Comunicado Larraona

Comunicado oficial 10/11/2022

EL COLEGIO MAYOR LARRAONA PRESENTA SU NUEVO PROYECTO EDUCATIVO PARA EL CURSO 2023/2024

Después de una reflexión estratégica de los Misioneros Claretianos, titulares del Colegio Mayor Larraona, y del Equipo de Dirección, hemos completado el proceso de integración de la misión claretiana en el Proyecto Educativo de nuestro centro.

Esta misión se concreta e integra en el Plan Estratégico del Colegio Mayor Larraona, a través de su primera línea: Identidad y estilo, en la cual proponemos como objetivo: “Ofrecer nuestra identidad cristiana y claretiana, concretando el Ideario y carisma claretiano en el Proyecto Educativo, con el acompañamiento y seguimiento como señas propias. Educamos fomentando la responsabilidad personal, social y medioambiental”.

Para cumplir este objetivo, nuestro proyecto debe estar de acuerdo con el carisma claretiano desplegado en el resto de sus plataformas y acciones evangelizadoras en la Provincia Sanctus Paulus. El Colegio Mayor Larraona cobra sentido, dentro de las opciones claretianas, tanto en cuanto es una plataforma de evangelización, y ésta debe ser una realidad educativa integradora, en un mundo real donde mujeres y hombres conforman, atendiendo a su diversidad, una única realidad en igualdad.

Por ello, completamos esta dimensión mixta en nuestro Proyecto Educativo, proponiendo un entorno donde las personas, hombres y mujeres, puedan ayudarse y crecer en sus tres dimensiones –individual, social y transcendente– de una forma integral e integradora.

Esta decisión de convertir en mixto el Proyecto Educativo del Colegio Mayor Larraona está profundamente meditada por el Gobierno Provincial de los Misioneros Claretianos. Después de varios años y diversas circunstancias como la pandemia y la reorganización de los equipos, se ha podido concretar la hoja de ruta para implementarla en el próximo curso 2023/2024.

La propuesta del Colegio Mayor Larraona es ofrecer un colegio mayor cristiano claretiano, adscrito a la Universidad de Navarra, donde el Proyecto Educativo es mixto, donde nuestros jóvenes universitarios, chicos y chicas, compartan las actividades y los espacios comunes, y sean atendidos en sus necesidades educativas y personales de manera individualizada. Las zonas de las habitaciones, dada la estructura del edificio, se dispondrán en dos alas diferenciadas y separadas, siendo zonas exclusivas: una de chicas y otra de chicos, no pudiendo entrar los chicos en la zona de habitaciones de chicas y viceversa.

Somos conscientes de los distintos estilos educativos que se ofrecen en nuestro entorno, y les proponemos el nuestro, convencidos de que esta actualización es la que nuestra misión, visión y valores nos demanda. El Equipo Directivo del Colegio Mayor Larraona, apoyado por la Comunidad Claretiana que reside en las mismas instalaciones, está preparado por su composición y formación para atender este cambio. Estamos seguros de que las personas que opten por la experiencia Claret Larraona podrán vivir una mejora en su crecimiento integral con este nuevo proyecto.

Pamplona, 10 de noviembre de 2022

colegiales de larraona

La experiencia compartida entre generaciones

La experiencia colegial de Larraona lleva más de cinco décadas perviviendo entre las generaciones de estudiantes a las que vamos acompañando. El 22 de octubre de 2022, en la celebración de nuestro cincuentenario, pudimos comprobarlo gracias a los testimonios que dieron cinco colegiales en la mesa redonda que organizamos. A pesar de las diferencias de edad, relatan vivencias que tienen en común nuestros valores y nuestra identidad.

 

cinco hombres de diferentes edades en una mesa redonda para dar su experiencia

 

“Disfrutábamos de un privilegio enorme”

La mesa redonda comenzó con el más veterano de los antiguos colegiales, “Nano”, el primer decano que tuvo Larraona. Fernando Martínez López estrenó el Colegio Mayor en su inauguración, ya que es uno de los estudiantes de la promoción de 1970. Jubilado, pero muy activo, es de Logroño y estudió Farmacia en la Universidad de Navarra. Además de experiencia en la vida, acumula toda una serie de recuerdos y vivencias del Colegio Mayor, incluso antes de que estuviera abierto:

“Vi la primera maqueta del edificio hacia el año 1966-67, antes de empezar la carrera, en la iglesia de San Fermín de Aldapa. La vi y pensé: ‘Algún día estudiaré ahí’. Ahora cuando he entrado por la puerta se han agolpado un montón de recuerdos de mi primer día”.

Fernando venía de hacer el servicio militar. Estudió 1º de carrera en Zaragoza y a partir del segundo año continuó en Pamplona. Recalca el enorme impacto que tuvo para estos alumnos entrar en el Colegio Mayor, entonces Residencia Universitaria Larraona.

 

hombre con un micrófono dando su experiencia

 

“Entre todos sabíamos que disfrutábamos de un privilegio enorme. En Larraona encontramos los medios con los que soñábamos para vivir nuestra vida. Fundamentalmente, compañeros y libertad, algo difícil en aquellos tiempos. Esa capacidad de autoorganización como no habíamos tenido nunca. Y recursos como la biblioteca que aquí encontré, yo nunca había tenido una”.

El veterano cuenta que fue una época difícil, en la que Franco vivía. Recuerda que en Carlos III los chicos caminaban por una acera y las chicas por otra. En esta etapa compleja y en sus años de juventud, señala que la labor del primer director, José Luis Ortiz de Guinea marcó a esta generación: “José Luis nos obligó a ser nosotros mismos”.

 

hombre señala una foto antigua en la que aparece

 

Así lo explica en un comentario que publicó en las redes sociales antes de la celebración del cincuentenario:

“Fuimos toda una generación que nos hicimos juntos (…) Descubrimos la necesidad de la libertad para vivir, y la responsabilidad para compartir la vida. Aprendimos de la experiencia ajena, y sobre todo de la propia, en forma de errores. Descubrimos y forzamos nuestra adaptabilidad a cualquier situación y circunstancia por distinta que fuese. Nos esforzamos en encontrar los problemas del entorno, a veces en sus más nimios detalles, y recorrimos el aprendizaje para resolverlos y desarrollar la capacidad para hacerlo. Empezamos por conocernos a nosotros mismos con honestidad y en profundidad y, entre todos, nos cambiamos lo suficiente para ser hombres sociales con una visión igualitaria proyectada de cada uno al compañero. Dimos los primeros pasos de lo que hoy se llama inteligencia emocional y empatía porque, de alguna forma, en contra de los autoritarismos que impregnaban el país, necesitábamos complicidad para vivir. (…) Al final, de aquel origen, creo que lo más inteligente que hicimos fue descubrir que no lo éramos más que el resto, y arrancar otra sociedad con la misma gente que en silencio esperaba, aquella generación que cambió el país cuando pudo hablar. La lealtad, la generosidad, la honestidad y la solidaridad nos nacieron de forma tan natural como asumimos la responsabilidad que la sociedad nos pidió.

Fue un lujo para toda la comunidad educativa el poder contar con testimonios como el suyo, y también para él, volver al sitio que supuso un antes y un después en el camino de su vida. “Tenía muchas ganas de volver. Es una enorme satisfacción”.

 

hombre dando su experiencia

 

“Aprender a convivir fue el germen de lo que luego llamamos democracia”

Fernando coincidió en el tiempo con el también logroñés Ignacio Granado Hijelmo, que entró un año más tarde que él, en 1971. Estudió y se doctoró en Derecho y Derecho Canónico y aunque está jubilado, también permanece muy activo. Ha ocupado distintos cargos jurídicos en su comunidad autónoma, entre ellos, presidente del Consejo Consultivo de la Rioja.

“Las experiencias son siempre personales”, empezó aclarando. “Yo entré en 1º y por aquel entonces estaba muy influido por el existencialismo, había sido el mayo francés y entre mis lecturas estaba Sartre y otros autores, era lo que se llevaba. Recuerdo que estaba problematizado mentalmente, haciéndome las preguntas de quién soy, de dónde vengo y a dónde voy. Entonces, cuando llegué aquí, José Luis me abrazó y me dio la bienvenida. Qué naturalidad, pensé. Aquí hay sencillez. Empezaron a desvanecerse esas cuestiones problemáticas con cosas tan naturales como el sentido de la amistad. Necesitaba paz interior y aquí la encontré, dentro del follón que había. Era un ambiente natural”, insiste.

