los viernes no solo consiste en cuidar o enseñar. “Al final y al cabo, ellos tienen casi mi misma edad”, comenta. Para esta estudiante de 1º de Psicología, lo esencial ha sido construir una relación de amistad que va más allá del voluntariado: “Eso creo que lo hemos conseguido”, afirma contenta. 

También comparte una anécdota que le marcó: “Cuando volvimos después de las vacaciones de Navidad y fuimos a verlos el viernes, nos recibieron con abrazos y gritos de alegría. Fue un momento muy especial. Me di cuenta de cuánto nos habían echado de menos”. Al igual que a Raúl, Lucía piensa que esta experiencia le ha marcado. Para ambos, el voluntariado extracurricular del Colegio Mayor ha sido una forma de crecer, aprendiendo a valorar más el tiempo compartido y a cultivar la amistad y la generosidad.  

 

 

Convivencia y valores colegiales

Raúl concluye su testimonio destacando el impacto de la actividad en los colegiales y colegialas que asistían cada viernes: “Nos obligaba a salir de nuestra zona de confort para darnos a los demás”, afirma. Destaca que el proyecto, aparte de haberles permitido acompañar y conocer a estas personas, les ha hecho profundizar en la relación entre los colegiales y colegialas que han participado: “Hemos hecho mucha piña y nos hemos unido mucho”, asegura.

Desde el Colegio Mayor Larraona siempre hemos tratado de impulsar diferentes iniciativas de cooperación y voluntariado, conscientes del inmensa inmensa riqueza que generan, no solo para las personas con las que se trabaja, sino para todo aquel que participa. Son los valores de Jesucristo y de San Antonio María Claret, que nos impulsan a abrirnos y servir a los demás.

Como expresa Raúl: “Es una experiencia enriquecedora que te enseña a ver la vida desde otra perspectiva, desde sus ojos. Y eso, aunque muchas veces no lo parezca, es todo un privilegio que no todo el mundo tiene”. 

Raúl lo resume con una frase que lo dice todo: “un reto divertido que te agranda el corazón”.

 

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Una lección magistral sobre el valor de una buena nutrición

El pasado 5 de abril tuvimos el placer de celebrar el Acto de Imposición de Becas de los colegiales que llevan tres años viviendo en el Colegio Mayor Larraona y la entrega de Placas de Fin de Grado a aquellos que finalizan sus estudios. El Acto estuvo repleto de momentos conmemorables, y uno de ellos fue la lección magistral que impartió Don Pedro González Muniesa, licenciado en Farmacia y doctor en Fisiología y Nutrición por la Universidad de Navarra, y antiguo colegial que, un día como estos hace varios años, recibió su Beca del Colegio Mayor. Además, en esta ocasión fue becado de nuevo, con una Beca de Honor por su brillante trayectoria, su habitual colaboración y su sentido de pertenencia a Larraona.

 

  

El valor de la comida saludable 

La charla giró en torno a la importancia de una buena alimentación y nutrición en favor de nuestra salud física y emocional. Nuestro invitado de honor recordó que una alimentación saludable es fundamental para prevenir enfermedades y garantizar el desarrollo adecuado de cada etapa vital. También las personas jóvenes han de cuidar lo que comen, por eso nuestros menús están diseñados por una nutricionista-dietista y son preparados al momento por nuestro personal de cocina. Los recuerdos de la etapa colegial incluyen inevitablemente los momentos en el comedor, a los que Muniesa hizo referencia, compartiendo algunas anécdotas con el tono formal, pero a la vez cálido y cercano que lo caracteriza.

El profesor empezó su intervención lanzando una pregunta que parecía obvia: “¿Qué es lo que hacen todas las personas del mundo?” Por supuesto, comer. A partir de ahí, compartió algunas claves que hicieron que todos tomásemos conciencia sobre el valor de una buena alimentación.

 

 

Alimentación plant-based, impresión en 3D… nuevos retos y soluciones  

En primer lugar, habló de que para 2050 la población mundial iba a alcanzar los 9 billones de personas, lo que exige cambios urgentes en nuestros hábitos alimenticios para que las fuentes de alimentación den abasto.