 

director y estudiantes de las primeras promociones del colegio mayor

 

También comenta que empezó a acudir diariamente a la eucaristía: “José Luis no imponía nada, pero proponía, fundamental para el verdadero cristianismo. Iba casi todos los días porque no era obligatorio, era como muy natural”.

Recuerda un ciclo de teología que lo impresionó y, en general, la diversidad de puntos de vista. “Es apasionante ver que hay diferentes formas de ver el mismo fenómeno. Aprender a convivir fue el germen de lo que luego llamamos democracia. Es ese ambiente de libertad, lo de la responsabilidad era algo que solo decía José Luis”, comenta entre risas.

Ignacio era aplicado en los estudios, y se acuerda también de los ratos en la biblioteca, de cuando compartían apuntes y se ayudaban unos a otros. “La relación intergeneracional entre alumnos de distintos cursos era muy rica”. Estos lazos se formaban a través del encuentro informal, pero también en actividades organizadas.

El claretiano Oroz les mandó apuntarse a alguna iniciativa y él eligió el club de música. Descubrió grandes autores y discos que aún conservamos y que los chicos disfrutaban a todo volumen, ya que la sala está insonorizada. “El tocadiscos era magnífico”.

 

periodista sonriendo en el salón de actos del colegio mayor

 

“Voy con orgullo diciendo que pertenezco a Larraona”

Aunque el periodista aragonés Carlos Larroy era el encargado de moderar el debate, aprovechó para compartir brevemente su experiencia, por petición del público. Entró en 2009 y durante su estancia con nosotros, hasta 2012, se encargó de rescatar aquel magnífico tocadiscos del que hablaba Fernando.

“Hubo una época en la que los vinilos estaban desapareciendo. Ahora han vuelto por el rollo vintage, pero entonces esa sala de la mediateca estaba abandonada. Con mi grupo de amigos, nos encargamos de restaurarla”.

 

colegiales y dirección del colegio mayor larraona

 

Aparte de la música, Carlos no olvida la iniciación profesional que el Colegio Mayor supuso para él: “Montamos charlas con políticos. Han pasado diez años, pero ¡cómo pasa el tiempo! Entonces no existían Podemos, invitamos a Rosa Díez cuando estaba UPyD… Me acuerdo de estar en este mismo lugar con diecinueve años, muerto de miedo, con mi compañero Pablo Vega. Mismas luces, mismas cortinas, no han cambiado. Después de cada encuentro subía a mi habitación y escribía corriendo el artículo para mandarlo al día siguiente a Diario de Noticias. Esto era lo máximo”.

Sin duda, la experiencia colegial ha quedado grabada en él: “Aparecí aquí y mi vida cambió completamente. Me acuerdo entrar y decir: ‘¿Qué es esto? ¡Qué maravilla!’. Encontré una pluralidad y un compañerismo brutal. Voy con orgullo diciendo que pertenezco a Larraona.

 

hombre contento explicando su experiencia en el salón de actos del colegio mayor larraona

 

“Vine aquí y lo que vi fue libertad”

Al contrario que Carlos, Jorge García-Marina del Olmo, dice que no empezó con tan buen pie en nuestro Colegio Mayor. “Yo quería ser entrenador de baloncesto y cuando entré, en 1991, en mi primer encuentro con el director Patxi Muguerza me dijo claramente: ‘No, tú has venido aquí a estudiar’.

Se licenció en Ciencias de la Información y esto no le impidió disfrutar de la experiencia colegial. Tanto es así, que incluso revela que ahora cada cierto tiempo, su sueño recurrente es que vive aquí, en Larraona, con su mujer y sus hijos.

“He estado en muchas ciudades y países, pero los cinco años que permanecí aquí han marcado mi vida. Entonces yo no había salido de casa, y aquí conocí a una España diversa, plural.”

Natural de Valladolid, confiesa que su “gran descubrimiento” fueron los gallegos, “una gente extraordinaria”.

 

dos hombres se saludan alegres

 

Lo hemos pasado muy bien y hemos aprendido mucho. Recuerdo con mucho cariño a Javi, que nos enseñó muchísimo. Cuando volvíamos por la noche nos quedábamos hablando con él hasta las tantas. También me acuerdo de las charlas del Dr. Madoz, las pelis, los encuentros con políticos…”

Fueron muchas vivencias buenas, no exentas de momentos complicados. Mencionó que vivieron el secuestro del padre de un colegial. “Eran los años 90 y fueron convulsos en Pamplona”.

A modo de resumen, Jorge destaca la libertad que encontró y el aprendizaje que supuso para él:

“Me parece muy interesante el concepto de libertad. Vine aquí y lo que vi fue libertad. En cuanto a la responsabilidad, veía a los de 6º de Medicina y me parecían mis padres, unos señores responsables que estaban esperando en la puerta antes de que empezara el turno de la comida. Eso me impresionaba”

Maravillado” y “encantado”, por estar aquí, al final de su exposición le recuerdan que sí llegó a ser entrenador de baloncesto aquí, y que ganaron a los colegiales de Belagua en una final.

 

estudiante de medicina dando su experiencia

 

“Aprender de la gente nueva enriquece”

Javier Calvo Serrano es el actual decano de colegiales. Sevillano, estudia 6º de Medicina y lleva aquí desde 2017.

“Yo también cuando estaba en 4º curso había un grupo de colegiales de último año a los que llamábamos los padres de la Medicina. Espero que a quien me vea el día de hoy yo no le imponga tanto”, ríe.

Está agradecido por estos años, aunque reconoce que también se han vivido momentos complicados por la pandemia.

“Ha sido una época difícil. El Colegio Mayor es plural, y había quien quería salir de fiesta o estudiar y con las restricciones y el toque de queda estábamos más limitados. Ha tenido sus más y sus menos, pero al final nos hemos esforzado por mantener el espíritu de compañerismo y amistad, y hemos aprendido a no tirarnos los trastos a la cabeza”.

 

estudiante proclamando una lectura en la misa

 

De esta etapa, destaca todo lo que se lleva a nivel personal:

Enriquece tanto el hecho de estar con gente tan diferente… Te levantas por la mañana con otros doscientos chicos y puedes hablar con cualquiera. Mis padres habían estado en un colegio mayor y por eso yo vine lanzado. Siempre me habían dicho que esos años fueron los mejores de sus vidas y yo puedo decir lo mismo. Incluso los compañeros que se han ido ya, cuando voy a verles me dicen: ‘Qué tiempos en Larra’.”

 

público riéndose

dos hombres sonriendo

“Habéis creado una comunidad, unos lazos de por vida. Una amistad con mayúsculas”

El evento del cincuentenario fue todo un “tsunami de emociones”, un hito en nuestra historia que nos ha ayudado a reforzar los lazos de unión con nuestros antiguos colegiales y a continuar nuestra misión educativa impulsados por el espíritu claretiano fundacional. Por ello, creemos valioso compartir parte del discurso que nuestro director actual, Juan Gallego García, dedicó a todos los asistentes de la jornada.

 

director del colegio mayor dando un discurso en el salón de actos

 

El director comenzó comentando el vídeo del 50 aniversario que se había reproducido previamente, haciendo alusión a la “aventura” que empezó hace 52 años con nuestro primer director, José Luis Ortiz de Guinea, presente en este día. Recalcó el protagonismo que siempre han tenido los colegiales en nuestro proyecto educativo, que busca acompañar y favorecer el desarrollo integral de las personas. En esta misión, el papel de los antiguos colegiales es muy relevante, ya que han vivido este crecimiento personal.

Aquí, en esta vuestra casa, habéis pasado unos años maravillosos: los años en los que hemos pasado de niños a hombres, los años en los que nos hemos comido la vida a bocados. Aquí habéis disfrutado; aquí, en ‘Larra’, habéis estudiado; habéis pasado la noche en vela; habéis sufrido, llorado, reído, desafiado a la autoridad, a las normas…; habéis protestado; habéis pasado resacas o alguna enfermedad, incluso habéis rezado; habéis hablado de amores, de desamores, de proyectos, de ilusiones… y, sobre todo, os habéis ayudado. Os habéis protegido y animado creando una comunidad, unos lazos de por vida. Una amistad con mayúsculas

 

dos amigos abrándose

 

Como Juan remarcó, estos lazos son de por vida, y por eso animó a que los antiguos colegiales siguieran formando parte de este proyecto, “formando un grupo de personas excelentes, influyentes; que cada uno desde su posición actual, profesional, familiar, social, seáis testigos con vuestras vidas de los valores que compartimos”. Estos son: libertad, responsabilidad, confianza, compromiso, solidaridad, tolerancia, diálogo, esfuerzo, generosidad y afecto.