Recomendó reducir el consumo de proteína animal y optar más por productos locales ya que ayudan a reducir el uso de combustibles fósiles. También habló de la alimentación plant-based, una dieta que se basa principalmente en alimentos de origen vegetal. Alegó que “ayudaría a cuidar el planeta y a nosotros mismos” ya que priorizar la proteína vegetal frente a la animal podría ayudar a reducir los gases de efecto invernadero y enfermedades relacionadas con la nutrición.

Mencionó una nueva realidad cada vez más cercana: el cultivo de hongos y carne en un laboratorio. Nos habló de una empresa de Pamplona llamada Cocuus capaz de producir diferentes alimentos en 3D, con tinta de proteínas vegetales, con mismo color, forma e incluso sabor similar al alimento original.

En segundo lugar, Muniesa ilustró de nuevo cómo la tecnología —concretamente la impresión 3D— puede mejorar la vida de las personas mayores, sobre todo las de aquellas que tienen problemas para tragar, que son cada vez más. Para 2050, habrá más de 1.600 millones de personas de más de 65 años. Ante esto, se está utilizando la impresión 3D para mejorar la alimentación. Ya hay técnicas que imprimir en 3D un mismo puré que iba a comer una persona enferma, dándole forma y textura de, por ejemplo, unos muslos de pollo.

 

 

Lo último en investigación: oxígeno, cronobiología y medicina personalizada

No solo importa qué comemos, sino cuándo, cuánto y cómo lo hacemos. En ese sentido, Muniesa dio un dato alarmante: “Más del 75% de las muertes o enfermedades en algunos países desarrollados están relacionadas con la nutrición”. Ante este problema, hay mucha investigación realizada y por hacer. El profesor compartió con nosotros tres ejemplos de proyectos en los que está trabajando junto con otros científicos.

El primero se basa en la importancia del oxígeno en nuestro metabolismo. Lanzó al aire una pregunta que dejó a todos los presentes perplejos: “¿Sabéis que la comida y bebida que injerís solo representa el 0,8% de volumen que entra en vuestro cuerpo?”. Respondió que el 99,2% restante es oxígeno. Contó que, por ejemplo, las personas que viven a tres mil metros sobre el nivel del mar y que les cuesta más conseguir ese oxígeno, tienen menos posibilidades de tener diabetes tipo 2, obesidad u otras enfermedades.

El otro proyecto tiene que ver con la cronobiología, la ciencia que se dedica al estudio de los ritmos biológicos. Para ello hicieron un experimento muy interesante en el que varios voluntarios llevaron durante 14 días un sensor que les media la glucosa cada quince minutos y un reloj que registraba sus movimientos, su temperatura corporal, la exposición a la luz, el sueño y otros factores. Y gracias a todos los datos que les llegaban, pudieron decirles a los voluntarios qué nutrientes son más saludables para ellos y a qué horas deben tomarlos.

Muniesa también habló de un tercer proyecto sobre medicina personalizada para pacientes con diabetes tipo II, pero no pudo extenderse mucho más e invitó a que las personas interesadas en el tema le contactasen. Por último, explicó los problemas principales de la sociedad actual en la nutrición y aportó posibles soluciones. Habló del peligro de los ultras procesados y que “un consumo elevado de ellos puede conducir a enfermedades cardiovasculares, cáncer e incluso problemas de depresión” alegó. Criticó también el consumo excesivo de proteína y el consumo excesivamente bajo de calorías para aquellas personas que quieren verse muy delgadas.

Con todo ello, terminó la lección magistral citando a dos grandes filósofos griegos, Hipócrates: “Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”. Y Aristóteles: “La virtud se encuentra en el término medio”.

 

Más allá de la nutrición

Muniesa abordó la nutrición desde una perspectiva integral, recordando que alimentarse no es solo una cuestión de ingerir alimentos. Según explicó el excolegial, cada vez que comemos entran en juego las tres funciones de la nutrición: la metabólica, que permite al cuerpo obtener energías y nutrientes; la sensorial, que se activa con el sabor, los olores y el placer que sentimos al comer algo rico; y social, que cobra vida al compartir la mesa con otras personas. ¡La comida une a las personas! Por eso la mejor manera de terminar el día de Becas fue con un rico aperitivo en nuestro comedor.

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Becas: el acto más esperado del año

El 5 de abril tuvimos el acto más esperado del año: la Imposición de Becas y la Entrega de Placas de Fin de Grado. El evento, que comenzó a las 19:00h en el salón de actos del Colegio Mayor, fue una ocasión especial para reconocer a los quince colegiales que llevan tres años en el Colegio Mayor, así como a los dos que finalizan sus estudios siendo colegiales. Además, se entregaron Becas de Honor a personas e instituciones que colaboran estrechamente con el Colegio Mayor y que, con su apoyo, contribuyen a que Larraona siga siendo un lugar de desarrollo académico, crecimiento personal y convivencia. Como novedad, este año retransmitimos el acto en directo a través de YouTube, para que los familiares que no pudieron asistir pudieran seguir la celebración desde sus casas.

 

 

Repaso del año académico

Los colegiales Mariano Plano Blanco y Leyre Belda Monreal presentaron el acto. La apertura estuvo a cargo de Doña Julia Pavón, Decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAV y Catedrática en Historia Medieval, que más tarde recibió una de las Becas de Honor. Seguidamente, los colegiales decanos Eneko de Diego López de Araya y Alberto Solano Altamirano leyeron la memoria del Colegio Mayor y repasaron todas las actividades organizadas a lo largo del curso académico. Alberto comenzó su apasionado discurso con las palabras: “No he nacido para estar quieto”, aludiendo a la figura de San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros Claretianos. Animó a todos los presentes a que “si las cosas se hacen con amor, con entrega y con visión de comunidad, no hay obstáculos que nos detengan”. Él y Eneko invitaron a todos sus compañeros y compañeras a aprovechar la estancia en el Colegio Mayor para “transformar, construir y dejar huella”.

 

 

“El futuro de la nutrición”

Acto seguido, Don Pedro González Muniesa, antiguo colegial de Larraona y Vicedecano de Estudiantes de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la Universidad de Navarra, dio la lección magistral sobre “El futuro de la nutrición”. Destacó lo importante que es una buena alimentación y nutrición para la salud física y emocional, tal y como valoramos en el Colegio Mayor. También mencionó las tres funciones principales de la nutrición: metabólica, sensorial o de placer y social. Finalmente, compartió algunos de los proyectos que está desarrollando actualmente junto con otros científicos, entre ellos un estudio sobre el papel del oxígeno en el metabolismo y otro sobre cómo influye la alimentación al bienestar personal según el momento del día en que se coma —un campo conocido como cronobiología.

 

 

Entrega de las becas y las Placas de Honor

Tras el discurso del antiguo colegial, los becarios recibieron su beca de Larraona que les fue entregada por Juan Gallego García, director del Colegio Mayor, Julia Pavón, presidenta del acto en representación de la Universidad de Navarra, y el Padre Aitor Kamiruaga Mieza c.m.f., capellán de Larraona. Subieron al estrado los colegiales: Agustín Borges Padrón, Javier Brizuela Marcos, Eneko de Diego López Araya, Eneko Ezponda Portu, Iñigo Frías García, Alberto Solano Altamirano, Miguel Garrido Álvarez, Pol González Llanes, Alexandre Mena Andrés, Marti Viñolas Parcet, Santiago Novoa González, Pablo Gutiérrez Ubierna, Nicolás Montón Prades y Johannes Roberto de Jong Barbosa. El colegial Samuel Hitchings no pudo acudir por encontrarse de movilidad internacional.

 

A continuación, Ignacio Díez Rodas y Mario López Ruiz recibieron la Placa de Fin de Grado. Ignacio finaliza sus estudios de Biología en la Universidad de Navarra, mientras que Mario ha concluido el conservatorio en Navarra, especializándose en trompeta. Más adelante, ambos sorprendieron al público con una emotiva interpretación del tema principal de Gladiator: Mario a la trompeta, Ignacio al teclado, y acompañados de Javier Albiac al violín.