Valores que se reflejan en la definición de nuestra misión educativa: “Somos un colegio mayor cristiano claretiano. Ofrecemos un proyecto educativo basado en el humanismo cristiano y que complementa los estudios universitarios con acompañamiento personalizado para el desarrollo de los ámbitos trascendente, personal y social. Acompañamos a nuestros universitarios en su proceso de crecimiento personal para que puedan afrontar los retos del mundo actual, comprometidos con la creación de una sociedad más humana de acuerdo a los valores del Evangelio”.

Ante esto, el director invitó a la audiencia a pensar de qué manera se ha alcanzado esta misión en sus vidas, qué impronta les ha dejado el Colegio Mayor Larraona y cómo puede seguir llevando a cabo esta labor en la actualidad.

 

estudiantes escuchan el discurso del director del colegio mayor

 

“En mi día a día, en los momentos en los que me toca hacer más de policía que de educador, mantengo la intuición y la confianza de que estamos haciendo algo bueno; de que las enseñanzas que tratamos de transmitir, aunque son recogidas a veces con escepticismo o cierta incredulidad por los chavales, estas lecciones, que siempre tienen que ir acompañadas con el ejemplo, el afecto, la convivencia, la solidaridad; estas reflexiones dan fruto. Es un fruto que se ve y se recoge más tarde, que se hace tronco con el paso de los años. Es un fruto que nos ayuda a hacer mejores nuestras familias, nuestros trabajos; en definitiva, a hacer mejor la sociedad”.

Las personas que han pasado por el Colegio Mayor Larraona a lo largo de estas cinco décadas han ayudado a que crezca esta semilla, hasta convertirse en árbol frondoso, en las vidas de cada colegial.

 

director del colegio mayor hablando a los colegiales

 

“Hoy desde aquí, os hablo al igual que harían José Luis, Patxi, Mikel, José Mari, Félix, Santi, todos los directores que habéis tenido; todos los subdirectores, trabajadoras y trabajadores, como Filo, como Matilde, Angelita, José, Nacho, Charo, Carlos Galarraga, Carlos Pagola, Ortega, Manu y tantos otros; creo que todos os diríamos lo mismo, porque son personas de esta casa que os han cuidado, os han reñido y, en definitiva, os han querido.

El mensaje que os daríamos todos, y me pongo de portavoz, es que renovando los votos de Larraona en esta jornada salgáis ahí fuera a seguir siendo personas comprometidas, dialogantes, generosas, excelentes en vuestra profesión, libres y responsables. Personas de las que arañan la vida, que la agarran, que la quieren cambiar. No de esos que la vida pasa por ellos y se quedan mirando. Que propongáis nuestra misión a vuestra familia, en el trabajo, en la parroquia, en el club. Que transmitamos los valores a nuestro estilo, a corazón abierto”.

 

tunos de larraona escuchando las palabras del director

trabajadores y antiguos colegiales en las escaleras del colegio mayor larraona en pamplona

Un día histórico para nuestra comunidad educativa

El 22 de octubre de 2022, por fin, tras dos años de espera por la pandemia, pudimos festejar nuestros 50 años de historia. Casi un centenar de antiguos colegiales de todos los rincones de España nos acompañaron en esta jornada, en un día histórico para nuestra institución educativa.

 

antiguos estudiantes amigos en el colegio mayor

 

El ansiado reencuentro

Antes de las 11:00 de la mañana ya habían empezado a llegar nuestros invitados. Emocionados por cruzar una vez más nuestras puertas, iban entrando a la que fue y siempre será su casa en Pamplona. Dentro esperábamos trabajadores, dirección, misioneros claretianos y figuras tan destacadas como el claretiano José Luis Ortiz de Guinea, primer director de nuestro Colegio Mayor, Carlos Galarraga, antiguo administrador o Víctor Guerendiain, misionero claretiano y primer director del colegio de enseñanza Claret Larraona.

 

antiguos colegiales viendo fotos en el colegio mayor

 

Tras la recepción y el aperitivo de bienvenida –momentos en los que se dieron muchos reencuentros– los antiguos colegiales pudieron descubrir que habíamos transformado nuestras instalaciones en un museo vivo de nuestra historia, con fotografías y recuerdos de todas las décadas decorando las salas. Fue muy bonito observar cómo se iban encontrando en las imágenes y listados de estudiantes, y comprobar que cada uno de ellos había dejado una huella en su paso por nuestro Colegio Mayor.

 

tres misioneros claretianos en la capilla del colegio mayor
José Luis Ortiz de Guinea, primer director, junto al capellán Josu Jiménez Etxabe y al misionero claretiano Víctor Guerendiáin

 

Mucho por agradecer

A las 12:00 tuvo lugar una eucaristía en la capilla del Colegio Mayor, como celebración del día del padre Claret, el 24 de octubre, y como acción de gracias por nuestra historia. Presidió la misa nuestro capellán, Josu Jiménez, quien comenzó la celebración con estas palabras:

“Sed todos bienvenidos a nuestra celebración de la fiesta del padre Claret y del 50+2 aniversario de la fundación de nuestro colegio mayor. Esta quiere ser una celebración de familia, quiere ser también un tiempo de escucha de la palabra, de renovar nuestros lazos, todos aquellos que en distintas etapas hemos vivido y vivimos en el Colegio Mayor Larraona”

En la homilía, el claretiano habló sobre la vida y el legado de San Antonio María Claret, y recordó a todos aquellos que han seguido su misión evangelizadora y educativa en nuestro centro: “Decía: ‘El amor de Dios me urge, me empuja a evangelizar’. Recordamos agradecidos a todas las personas que han hecho posible y siguen haciendo realidad este deseo de acompañar personas, educando y evangelizando”.

 

público riéndose en el acto de celebración del aniversario

 

Compartiendo entre generaciones 

Después de la eucaristía, bajamos al Salón de Actos para visualizar el vídeo creado con motivo de nuestros 50 años. Nuestro actual director, Juan Gallego, dedicó unas palabras a toda la audiencia, agradeciendo su asistencia al evento y animando a todos a renovar sus votos en esta jornada, para que sigan siendo “personas comprometidas, dialogantes, generosas, excelentes en vuestra profesión, libres y responsables”.

Este espíritu y esta manera de ser es la que luego se reflejó en la mesa redonda que organizamos. Moderada por el periodista Carlos Larroy (entró en Larraona en 2009), reunió a antiguos colegiales de diferentes generaciones: Fernando Martínez López (1970), Ignacio Granado Hijelmo (1971), Jorge García-Marina del Olmo (1991) y Javier Calvo Serrano (2017). Compartieron su experiencia en Larraona y sus sensaciones en esta jornada, con la contribución de algunos otros antiguos estudiantes que se animaron a hablar. A pesar de la diferencia generacional, quedó patente que el espíritu colegial y el sentimiento de pertenencia a Larraona permanece.

 

integrantes de la tuna del colegio mayor larraona

 

Un son imperecedero

Antes de pasar a la comida, realizamos una foto grupal, para inmortalizar este día tan señalado para todos. En el comedor, toda la comunidad educativa, colegiales actuales incluidos, nos juntamos para disfrutar de una comida muy festiva. Estuvo animada por la alegría y las canciones de nuestros tunos, vestidos con sus tradicionales trajes desde la mañana. Muchos no pudieron evitar escaparse a la sala de la mediateca para volver a escuchar a sus vinilos preferidos y recordar grandes momentos de la juventud, gracias a un tocadiscos tan longevo como nuestra historia. Por la tarde, otros disfrutaron bailando con la música en la sesión que habíamos preparado con un DJ, o simplemente conversando mientras oían la melodía de fondo. Sobre todo, el son mejor y el más imperecedero fue el que se escuchó durante toda la jornada: el ruido de las risas y la charla animada de tantas personas a las que hemos acompañado.

 

dos colegiales y el subdirector del colegio mayor

 

A por otros 50 años

En la despedida, todos expresaron su satisfacción por la organización de este evento, y algunos lo han ido plasmando en sus redes sociales: “Qué gusto volver a juntarnos después de tantos años”, “Los amigos son la familia que uno elige, eso lo he podido comprobar este fin de semana único e irrepetible”, “Qué bien lo hemos pasado”, “Gran día. Batallitas, anécdotas, historias… Muchas risas y recuerdos”.