 

 

Un apoyo incondicional a Larraona

Seguidamente, se entregaron las cuatro Becas de Honor de este curso. En primer lugar, a la presidenta del Acto Académico, Julia Pavón por su brillante trayectoria ligada a la Universidad de Navarra y su presencia este día.

 

En segundo lugar, se entregó una Beca a los Misioneros Claretianos de San Fermín de Aldapa, “por tantos años de dedicación a la evangelización, por mantener con esmero el culto a San Fermín, y por la entrega en la atención a los misioneros claretianos mayores y enfermos”. En representación de los Misioneros recibió la Beca el Padre Carlos Pagola Echauri c.m.f, que fue durante 17 años capellán de nuestro Colegio Mayor y durante 15 años superior de la Comunidad de San Fermín de Aldapa.

La tercera Beca de Honor fue para Katya Palafox Gómez, pedagoga y educadora familiar. Fue directora del Colegio Internacional Juan Pablo II, licenciada en Ciencias Religiosas y Pedagogía de la Religión y es doctora en Educación por la Universidad de Navarra. Además de sus muchas ocupaciones profesionales, saca tiempo para organizar voluntariados con desfavorecidos y catequesis. Desde hace tres años, contribuye en uno de los pilares fundamentales de nuestro proyecto académico: el apoyo en el estudio con el curso “Aprender a estudiar en la Universidad”, una herramienta fundamental de orientación académica de Larraona.

Por último, fue un honor conceder la cuarta Beca a Pedro González Muniesa. Se le hizo entrega del galardón “agradecidos por su lección magistral, por su brillante trayectoria profesional, y por su habitual colaboración y sentido de pertenencia para con este colegio Mayor”.

 

Juan Gallego, el director del Colegio Mayor, dedicó unas palabras de agradecimiento a todos los presentes y a Dios, apuntando hacia la esperanza, y la esperanza cristiana, como fuente de luz y alegría para afrontar los retos de la actualidad.

Para concluir, Julia Pavón clausuró el Acto animando a los presentes a no desaprovechar la vida universitaria y de colegial: “No olvidéis nunca, por favor, que el amor a la verdad, a la humildad y a la apertura de mente, bajo la inspiración cristiana de esta Universidad que San Josemaría Escrivá de Balaguer quiso imprimir en todos nosotros, deben estar en la base de nuestro conocimiento”. Cerramos el acto entonando el Gaudeamus Igitur.

Para terminar el día por todo lo alto, tuvimos en la cafetería del Colegio Mayor un aperitivo. Como dijo Muniesa en la lección magistral: “la comida es un elemento indispensable en nuestra socialización”. Cenar juntos y juntas en la cafetería confirmó las palabras del antiguo colegial.

 

Gracias, una vez más, a quienes hicisteis posible este emotivo acto, un momento importante en nuestro año académico y en la vivencia colegial en Larraona.

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Caminando hacia Javier

El pasado 15 de marzo tuvo lugar la tradicional Javierada, la peregrinación anual al Castillo de Javier en honor a San Francisco Javier, patrono de Navarra. Desde el Colegio Mayor, un grupo de 35 colegiales y colegialas se unió a los más de 15.000 peregrinos que recorrieron el camino. Para la mayoría era su primera vez, convirtiéndose en una experiencia interesante y divertida. Como es costumbre, no faltó algún imprevisto que hizo de la caminata toda una aventura.

El autobús partió a las 10 de la mañana, dejando a nuestro grupo de estudiantes listo para recorrer los 23 kilómetros que los separaban del Castillo. Hablamos con Alejandro García González, vallisoletano estudiante de primero de Química en la Universidad de Navarra. Ha sido la primera vez que hace la Javierada, pero seguro que no la última. “La verdad es que no iba con ninguna expectativa, no sabía qué me iba a encontrar. Me apetecía el plan de hacer una peregrinación con mis amigos del colegio mayor”, cuenta.

 

Foto de un grupo de colegiales y colegialas durante la caminata.

 

Lo que Alejandro no se esperaba es que iba a caminar junto a 15 mil peregrinos que también iban rumbo a Javier: “Me sorprendió la cantidad de gente que la hace. En el camino nos encontramos a mucha gente, pero no me esperaba llegar a Javier y ver que casi no cabíamos, no imaginaba que tuviese tanta convocatoria”.

Para la vuelta cogieron el mismo bus que les había dejado a la ida y se volvieron al Colegio Mayor, a descansar y comentar con los demás el gran día que habían pasado. Le preguntamos a Alejandro si se vería capaz de hacer la Javierada entera, desde el Colegio Mayor (55km) y esto es lo que nos responde: “Por ahora la verdad es que no la haría entera, 23 kilómetros son más que suficientes, lo justo y necesario”. ¡Ya veremos el año que viene!

 

 

Una peregrinación con altibajos

Como hemos dicho, la caminata colegial tuvo sus momentos de bajón y sus momentos de euforia. Empezaron “cantando y con música, muy motivados, pero conforme avanzábamos, íbamos notando los kilómetros y el ambiente decaía”. Dos colegialas tuvieron que recurrir al coche escoba del colegio mayor, una debido a un percance en el pie y la otra, por un bajón de azúcar, sin embargo, pudieron llegar a Javier y esperar a sus compañeros allí, que llegaron al Castillo sobre las 15.30, lo que les dio un margen para descansar las piernas antes de la misa oficiada por el arzobispo de Pamplona, Mons. Florencio Roselló, que comenzaba a las 17.00 de la tarde.

Un plan para conectar

Además del reto físico, la Javierada resultó ser una experiencia de convivencia y crecimiento personal: “La verdad es que ha sido un plan que nos ha unido mucho a todos los que fuimos, al fin y al cabo, son horas y horas los mismos andando, así que te da para muchas conversaciones guays. También pienso que ayuda a crecer espiritualmente, a estar más cerca de Jesús”, comparte Alejandro.

 

Torneo de debate de CCMM de Madrid.

Participamos en el Torneo de Debate de CCMM en Madrid

Los días 28 de febrero y 1 de marzo, un equipo de debatientes del Colegio Mayor Larraona participó en el Torneo de Debates de Colegios Mayores en Madrid, dejando una gran impresión con su desempeño. El equipo estuvo conformado por algunos miembros del club de debate: Marina Inojosa, Ager Uribe, Carla Fonten y Diego Amaro, bajo la dirección de su formador, el colegial Miguel Ruiz.

Colegial debatiendo en el Torneo de debate de CCMM de Madrid.

El tema sobre el que se debatió durante el torneo, era: ‘¿Ha sido negativo el impacto de los influencers en las experiencias sociales y personales de los jóvenes?’ Los participantes se debían preparar para poder defender ambas posturas, a favor o en contra, y tan solo minutos antes de que comience el debate se les decía que postura defendían. Alrededor del tema central se celebraron cinco debates, organizados en un sistema de brackets. Cada uno tuvo una duración aproximada de 20 minutos, seguidos de un espacio de retroalimentación para los participantes. En total, el evento contó con debates generales de 40 minutos.

Nuestro equipo logró ganar dos debates y empatar uno, y aunque no consiguieron clasificar a la siguiente fase, su desempeño fue sobresaliente y recibieron una mención especial por su participación. Miguel Ruiz expresó su gran orgullo por el trabajo realizado y el compromiso de sus debatientes.

Colegial debatiendo en el Torneo de debate de CCMM de Madrid.

 El reto de hablar en público frente a un jurado

Miguel Ruiz compartió su vivencia como formador del equipo, destacando que tuvo el privilegio de acompañar a los debatientes como un entrenador de fútbol que observa desde la línea de banda. “Ha sido un honor poder estar ahí con ellos, apoyándolos en cada momento”, comentó.

Para los integrantes del equipo, esta fue su primera experiencia hablando en público y enfrentándose a un jurado profesional. “Les encantó su primera experiencia, fue su primer contacto con la retórica en un entorno competitivo. Disfrutaron todo el proceso, desde ver las plantillas de corrección hasta recibir la retroalimentación del jurado y aprender de otros equipos”, explicó Ruiz.