Desde el Colegio Mayor Larraona queremos agradecer a todos los antiguos colegiales que acudieron y a todas las personas que hicieron este encuentro posible. Nos marcamos como reto seguir estrechando la relación con todos los que fueron nuestros estudiantes, y animados por tantos testimonios de los frutos de nuestra acción educativa, continuamos nuestra misión con la esperanza de cumplir otros cincuenta años de historia.

 

director hablando en la comida con los estudiantes

colegiales en la entrada del colegio mayor larraona en pamplona

Acompañamiento, una de nuestras señas de identidad

Para el Colegio Mayor Larraona es fundamental estar con los colegiales, apoyarlos y acompañarlos durante la etapa de su vida en la que están en el Colegio. Es un objetivo de nuestro proyecto educativo y un componente fundamental de nuestra misión, que tiene reflejo en nuestro plan estratégico y en el plan de acciones con los colegiales.  Esta entrevista con el director, Juan Gallego García, nos ayuda a ilustrar este concepto.

 

director colegio mayor larraona

 

¿De qué trata el acompañamiento?

El acompañamiento surge de estar muy presentes. Eso da mucha tranquilidad a las familias. Siempre hay una persona del equipo directivo presente en el Colegio Mayor, de 09:00 de la mañana hasta las 12:00 de la noche; y el personal de recepción está las 24 horas del día durante los 7 días de la semana. Además, los Misioneros Claretianos residen en nuestras instalaciones.

 

Estar presentes permite conversar y saber más de los colegiales.

Muchas veces las charlas espontáneas son las más ricas. Procuramos generar ese clima de confianza para que surjan.

 

¿Y cómo se consigue la confianza?

Para empezar, teniendo las puertas abiertas; pueden entrar a nuestros despachos cuando quieran. También tenemos líneas de comunicación directamente con ellos, via WhatsApp, por ejemplo. Y lo segundo, estando. En las comidas nos acercamos a saludarles, les preguntamos qué tal… sin meternos en sus vidas, siempre siendo muy cordiales, pero sin marcar distancias. Sí que la línea de autoridad que garantiza una adecuada convivencia la marcamos claramente, sin complejos. Pero luego es un clima muy cercano, cálido, de confianza. Se nota que hay un afecto ahí. Estamos en diálogo permanente con ellos.

 

También estamos en contacto con los familiares de los colegiales.

Efectivamente, ese es un punto muy importante, mantenemos una comunicación fluida con las familias. Por supuesto, respetamos la confidencialidad de los colegiales, pero en un momento dado podemos pedirles que hablen sobre un tema con sus familiares.

 

Aparte de un acompañamiento más informal o continuado, existen varias acciones para realizar un acompañamiento pautado. Háblanos de ellas.

Desde septiembre Adriana Pajares Munárriz, la subdirectora, y yo, estamos citando a todos los colegiales de primero para tener un encuentro individual con ellos. Se trata de ver cómo están, si están socializando o no, si tienen alguna dificultad en la universidad… Tenemos un protocolo y estamos formados para escuchar, apoyar y acompañar en las necesidades que pueda tener cada uno. Además, Josu Jiménez Etxabe, el capellán, se ocupa de todo el tema de pastoral y acompañamiento espiritual. Manuel Sagües Lacasa, subdirector, se encarga de estar pendiente de las habitaciones, y junto al personal de limpieza, de revisar periódicamente cómo están los chicos.

 

 

amigos riéndose en un sofá en el colegio mayor larraona

 

Los colegiales también se acompañan entre ellos, sobre todo, los veteranos a los más nuevos.

El Consejo Colegial está integrado prácticamente por veteranos. Organizan distintas actividades y hacen de mentores. Les pedimos que sean generosos, abiertos. Van integrando a los más nuevos en las actividades y les pasan el testigo para que sean ellos quienes las preparen, cuando ya tienen un rodaje.

 

Para la celebración del 50 aniversario, se ha escogido el lema de “50 años acompañando personas”. ¿A qué se refiere?

El acompañamiento está en el ADN del colegio mayor; se cita en el proyecto educativo, en el plan estratégico… en todos los documentos. Acompañamos personas porque estamos con nuestros jóvenes universitarios y los apoyamos, e impulsamos su crecimiento personal para que puedan afrontar los retos del mundo actual, comprometiéndose con la creación de una sociedad más humana, de acuerdo a los valores del Evangelio.

 

director da la mano a un estudiante en el día de becas en el colegio mayor larraona

estudiantes en el colegio mayor larraona en 2002

Los recuerdos de Iñigo Jiménez, antiguo colegial y tuno del Colegio Mayor

Iñigo Jiménez Iribarren, de Zaragoza, entró en septiembre del año 1995 en nuestro colegio mayor. Estudió Farmacia en la Universidad de Navarra y permaneció con nosotros hasta el año 1997. En el 2000 se licenció y posteriormente realizó un MBA en el ICADE, dirigido al a industria. Después de trabajar en distribución, actualmente se ocupa de la parte comercial y de marketing en Castilla León de un producto oncológico de una multinacional farmacéutica. En su trabajo ha tenido la oportunidad de coincidir con muchos antiguos colegiales, y siempre que ha podido, ha venido a visitarnos a Pamplona. El día 22 de octubre nos veremos en la celebración de nuestro 50 aniversario, pero antes hemos querido hablar con él para compartir su testimonio con toda nuestra comunidad colegial. 

 

¿Qué recuerdas de tu época en el colegio mayor? 

 

Estar en el Colegio fue una experiencia maravillosa, tanto a nivel de residente como de las actividades, con la tropa que hacíamos entre los doscientos estudiantes. La recuerdo como una época muy divertida, de recuerdos muy gratos. Sobre todo, el ambiente era fantástico. A veces podía ser un poco jaula de grillos, todos yendo de habitación en habitación en la época de exámenes, para liberar los nervios y hacer quinielas. Estábamos a mil intentando repasar. Pero siempre, siempre, siempre, te podías apoyar en alguien, a nivel académico y personal. Todos hacíamos una pequeña gran familia.  

 

estudiantes amigos en habitación del colegio mayor larraona
Colegiales en Larraona, 1995

 

¿Qué relación sigues teniendo con esta ‘familia’ tan grande? 

 

Veintisiete años después, hasta el día de hoy, mantengo una relación estrechísima con los colegiales de esos años. ¡Y lo que nos queda! Sería muy difícil para mí dejar de lado esta parte de mi vida. Veraneo en el Mediterráneo y siempre quedo con varios compañeros del colegio mayor para vernos, ya con nuestras familias. Siempre hacemos por juntarnos. 

 

¿Cómo conseguiste trabar estas amistades? 

 

Mis amigos venían de tres sitios, siempre vinculados con el colegio mayor. En primer lugar, estaban mis compañeros de la Facultad de farmacia. En segundo lugar, el resto de los colegiales de aquellos años. Recuerdo que en la semana de entrada a los nuevos se nos abría el cielo. Llegábamos a una ciudad nueva, sin saber quién era nadie y automáticamente sentíamos que podíamos conocer a muchísimos colegiales. Y, por último, pertenecía a la tuna del colegio mayor. Ahí hice muchísimos amigos con los que aún mantengo la relación. Fue un instrumento para conocer antiguos colegiales, que ya habían dejado el colegio mayor pero que seguían manteniendo un vínculo muy estrecho con Larraona. 

 

integrantes de la tuna en la entrada del colegio mayor larraona en el año 1996
Tuna del Colegio Mayor Larraona, 1996

 

Cuéntanos más sobre la tuna.  

 

Con el Colegio Mayor Larraona como epicentro, todos los fines de semana íbamos por ahí a rondar a otros colegios mayores y a los pisos de las estudiantes. Por ejemplo, el día de san Valentín íbamos a cantar a Santa Clara y cenábamos ahí. Era una actividad muy intensa, que nos permitía conocer a muchísimos compañeros de la tuna de otros colegios mayores, de la universidad… Actuábamos en becas y en eventos de otros centros. Intentábamos dejar el pabellón de nuestro colegio mayor bien alto, y por lo que me consta, así era. Aparte de la tuna, que es una cuestión más ociosa, también recuerdo el trofeo rector, e incluso los pequeños grupos que se formaban jugando al ajedrez, que ayudaban a conocer gente. En la tuna, aparte de hacer el ganso, tocaba la guitarra y cantaba.  

  

Sabemos que en su día hubo una pequeña web sobre nuestra tuna, animada por todos vosotros. 