Colegial debatiendo en el Torneo de debate de CCMM de Madrid.

 La importancia de la buena comunicación

Miguel Ruiz, colegial y formador del equipo de debate en el Colegio Mayor Larraona, se reúne con el club de debate una vez por semana, y subraya la importancia del debate y la retórica como herramientas fundamentales para la vida. “Es esencial aprender a hablar y comunicar de manera clara y eficaz. No se trata solo de un ejercicio intelectual o académico, sino de una habilidad indispensable en cualquier ámbito de la vida.” Durante los encuentros del club, se preparan y aprenden este arte de comunicar y hablar.

Colegial debatiendo en el Torneo de debate de CCMM de Madrid.

El equipo del Colegio Mayor Larraona ha demostrado que el esfuerzo y la pasión por la oratoria pueden abrir nuevas oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal.

Damos las gracias al Consejo de Colegios Mayores de Madrid, al ayuntamiento de Madrid y a la Universidad Complutense por organizar y facilitar este tipo de actividades formativas.

Foto grupal de los participantes.

Participamos en las Jornadas de Colegios Mayores 2025

“Si la universidad es el ámbito del pensamiento y de la educación, un Colegio Mayor es la universidad adensada”, así definía esta institución Federico Morán –catedrático de Bioquímica y Biología Molecular– en el arranque de su lección magistral en las XLVI Jornadas de Colegios Mayores Universitarias, celebradas en torno al lema: “Los Colegios Mayores como escuela de ciudadanía y participación.”

Jornadas de Colegios Mayores Universitarias

Un año más, el Colegio Mayor Larraona ha participado en estas jornadas, de la mano de Juan Gallego y Magaly Marrodán –en representación de nuestro equipo directivo– y de nuestros alumnos decanos Eneko de Diego y Alberto Alonso Solano. El evento, celebrado entre los días 13 y 15 de febrero, tuvo como sede el Paraninfo de la Universidad Complutense de Madrid. “Una de las riquezas de este encuentro es que vamos equipos directivos y colegiales, y trabajamos de igual a igual, lo que hace que en el congreso se produzca un diálogo y una combinación de visiones importante y enriquecedora”, afirma Juan Gallego, nuestro director. Y añade: “es una satisfacción ver a los colegiales participantes cómo se involucran y lo mucho que les motivan estas jornadas de convivencia. Enseguida están pensando en aplicar las cosas que han visto y escuchado”.

Equipo del colegio mayor Larraona que asistió a las Jornadas de Colegios Mayores Universitarias.

Tras la apertura, la tarde del jueves se llevó a cabo un taller para identificar barreras y resistencias a la participación en los colegios mayores universitarios. “Se hizo con una dinámica muy novedosa: cada grupo trabajábamos unos temas y teníamos que plasmarlo en un cortometraje de un minuto. Y a partir de ese resultado, al día siguiente se proyectaron las piezas de vídeo en una especie de gala de oscars”, relata Gallego. “Fue una fórmula muy efectiva para conseguir bajar la reflexión al terreno de juego y la experiencia práctica. Si algo me gusta de estos encuentros es que hablas con personas que viven las mismas circunstancias y retos, y nos podemos aportar muchas soluciones prácticas.”

Participante charlando durante el evento.

El viernes, después de la presentación de los vídeos y la entrega de premios, tuvo lugar una nueva dinámica de grupos, titulada “Círculos de palabra”, para crear un decálogo sobre ciudadanía activa y participación en los colegios mayores.

Participantes de la Jornadas de Colegios Mayores Universitarias

Sobre esta responsabilidad ciudadana y el desafío de los colegios mayores en el mundo cambiante en el que vivimos, Morán, en su discurso de apertura, ya había trazado unas líneas maestras que guiaron el debate: “Vivimos en una mutación tan espectacular que nos sentimos prehistóricos de una era nueva. Lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no acaba de morir. Son tiempos críticos. (…) Esta incertidumbre abre una brecha generacional (…) Formarse en la versatilidad es la condición necesaria, aunque no suficiente, para responder en tiempo real a los desafíos de un mundo tan plástico, tan cambiante, tan líquido. (…)  Los colegios mayores desempeñan un rol crucial en la formación de ciudadanos responsables y activos (…) en varias áreas: fomento del pensamiento crítico (…), desarrollo de valores democráticos (…), compromiso social y voluntariado (…) y formación en habilidades interpersonales. (…) No basta con esperar que los gobiernos del mundo lo arreglen todo. Algo tenemos que poner cada uno de nuestra parte y un Colegio Mayor es de los mejores sitios que conozco para comprometerse con los demás. Si no existiesen los Colegios Mayores, habría que inventarlos”.

Participantes durante la jornada.

El reto, a la vuelta de las jornadas, está en implementar estos aprendizajes en la vida cotidiana, en nuestro día a día. “Esta es la tarea que tenemos encomendada y en la que trabajamos habitualmente, aprovechando todo lo que aprendemos al hablar con otros directores de colegios mayores cada año. Para mí las Jornadas de Colegios Mayores se han convertido en una cita imprescindible”, concluye nuestro director.

Varios libros de Almas Entrelazadas sobre un piano

Presentación del libro “Almas entrelazadas” de Natalia Treviño

El pasado jueves 13 de febrero el Colegio Mayor Larraona tuvo el placer de acoger la presentación del libro de poesía “Almas Entrelazadas”, escrito por Natalia Treviño, colegiala de nuestra comunidad. Fue un evento muy especial donde aprendimos más sobre la autora y leímos fragmentos de su gran poesía.

Natalia Treviño junto a su libro

Comienzos literarios

Natalia, nos compartió cómo la poesía es, para ella, una herramienta que da belleza y significado a la vida. «La poesía transforma lo cotidiano, como la tristeza, en algo estéticamente profundo», comentó, enfatizando la importancia de decir las cosas de manera justa y hermosa, un concepto que definió como la esencia de su obra.

Desde los ocho años, Natalia comenzó a escribir, inspirada por su hermana y sus propias vivencias. Nacida en Monterrey, México, vivió varios años en Canadá, lo que la llevó a escribir inicialmente en inglés, debido a la educación que recibía en ese entonces. No obstante, fue durante su etapa de bachillerato cuando decidió retomar el español, su lengua materna, al considerarla rica y llena de significado.

Su poemario, “Almas Entrelazadas” nace como una respuesta a situaciones personales difíciles, un proceso de «deshabitar» mediante la escritura, lo que la ayudó a limpiar y comprender sus emociones.

Natalia Treviño presentando su libro

Proceso de Almas entrelazadas

Después de escribir varios borradores, se atrevió a enviar el trabajo a editoriales y se quedó con una, la editorial 42 líneas. A lo largo de este proceso, Natalia estuvo acompañada por profesionales en poesía, quienes la ayudaron a perfeccionar cada poema sin perder su esencia, lo que permitió que el libro tomara la forma que hoy conocemos.

El contenido de “Almas Entrelazadas” aborda temas profundos como el cuerpo y el alma, dos aspectos igualmente importantes que, según la autora, merecen ser cuidados. Durante la presentación, Natalia compartió con los presentes algunos de sus poemas favoritos, entre ellos «Descompuestos», que cierra la primera sección titulada “Flores y otras cosas”. En este poema, la autora pretende transmitir la fragilidad humana y la belleza que nace de los momentos de descomposición emocional.

Lectura de libro Almas Entrelazadas, de Natalia Treviño

Poemas favoritos dentro de Almas entrelazadas

Otros poemas destacados fueron «Onstra», que describe la amargura al dejar ir un amor, y «Rompecabezas», un juego de palabras que invita a reflexionar sobre los fragmentos de la vida que nos componen. También nos leyó «Brunch con amigas», una pieza que se caracteriza por su frescura y cercanía.

Publico compartiendo ideas en la presentación del libro de Natalia Treviñoa

Preguntas del público y cierre

El evento cerró con una ronda de preguntas, en la que Natalia habló sobre sus influencias literarias, mencionando el poemario “Para que las estrellas” de otra autora mexicana que le ha marcado profundamente. En cuanto al futuro, la poeta expresó su deseo de seguir escribiendo poesía, pero también de explorar otros géneros como la narrativa.