 

Esa web es un tesoro. Es una mini página que estaba en obras permanentemente. Cuando la hicimos, aún estaba empezando internet. Entonces teníamos un compañero, “Peru”, que trabajaba en el centro tecnológico de la Universidad, y para nosotros era algo así como Bill Gates. Tuvimos una vida muy activa durante esos años, que quedó reflejada ahí. Ganamos muchos premios en certámenes: en Granada, Madrid, Toledo… Algunos estuvieron incluso en Francia, en un festival de culturas del mundo. Esos trofeos andarán aún por el colegio mayor. 

 

estudiantes de la tuna con trofeos en el colegio mayor larraona
Tunos en la fiesta de bienvenida de 2022.

 

Nos quedamos con ganas de escuchar de nuevo a los tunos, ¿es posible un reencuentro el día de la celebración de nuestro cincuentenario? 

 

¡Por supuesto! El día 22 vamos a ir veintitantos con nuestros trajes y guitarras. En total somos muchos más de los que vamos a venir, pero no está mal como número, que ya muchos peinamos canas. ¡Alguno tendrá que mirar si le cabe el traje de antaño! 

 

¡Qué ganas de que veros a todos! 

 

Tenemos muchísimas ganas del aniversario. En concreto, tengo muchas ganas de ir a mi antigua habitación, abrir la puerta y verla. Sé que habrá cambiado, pero tengo ganas de revivir esa sensación. Recuerdo cuando me marché del colegio mayor, esa impresión de primera mudanza, de que me llevo las cosas físicas pero me dejo todos los buenos ratos que he pasado en la habitación, aunque también ha habido malos, como las noches de estudio previas a un examen. Quiero ver cómo está ahora, cómo han cambiado las personas en la recepción. Recuerdo con mucho cariño a Filo, Mª Ángeles, Tere, Javier, a José, el cocinero… Algunos se quejaban, pero yo creo que siempre hemos comido maravillosamente bien. Son sensaciones que tengo ganas de recuperar. Creo que nunca hemos dejado de formar parte del Colegio Mayor, siempre lo hemos llevado en el corazón. Y por supuesto, tengo ganas de coincidir en la celebración con muchos amigos y antiguos colegiales.  

 

tuna del colegio mayor larraona en el ayuntamiento de palma de mallorca
Tuna en el Ayto. de Palma de Mallorca, 1999.

 

Aparte de esos buenos recuerdos y sensaciones, y de las grandes amistades, ¿qué dirías que te ha aportado pasar por el colegio mayor? 

 

En primer lugar, me dio un sentimiento de pertenencia. A todos nos gusta tenerlo. Ser un colegial de Larraona era un símbolo, una consideración maravillosa. A veces nos llamaban chapones o empollones, pero no importaba. Había gente muy lista y muy buena en muchos sentidos, que luego han desarrollado unos carrerones profesionales. Yo estaba contento de poder compartir espacio y convivencia con gente brillante. De entre mis amigos de la tuna hay médicos que son eminencias… Y pensar que he tenido la oportunidad de jugar a la pocha o de tomar una cerveza con ellos. También hay abogados muy reputados o muy buenos empresarios. Por encima de todo, sabes que todos son magníficas personas, que en cualquier momento te puedes juntar a echarte un café como hace veinticinco años.  

 

Magníficas personas, y cada una diferente de la otra.  

 

Éramos muy distintos; doscientos en el colegio mayor, cada uno de su padre y de su madre. Eso nos enseñó a amoldarnos, a ser capaz de tratar y estar a gusto con todos, ya fueran de diferentes zonas geográficas, tendencias políticas o convicciones religiosas. El simple hecho de que a veces se llenara la mesa y nos tocara comer con gente distinta (con gente del pasillo, o con alguien de Humanidades, o de Medicina…) nos ayudaba a adaptarnos y relacionarnos con todos. Desde una base de valores sólida y común (de respeto y consideración hacia el otro), Larraona te aportaba esa diversidad que aprendías a interiorizar. Luego esa flexibilidad es muy útil, la vida te pone en muchos bretes.  

 

amigos de la tuna con guitarras y comida en un piso de pamplona
Reencuentro de tunos en Pamplona, 2018

 

En la celebración del aniversario, coincidiréis antiguos colegiales y colegiales actuales. ¿Qué les dirías a los estudiantes de hoy en día? 

 

La época universitaria es un tiempo fantástico. Les diría que lo aprovechen, que lo disfruten, que se esfuercen por pasar por el colegio mayor y aportar algo, que dejen parte de sí mismos ahí y se llevarán algo mucho más grande, que merece la pena. Es como dicen, pasa tú por la vida y no que la vida pase por ti. Que participen en las actividades y aprovechen para conocer a gente fantástica, para generar una pequeña familia. No van a ser conscientes de todo lo que se llevan, ¡que no dejen de disfrutar ni un minuto! 

 

Muchas gracias, Íñigo, por tu tiempo y tu cariño. ¡Nos vemos muy pronto! 

 

cd con canciones de la tuna del colegio mayor larraona 

libro con apuntes de joven universitario

Seguimiento académico: varias líneas de acción para ayudar a estudiar

En el Colegio Mayor Larraona vivimos comprometidos con el conjunto de la juventud que estudia en la universidad para ofrecerles una educación integral, ayudándoles en sus dimensiones transcendente, individual y social. Esto incluye educar potenciando sus habilidades y su rendimiento académico, para que puedan sacar el máximo partido a sus estudios universitarios. Por eso, desde nuestros inicios, apostamos por realizar un seguimiento académico y favorecer un clima de estudio que ayude a los colegiales de distintas maneras. En este curso académico 2022-2023, el plan de seguimiento se concreta de la siguiente manera. 

 

colegiales estudiando juntos en el colegio mayor

 

Curso “Aprender a estudiar en la Universidad” 

El año pasado, en colaboración con el departamento de Psicología y Educación de la Universidad de Navarra, pusimos en marcha una experiencia piloto del curso sobre técnicas de estudio, llamado “Magia para el estudio”. Estaba abierto a todos los colegiales que quisieran participar. Vista la utilidad para los estudiantes, este año se ha implantado oficialmente, siendo obligatorio (al menos las primeras sesiones) para todos los colegiales de primer año, aunque también hay alumnos de segundo curso que se han apuntado. Nuestro director, Juan Gallego García, explica el porqué.  

“El fundamento está en que el cambio a la universidad es un cambio muy brusco, por la tipología de estudios (son estudios superiores, más complejos) y porque el aprendizaje es cada vez más autónomo. Esto requiere que las personas se organicen”, refiere. “Una cosa es el papel y otra lo que están haciendo”, coincide Katya Palafox, profesora del departamento de pedagogía de la Universidad de Navarra y coordinadora de este taller.  

Aunque el cambio de ciudad y de vida lo abordamos con el acompañamiento que realizamos a los colegiales, es una circunstancia que puede tener consecuencias en el estudio, como indica Juan. “Si no acometen un cambio en la forma de estudiar y organizarse, los estudiantes se despistan, y eso les puede dejar fuera de juego ya desde el primer semestre”.  

Estas sesiones son complementarias con la labor realizada por los asesores de la universidad, aunque en este caso, están más enfocadas en cómo se debe estudiar. “Es un valor añadido de nuestro proyecto educativo. Queremos apoyar a los colegiales desde el principio, con pautas y herramientas que los ayuden a estudiar”, comenta el director. 

El programa incluye seis sesiones temáticas que versan sobre los fundamentos del estudio (diferencia entre estudio y aprendizaje, objetivos de aprendizaje, hábitos de estudio, motivación…) de tal manera que desde el primer semestre los estudiantes pueden tener unas nociones básicas sobre cómo estudiar. También están programados cuatro talleres grupales muy prácticos (plan personal de estudios y estilos de aprendizaje; gestión, organización del tiempo y recursos; memoria, esfuerzo y aprendizaje; y resolución de distintos tipos de exámenes).  

Desde el principio, en paralelo a estas sesiones, se organizan tutorías personales en las que los estudiantes pueden diseñar su plan de estudios personalizado. El número de tutorías recomendado es cuatro, pero pueden solicitarse a demanda, adaptándose a las necesidades que puedan tener.  

“Las tutorías permiten realizar un seguimiento personalizado a cada alumno”, explica Juan. “Incluso permiten detectar problemas del aprendizaje. La profesora Katya Palafox se ocupa de la parte pedagógica y la profesora Celeste Reyes puede abordar la parte más psicológica”. 