Sin duda, “Almas Entrelazadas” es solo el comienzo de una carrera literaria prometedora para Natalia Treviño, quien sigue demostrando que su alma también encuentra su camino en las .

A continuación, un fragmento de uno de los poemas titulado “Rompecabezas”:

Rompecabezas

 partí la historia en pedazos

porque nos amábamos

decidí volarnos la cabeza

las corté de formas

a que embonen

como debe de ser

 

te entretuve por días

y diste por hecho memoria

forzaste las piezas

a tu manera

y vaya

que nos volaste la cabeza

 

Puedes adquirir el libro por Amazon en este enlace: https://www.amazon.es/Almas-entrelazadas-Natalia-Trevi%C3%B1o-ebook/dp/B0DHT5FRXH

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Apreciar mediante todos los sentidos

 

Invitamos a nuestros colegiales y colegialas a conocer Navarra y otras regiones de España a través de todos sus sentidos, incluido el gusto. A lo largo de este curso, hemos organizado distintas catas de comida típica de nuestra gastronomía y, ¡han sido todo un éxito! El programa se extiende a lo largo del curso, siendo una forma novedosa de aprender un poco más sobre dónde vivimos.

 

Cata de vino

El semestre pasado, dimos inicio a este programa de “Catas” con una de las bebidas de mayor consumo y tradición en España: el vino. En esta primera degustación, nos visitó Migueltxo Goñi, quien, tras una explicación a fondo sobre su producción e introducción a la elaboración de cada vino, guió a nuestros colegiales y colegialas a probar cuatro vinos D.O Navarra.

 

 

Cata de jamón ibérico y manzanilla

Para seguir esta experiencia, el primer domingo de diciembre tuvimos una deliciosa cata de jamón ibérico y manzanilla. Nos reunimos en el comedor para recibir al cortador de jamón, Eduardo de Prados, que nos visitó desde el restaurante “La Olla”. Pudimos degustar el jamón serrano de La Rioja, el jamón de Teruel, el jamón 50% ibérico y el jamón 100% ibérico de pata negra.

 

 

El jamón ibérico de bellota tiene un sabor muy característico debido a varios factores, entre ellos, el clima y la geografía de la región y un laborioso proceso artesanal. Todo ello contribuye a conseguir ese sabor intenso y delicado, de suave textura que hacen de este jamón uno de los más valorados a nivel internacional. Este último producto llegó al Colegio Mayor Larraona desde Huelva. Estos cerdos viven en libertad en las dehesas del Parque Natural de la Sierra de Aracena y los Picos de Aroche.

Para acompañar esta experiencia, disfrutamos de una manzanilla de Soler Barbadillo, el único vino español dentro de los cien mejores del mundo según la prestigiosa revista The Wine Selector. Es seco al paladar, pero suave, armonioso, sutil, salino y con un sabor muy persistente.

 

Cata de sobaos

Al regresar de vacaciones, arrancamos enero con una cata de sobaos pasiegos en la tarde del sábado 18. El sobao pasiego es un producto típico de la repostería de la comarca de los Valles Pasiegos. Este producto, proveniente de Cantabria, es un dulce muy reconocido en Navarra. Los disfrutamos en una merienda acompañada de café con leche y chocolate.

 

 

Cata de aceites

El jueves 23 de enero a las 19:30, tuvimos la cata de aceite en el comedor. Ana Irurita, experta de D.O Navarra, fue la ponente que nos llevó a través de la degustación. Probamos distintos aceites por procedencia, es especial, de Arróniz de Navarra y Arbequina. La cata fue hecha al modo tradicional: con recipientes azules, tapa y dando calor con las manos.

 

¡Esto no acaba aquí! A lo largo de lo que queda del curso, seguiremos con el programa. A través de la degustación, podemos aprender a apreciar correctamente los alimentos, su sabor y su aroma. Nuestros colegiales y colegialas se apuntan con emoción a este programa, ya que son ocasiones que nos permiten pasar un rato juntos, aprender e informarnos y sobre todo, ¡comer rico!