En el curso también interviene una estudiante de 4º de la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra, en lo referente a las tutorías. “Es un proyecto formativo, que también permite que la gente joven crezca con esta experiencia”, concluye. 

 

colegiales veteranos reunidos con colegiales nuevos

 

Mentores veteranos  

La vida colegial es muy rica. Este proyecto se complementa con la labor de mentoría que realizan los colegiales veteranos. A principios de curso, se organizaron, como cada año, las reuniones por facultades para que ellos pudieran dar su testimonio a los colegiales de primer curso, y explicarles cómo es la carrera y cómo hay que estudiar. A partir de ahí, surgen grupos informales de ayuda, que los acompañarán durante todo el curso. 

“Cuando entré en Larraona, además de hacer mi grupo de amigos, entablé mucha relación con mis veteranos de Farmacia y con estudiantes de Medicina”, confirma el antiguo colegial Alberto de Juana. “Los veteranos me acogieron desde el primer momento, como a un cachorro. Ahora me sigo llevando con ellos. Son amistades muy arraigadas que, con suerte, espero conservar toda la vida”. 

 

sala para estudiar del colegio mayor

 

Ambiente de estudio 

Por otra parte, el clima de estudio se favorece con los espacios del colegio mayor y con la normativa. En primer lugar, además de una pequeña biblioteca, tenemos diferentes galerías de estudio a disposición de los estudiantes. Se trata de espacios abiertos, sitios donde poder trabajar en equipo, también con alumnos de fuera del colegio mayor. En vez de juntarse en la cafetería o en la biblioteca de la universidad, los colegiales pueden reunirse en estas salas, donde disponen de los medios necesarios (wifi, calefacción, etc.).  

Algunos colegiales prefieren estudiar en sus habitaciones. Todas ellas están dotadas con un escritorio y luz natural para estudiar. Si bien hay momentos de esparcimiento, velamos por que en las habitaciones y en los pasillos el ambiente sea de estudio. Esto se refuerza en periodo de exámenes, en el que reducimos el número de actividades y controlamos el descanso.  

“El estar en un colegio mayor me hizo empaparme de ese ambiente de estudio. Personalmente, me ayudó muchísimo” asegura el antiguo colegial Álvaro Curiel. 

 

lápiz y dibujo de tarea universitaria

 

Seguimiento de la dirección 

 Además del acompañamiento personal, nuestro equipo directivo está ahí para garantizar y ayudar a que los jóvenes estudien y rindan académicamente. Aparte del seguimiento informal que van realizando, al final de primer semestre y al final de curso les piden a los colegiales las notas de la universidad, que son un reflejo de cómo están aprovechando el curso. 

Finalmente, la dirección, junto al Consejo Colegial, anima a organizar charlas para los estudiantes, que contribuyen a su formación universitaria. Algunos profesores invitados hablan de temas divulgativos, y otras intervenciones ayudan a los colegiales a profundizar en temas que están estudiando en la carrera.   

En resumen, son varias las líneas desde las que trabajamos por que los jóvenes puedan aprender a dar lo mejor de sí mismos a nivel académico, creciendo como estudiantes. 

acta del consejo colegial del colegio mayor larraona

Presentamos el nuevo Consejo Colegial

El martes 27 de septiembre se constituyó oficialmente el Consejo Colegial, órgano encargado de representar a los colegiales y organizar las actividades junto al equipo directivo. Es un grupo formado por colegiales y con vocación de estar a su servicio. Con mucha ilusión, afrontan este curso que estará cargado de eventos y nuevas actividades.

 

estudiantes miembros del consejo colegial y equipo directivo del colegio mayor larraona

 

Quién forma el Consejo

Al frente del Consejo está el veterano Javier Calvo Serrano, sevillano, estudiante de 6º de Medicina y decano de colegiales por cuarto año consecutivo. Acumula una larga trayectoria en el colegio mayor y, sobre todo, en lo que se refiere a la vida colegial, a estar a disposición de sus compañeros y servir a los demás. Fue el que más votos obtuvo del resto de colegiales.

A estas elecciones también se presentó el granadino Gonzalo Molina-Olea Portales, estudiante de 4º curso de Derecho y Economía. Quedó segundo y acompaña a Javier en su labor, con el puesto de vicedecano. Está muy contento por poder ayudar a coordinar todas las actividades.

Por último, Borja Rodríguez Manzano, de San Sebastián, estudia 4º de ADE y lleva varios años participando en el Consejo colegial, el último, como vicedecano. Siempre está dispuesto a echar una mano. Este curso es miembro de una de las comisiones que se han organizado para repartir mejor el trabajo.

Javier, Gonzalo y Borja propusieron qué personas podrían ayudarles en sus tareas en las comisiones, y la dirección del colegio mayor los eligió. “Son los que están a pie de cañón, proponiendo y organizando las actividades”, explica Gonzalo. “Javier y yo nos encargamos de coordinarlos a ellos y de transmitir sus propuestas a dirección. Ellos lo hacen con ganas, están con ánimo de sacar proyectos adelante”.

La comisión de pastoral y voluntariado está dirigida directamente por Javier; la comisión de deportes por Mario Hernández Carrera y por Tomás Da Silva De Oliveira; la de eventos por Gonzalo; la de ocio, cultura y tiempo libre por Pablo Gutiérrez Ubierna, Enrique Esteban de Cáceres y Borja; y la académica por Adrián Tomás Torres Palés y Jesús del Moral Preciado.

 

joven universitario vicedecano en el colegio mayor larraona

 

El objetivo: servir a los demás

 El actual vicedecano relata cuál es la misión y el espíritu detrás del consejo: “Queremos dar a los de primero la sensación de que Larraona es una gran familia. Lo hacemos porque nosotros nos hemos sentido acogidos, y esperamos que en el futuro cojan ellos el relevo con las siguientes generaciones”. Con cada actividad intentan reforzar ese espíritu de compañerismo y solidaridad, propio de un colegio mayor, no solo de puertas para adentro, sino también en el entorno de la universidad.

“Vas a tener toda una vida para vivir en un piso”, continúa Gonzalo, “pero no en un colegio mayor. Animo a todos a participar en las actividades, cuanto más te llevas es mejor. La universidad está para encontrar tu camino y tu camino con los demás”.

 

colegiales en la bienvenida del curso académico del colegio mayor larraona

 

Creciendo en responsabilidad

Además de las habilidades personales y profesionales que se entrenan al ejercer este tipo de responsabilidades, los miembros del Consejo no se van con las manos vacías: “Nuestra experiencia es que dando recibes”, afirma Gonzalo. “Esa satisfacción de ver que la gente disfruta de las actividades te la quedas para ti, y te hace crecer como persona”.

En el Colegio Mayor Larraona sabemos la importancia de compartir y estar presentes, acompañando al otro en todos los niveles. Los colegiales se echan una mano unos a otros, tanto informal como formalmente, a través, por ejemplo, de las charlas con veteranos por facultades. De la misma manera, el equipo directivo está al servicio de los estudiantes, tanto en el día a día, como a través del programa de acompañamiento.

“A veces llegas a la universidad y es un mundo”, comenta Gonzalo. “Vienes de otra ciudad a una universidad muy internacional y todo es nuevo. Tienes que aprender a organizarte, gestionar el estrés… Para eso está la universidad y el colegio mayor, para que no estés perdido”, reflexiona. “No obstante, no vas a tener siempre alguien llevándote y tirándote de la oreja, tienes que aprender a gestionarte tú mismo. Por eso el lema del colegio mayor de ‘libertad responsable’ es un concepto tan interesante”.

Interesante y verdadero, ya que los colegiales gozan de la libertad de organizarse ellos mismos –también de planificar sus propias actividades, a través del Consejo– al mismo tiempo que tienen las herramientas que los guían en un buen aprovechamiento de su libertad. “Aquí hay un apoyo a los chicos, un seguimiento”, expresa el vicedecano.

Deseamos al nuevo Consejo mucha suerte para este curso y esperamos con ganas los proyectos y actividades que están preparando.

estudiantes del colegio mayor larraona en el día de becas. foto antigua

¡Queda menos! El 22 de octubre celebramos nuestro cincuentenario

Con mucha ilusión, estos días preparamos el evento de celebración de nuestro 50 aniversario. Tras dos años complicados por la pandemia del covid-19, este curso vimos la oportunidad de congregar a nuestros antiguos colegiales y festejar con ellos, como se merece, las cinco décadas de vida de nuestra institución educativa. El lema del aniversario, «50 años acompañando personas» centrará la jornada, poniendo el énfasis, precisamente, en las personas. En un clima de reencuentro y convivencia, recibiremos a los antiguos colegiales y pasearemos por nuestras instalaciones. Celebraremos una misa en la capilla del Colegio Mayor y tendremos una mesa redonda con la participación de colegiales de distintas promociones. A continuación, disfrutaremos de una comida festiva en el comedor, en el que también estarán los colegiales actuales. Juntos, esperamos pasar una sobremesa y una tarde gozosa (en la que también se espera alguna que otra sorpresa), que sirva como colofón para un gran día de muchas emociones.

 

inscripcion al evento del 50 aniversario

 

Unas palabras de nuestro director, Juan Gallego García

«Después de dos años de pandemia, podemos por fin festejar nuestro 50 aniversario. Es una ocasión para celebrar que aquella aventura, aquel reto que supuso para nuestro primer director, José Luis Ortiz de Guinea, iniciar la aventura de Larraona, marcada por la identidad claretiana y su lema libertad responsable, lema que sigue hoy vigente, con la misma actualidad, adaptado a la sociedad de hoy.

Queremos también celebrarlo, apostando para que los próximos 50 años, sigamos ofreciendo este espacio donde se pueda experimentar la libertad, creciendo en la responsabilidad, en un entorno donde podamos “crecer como personas” y “viviendo con y para otros”, como dice nuestro actual colegial decano Javier Calvo.

Y en ese proyecto compartido, actualizado, donde la misión claretiana sigue siendo el faro de nuestro proyecto educativo –el acompañamiento y el desarrollo integral de las personas–, queremos contar especialmente con vosotros, con los antiguos colegiales. Sois parte de este proyecto, seguís formando parte de nuestra comunidad educativa, ayudándonos a desarrollar nuestra identidad y siendo embajadores de la misma allí donde os encontráis.

Por ello, os animamos a venir a celebrarlo el próximo 22 de octubre, coincidiendo con la celebración con los colegiales y comunidad educativa de la fiesta de San Antonio María Claret (24 de octubre). A los que no podáis venir esta vez, os animamos a que contactéis con nosotros, nos visitéis, nos tengáis al día de vuestros retos personales y profesionales para seguir compartiendo esa huella que la experiencia Larraona ha dejado en nuestras vidas y seguir formando parte de esta extensa familia, en esta, vuestra casa». 

INSCRÍBETE AL EVENTO

 

calle de nueva york cerca de la universidad de columbia

Medicina personalizada, New York y Pintxos | Entrevista a Álvaro Curiel

Tenemos la suerte de contar con una gran comunidad de antiguos colegiales, repartidos por todo el mundo. En esta ocasión, nos conectamos con Estados Unidos para hablar con Álvaro Curiel (Palencia, 34 años), antiguo colegial becado con la mención de honor en 2016.

Licenciado en Biología y Bioquímica, hace tres años terminó su tesis doctoral en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) en Madrid, y desde entonces se dedica a la investigación en la Universidad de Columbia, Nueva York. Su principal proyecto es un ensayo clínico de la universidad en colaboración con el Hospital Presbiteriano de la ciudad. Él se encarga de la parte experimental, en la que utilizan modelos animales humanizados y herramientas de inteligencia artificial para analizar muestras de pacientes de cáncer de páncreas y poder ofrecer medicina personalizada.

Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la investigación, y eso fue lo que le llevó a cruzar el charco, para aprovechar esta oportunidad que se le brindaba. Participar en todo lo posible y disfrutar de cada cosa es algo que le caracteriza desde que estaba con nosotros. En esta entrevista que hemos tenido el placer de realizar, hablamos con él sobre su experiencia en Larraona, su trayectoria profesional y su vida en la ciudad que nunca duerme.

 

estudiante colegial en Larraona

 

Álvaro, ¿podrías resumir en qué consiste tu labor de investigación?

 

Intentamos encontrar compuestos que sean efectivos para tratar cada tipo de tumor en pacientes con cáncer de páncreas. Cuando pensamos en cáncer solemos englobarlo como un todo, pero la realidad es que el cáncer es diferente según el órgano en el que esté dado, según el estadio y también según la persona. Cada paciente es diferente. Por eso, para empezar, necesitamos entender cuál es la biología concreta del tumor para poder tratarlo de la mejor manera.

 

¿Cuál es el proceso de trabajo para dar con el tratamiento personalizado?

 

Cuando nos llega la muestra del paciente, lo que hacemos, por un lado, es secuenciar, es decir, miramos todas las características que tiene ese tumor. Aplicamos una serie de algoritmos matemáticos y herramientas bioinformáticas para poder predecir cuáles son los mejores tratamientos para ese tumor en concreto. Y simultáneamente a este análisis de inteligencia artificial, generamos ratones humanizados con otra parte de  ese tumor. Los hacemos crecer en el laboratorio para probar los compuestos que el algoritmo predice que pueden ser mejores, y ver si hay algún tratamiento que genera un beneficio. Hablamos con el hospital cada mes, nos reunimos y les presentamos los datos para tomar una decisión sobre si se realiza ese tratamiento. Luego el paciente es el que tiene que dar el consentimiento. Si él deja de responder satisfactoriamente al tratamiento, hacemos una pequeña biopsia y volvemos a mirar el algoritmo de predicción del mismo compuesto, para ver si el tumor ha cambiado las características que identificamos para poder tratarlo. El mayor reto de este cáncer es la supervivencia, es uno de los tumores más letales que hay. Sobre todo, se da en adultos, y el problema es que está ahí “guardado”: cuando muestra su cara puede estar bastante avanzado y suele haber metástasis. Entonces ya es bastante más complejo.

 

Por tanto, el tiempo es un factor clave que juega en vuestra contra.

Cuando los estadios son avanzados tenemos un tiempo limitado, una media de unos cinco o seis meses para poder completar el estudio. Al principio fue un poco complicado, porque había que empezar de cero y hay que poner las cosas a punto, pero intentamos llegar al final. Hemos conseguido finalizar el estudio para dos pacientes y estamos en conversación con el hospital y también con las diferentes compañías para intentar que nos suministren determinados compuestos para estos pacientes. Durante todo este proceso al paciente se le sigue tratando con lo que en inglés se llama el ‘standard of care’, que corresponde a los tratamientos convencionales para este cáncer.

 

Nos has explicado la dificultad que entraña este proyecto en concreto. ¿Qué es lo más satisfactorio de este trabajo?

 

El hecho de ver que estás intentando ayudar al paciente. Las investigaciones más básicas son igual de importantes y necesarias; necesitamos conocimiento para poder aplicarlo a las diferentes enfermedades: cáncer, diabetes… las que sean; pero en este caso tenemos más contacto con los enfermos y cuando las cosas funcionan, ves un poco la luz. Aunque yo no los conozca personalmente, sé que hay pacientes que dependen en cierta manera de lo que hago aquí. Por otra parte, a nivel de investigación e independientemente del proyecto en el que esté, para mí es una gran satisfacción el hecho de pensar que soy la primera persona en el mundo que estoy viendo ese dato generado de esa manera. Todos queremos que salga un dato positivo, pero en ciencia el 90% de los experimentos no salen. Aún así, es gratificante lanzarse a hacer algo de una forma concreta, tener una hipótesis y comprobarla o rechazarla, sabiendo que eres la primera persona que lo hace. Es algo que a mí me encanta y que me da fuerza tantas veces.

 

investigador en el laboratorio con mascarilla

 

Como dices, es una labor gratificante, pero ardua. ¿Cuál dirías que es el perfil de una persona que se quiere dedicar a la investigación?

 

Hay muchas características, pero yo destacaría cinco. Por un lado, hay que ser curioso, hacer preguntas que nadie más se ha hecho. La penicilina, por ejemplo, se descubrió porque se dejaron una placa abierta y empezó a crecer algo, pero en vez de tirarlo se preguntaron qué era eso. Esa curiosidad es importante. Además, para poder avanzar, hay que ser creativo y leer mucho, no solamente de ciencia, de todo. Es una ayuda para tener la mente abierta, porque muchas veces no hay una única respuesta, hay varias y muchos caminos. Por otro lado, un investigador tiene que ser colaborativo. La ciencia no se entiende sin colaboración. Existen muchos grupos de investigación, congresos, proyectos, que a veces trabajan en lo mismo. Lo que queremos todos es aportar nuestro granito para ayudar a los pacientes. También hay que ser crítico, analizar los datos para ver si son biológicamente relevantes, si los datos contrastan con lo esperado, y buscar respuestas desde la rigurosidad y la crítica. Y la última característica es la perseverancia. Como he dicho, en ciencia el 90 o 95% de las veces salen mal las cosas, y a veces van bien pero de repente dejan de salir por motivos que no conocemos. Entonces hay que seguir, hay que ser perseverante. Estos cinco puntos se pueden aplicar a otros muchos trabajos, pero para mí son los pilares fundamentales de un buen investigador.

 

Volviendo un poco más atrás, un paso antes de la investigación, nos gustaría saber cómo surgió tu vocación científica. ¿Por qué elegiste estudiar Biología y Bioquímica?

Suelo decir que soy un médico frustrado. Hice las pruebas de acceso en Medicina en Pamplona, pero no me cogieron y la licenciatura que más se parecía en ese momento era la de Biología. Y bueno, lo que yo tenía claro sí o sí es que quería ser investigador. Además, sabía ya que quería dedicarme a investigar el cáncer, para poder entender qué es y cómo podemos ayudar a hacerle frente. Cuando acabamos el primer ciclo de Biología, nos dieron la opción de estudiar también Bioquímica y, como tantos compañeros, elegí hacer la doble carrera. Me ayudó muchísimo a afianzar los conceptos y a aprender nuevos, que estoy aplicando a día de hoy.

 

Además de los conocimientos académicos, ¿con qué otros aprendizajes te quedas de tu etapa universitaria?

 

En el caso de la Universidad de Navarra, destacaría la figura del asesor y de los profesores. Cuando llegas y aún cuando sales estás en pleno proceso de maduración, y este tipo de perfiles te ayudan. Yo, por ejemplo, no era el mejor estudiante, y tener un asesor académico me sirvió mucho. También el estar en un colegio mayor me hizo empaparme de ese ambiente de estudio. Personalmente, me ayudó muchísimo. Enseguida hice amigos con los que todavía tengo relación, también con gente de dentro del Colegio Mayor. Ese desarrollo personal fue muy importante y, además, creo que la ciudad se presta bastante a eso. A mí por lo menos, me ayudó a ser más extrovertido, noté un cambio. Y pienso que para la investigación y para casi cualquier trabajo es importante tener ciertas capacidades de socialización.

 

Estuviste toda la carrera universitaria en el Colegio Mayor. ¿Por qué elegiste entrar en Larraona?

 

Estuve mirando las diferentes opciones que había de colegios mayores y residencias y me decanté por Larraona porque era la que más se ajustaba a lo que yo buscaba, a mi manera de ser y a las inquietudes que yo tenía. Quería un sitio en el que pudiera ser yo mismo y donde tuviera la libertad de hacer distintos tipos de actividades. La ubicación al lado del campus de la universidad sumaba mucho y también me gustaron las instalaciones (el gimnasio, las pistas deportivas…) y el tipo de eventos que ofrecía el colegio mayor. Yo, por ejemplo, me apunté varios años al taller de ecología, a los mercados solidarios…

 

Participabas intensamente en la vida colegial y también fuiste entrenador de fútbol del CD Pamplona. Casi no parabas a descansar, ¿no es así?

 

Poco (ríe). Tengo una filosofía que me inculcó una buena amiga de Pamplona. Me dijo: “Métete en todos los follones que puedas”. Y eso hice. Hay que medir fuerzas, por supuesto, y yo tenía claro que estaba ahí en primer lugar para estudiar. Pero todo lo que pude hacer extra fue muy enriquecedor y me ayudó mucho a nivel personal. Por ejemplo, entrenar fútbol tiene poco que ver con hacer un experimento aquí, pero me ha dado una capacidad de colaboración y de trabajo en equipo, como he comentado, un pilar fundamental. Tuve suerte de juntarme con otros colegiales inquietos. Carlos Larroy, por ejemplo, que fue uno de los fundadores de la sala de la mediateca. Recuerdo con cariño aquel día en que hicimos un piscolabis para celebrarlo… y cómo acabó todo (vuelve a reír).

 

¿Qué otros momentos te vienen a la cabeza cuando piensas en tu etapa colegial?

 

El primer momento es cuando entré. Es decir, el día en el que fui con mis padres, me despedí y ya empezó una etapa totalmente nueva, con gente que no conocía y también con los veteranos. Es un momento que recuerdo con mucho cariño, esa sensación de “¿y ahora qué?”, “¿qué viene ahora?”. Podría contar una infinidad de anécdotas de esos años. Por último, algo que siempre recordaré es cuando me dieron la Beca de Honor. Que me dijeran que había pasado por allí y había dejado huella es algo que a mí me llena, algo por lo que estoy muy agradecido.

 

Dejaste huella en Larraona, pero también el colegio mayor dejó huella en ti. ¿Qué ha aportado en tu vida?

 

Sobre todo, a nivel personal, me ayudó en mi proceso de madurez. Conocí y entablé amistad con estudiantes de personalidades tantas veces opuestas, con diferentes maneras de ver el mundo. Eso enriquece mucho y me aportó toda una serie de valores que van más allá de la titulación académica. Es lo que ofrece el colegio mayor y hay que aprovecharlo.

 

colegial con beca en larraona

 

En ese sentido, ¿qué consejo le darías a un colegial actual?

 

Que se involucre en todo lo que pueda dentro y fuera de la universidad. Que sus recuerdos de la universidad no se limiten a estudiar. La carrera te abre muchas puertas, pero el desarrollo personal es tanto o más importante. Y para eso son fundamentales todas las actividades que se ofrecen en el Colegio Mayor y en Pamplona, aunque no estén relacionadas directamente con los estudios. Y, por último, ¡que aprovechen los pintxos! Luego se echan de menos cuando estás en el extranjero.

 

¿Qué otras cosas echas en falta?

 

Vivo en una ciudad, Nueva York, que te ofrece lo que quieras y adaptado a tu bolsillo, si eres un poco inquieto. Pero sí que es verdad que la calidad de vida que hay en España es muy valorable. Y por supuesto, el tema de la sanidad pública, que no existe en los Estados Unidos.

 

¿Y qué aprecias más de estar allá?

Una cosa que me ha gustado descubrir es que el sueño americano existe. Es decir, la gente tiene una capacidad de reciclaje espectacular y esto se ha visto con la pandemia. Han cerrado muchos negocios, pero otros nuevos han abierto; aquí es muy típico cambiar de trabajo y atreverse a emprender. Me parece muy interesante esa inquietud de querer avanzar, querer mejorar. El perfil del funcionario que lleva cuarenta años en el mismo puesto es muy difícil de ver. Otro aspecto es la multiculturalidad; yo no me siento extranjero en Nueva York, ¡conviven 180 culturas y se hablan más de 190 idiomas! Es muy enriquecedor trabajar y tener amigos de todas partes del mundo. Quedamos para hacer un picnic en Central Park y cada uno lleva algo de su país, yo, por ejemplo, preparo una tortilla de patatas. Eso está a la orden del día y, personalmente, me encanta.

 

Debido al covid, no has podido viajar a España en los últimos tres años. ¿Cómo ha sido la experiencia de la pandemia ahí?

 

A nivel personal fue muy duro. Estaba fuera de casa y lejos, al otro lado del charco, y claro, cerraron las fronteras con Europa. Es verdad que afloró un sentimiento social que yo no me esperaba. Aquí la gente se volcó, los investigadores también. En el laboratorio estuvimos haciendo PCRs e íbamos todos los días al hospital. Fue un gran choque ver a médicos en urgencias que vivían las veinticuatro horas allá por el miedo a contagiar a sus familiares en casa. Yo cogía la bici y hacía veinte o treinta kilómetros llevando por Manhattan kits para extraer ARN o lo que hiciera falta. En los grupos que se formaron, en unas semanas se habían procesado casi 25.000 muestras, una barbaridad. Fue duro, pero todos sentíamos la necesidad de ayudar. Ahora estamos mucho mejor.

 

Si pudieras venir volver este año a España, ¿te animarías a venir al evento del cincuenta aniversario?

 

Ojalá. Honestamente, me encantaría. De hecho, tenemos un grupo de WhatsApp con amigos del colegio mayor y ya están todos comentándolo. Me haría mucha ilusión poder ir.

 

Y a nosotros que vinieras, ¡esperamos poder verte aquí pronto! Te mandamos desde Pamplona un abrazo muy fuerte y nuestros mejores deseos.