Cuando era pequeño, Julen leía y escuchaba la radio con su padre al mediodía y antes de dormir. Algo de ello le fascinaba, y desde ahí, siempre ha querido hacer periodismo deportivo. Julen Fernández, colegial de segundo de Periodismo en la Facultad de Comunicación, está cumpliendo uno de sus sueños. Desde inicios de este curso ha estado yendo de periodista acreditado a los partidos de la Real Sociedad, el equipo de San Sebastián. Compartimos su historia.
De becario a redactor jefe
Desde el verano pasado, Julen está teniendo la oportunidad de trabajar en el periódico VIP Deportivo. Empezó como becario y tras mucho trabajo en verano, en septiembre le hicieron redactor jefe. A partir de entonces, inició otra experiencia como acreditado en partidos de fútbol femenino. Un día, el director quiso premiarlo por su buen trabajo con la oportunidad de cubrir un partido de la Europe League.
Nuevamente, recibió buenas noticias. Un martes le llegó la notificación de que los encargados de la comunicación en la Real Sociedad querían llamarlo para ser acreditado de todos los partidos de la Europe League. El mismo jueves de esa semana, Julen ya estaba camino a Donosti para hacer la cobertura del primero de muchos partidos.
Julen asegura que los días que debe cubrir un partido son emocionantes. El estudiante llega dos horas antes de que empiece el partido para mirar los equipos, las alineaciones y poder hacer apuntes que lo ayuden más adelante. Luego, sube a las cabinas de prensa para ver las repeticiones. Según avanza el partido, Julen escribe la crónica, la termina y la publica en la sección de la Real Sociedad en la página de VIP Deportivo.
Pero el trabajo no acaba ahí. Apenas termina su labor en la cabina, debe ir a la sala de prensa para hacer las preguntas. Cuando le dan paso, él se encarga de interrogar al entrenador de la Real sobre el partido para luego pasar a zona mixta, donde llegan los jugadores, para seguir con las entrevistas. Suelen sacar al mejor jugador del partido.
El fruto de sus esfuerzos
“Poco a poco vamos cogiendo confianza. No hay más gente de mi edad, soy como el niño”, nos cuenta Julen. El colegial ha logrado a base de esforzarse, conseguir grandes oportunidades en el trabajo de sus sueños estando tan solo a mitad del grado. “Ahora, soy el corresponsal de la Real para todo”.
Esta es una carrera de la cual uno espera poder adquirir mucha experiencia práctica y para Julen las puertas se han ido abriendo poco a poco. En un futuro, también quiere probar el camino en la comunicación radiofónica. “Mi sueño es tener mi propio programa nocturno en la radio, en la franja de máxima audiencia y ser uno de los periodistas referentes de este país”. Sin duda, cada día Julen se acerca más a lograr aquel sueño que lleva desde que es niño y escuchaba la radio con su padre.
Nuestro colegial Mariano Plana Blanco tiene 20 años y es estudiante de Periodismo en la Universidad de Navarra. A pesar de estar en primero de carrera, no le falta entusiasmo por incorporarse al mundo laboral: ha pasado el verano haciendo prácticas en Aragón Radio, en la delegación de Huesca. A continuación, hablamos con él para conocer su experiencia.
Mariano se describe a sí mismo como “un ciudadano del mundo”: “Nací en Barcelona, en mi DNI pone que soy de Benasque, he vivido casi toda mi vida en Binéfar y ahora estoy trabajando en Huesca y estudio en Pamplona.” Activo y emprendedor, siguió la recomendación de varios de sus profesores y decidió conseguir unas prácticas para el verano: “El ‘no’ pocas veces lo tengo en la boca, a mí me interesaba lo de las prácticas así que fui a por ello”.
Proceso de selección
“Al ser de primero sabía que las oportunidades eran más limitadas. Yo hice mi currículum y lo envié a Radio Aragón”. Dentro del ámbito periodístico Mariano no tenía ninguna preferencia específica: “A mí me daba igual hacer radio que tele, lo que quería era meter la cabeza”.
Tras escribir a Radio Aragón le mandaron una oferta con la vacante de becario. En dicha oferta tenía que adjuntar su currículum y escoger la delegación en la que estaba interesado. Mariano escogió Huesca por ser una localidad más pequeña y cerca de su casa, lo que le facilitaba el alojamiento. Tras la primera fase del proceso, Mariano estuvo entre los seleccionados para la fase dos: una entrevista. Después sólo faltaba la esperada llamada. Efectivamente a los días su móvil sonó con buenas noticias: si lo quería el puesto era suyo.
Un día con Mariano
Las prácticas duran todo el verano, desde el 1 de julio hasta el 30 de agosto. “Termino el 30 de agosto y el 2 de septiembre ya tengo clase, pero dicen que sarna con gusto no pica”, admite Mariano entre risas.
Tiene un horario de 7:00 a 14:00h. “Aunque nunca me voy a las 14:00 porque siempre me quedo hasta las 15:00 o 15:15. Hay que dejar preparadas las desconexiones del día siguiente”, comenta. Mariano se levanta todos los días a las 5:30 de la mañana, ya que le gusta ir con algún tema preparado al estudio para las desconexiones. A las 7:25 y 7:55 se producen las desconexiones locales del programa principal, son como pequeños informativos provinciales. A las 13:30 es el informativo principal y a las 14:00 se repite el informativo, en lo que suele ser una reescritura del principal. “Para cuando salgo, llego a casa y como, es tarde. Luego suelo pasar la tarde leyendo o descansando porque madrugando tanto no queremos que el cuerpo explote.”
Un trabajo muy variado
Mariano se ha adaptado rápidamente: “Yo soy pluriempleado: locuto, redacto, edito sonidos, voy a ruedas de prensa, hago calle… Menos técnico de sonido hago de todo”.
Aunque la pieza final que se escucha en la radio pueda ser un corte breve, la realidad es que lleva mucho trabajo. Hay que coordinar el enfoque que se le va a dar, escribirlo, grabarlo, seleccionar las partes más importantes…: “El trabajo no se ve, hay mucha pre y post que en un informativo de 4 minutos no se nota.”
En la delegación de Huesca sólo hay una persona en la radio, por lo que es complicado que ella sola se haga cargo de toda la provincia. Mariano ayuda a sacar adelante los informativos: “Vamos corriendo de una rueda de prensa a otra, luego al ordenador a volcar los sonidos para hacer los cortes, escribir la pieza, grabarlo…”.
“Me dicen que soy el perfil de becario ideal. Le pongo interés, voluntad, no me quejo, me quedo hasta la hora que haga falta…”, reconoce.
Aprendizaje de las prácticas
Aunque con la asignatura de Comunicación Radiofónica en la universidad había aprendido varias cosas que le han servido, como editar cortes, Mariano nos confiesa que trabajar en una emisora de verdad es muy diferente: “De lo que te enseñan en la carrera a lo que ves en la vida real hay un cambio muy grande en el ritmo de trabajo. No tiene nada que ver el agobio, el sacarte las noticias de debajo de las piedras si no hay temas, llamar y que nadie te coja el teléfono… Hay que ser resolutivo, tener algo de cara y muy poca vergüenza. Si no sabes desenvolverte, te comen.”
Aún así, Mariano está más que satisfecho con la experiencia: “Estoy encantado de la vida, porque me estoy curtiendo. Repetiría el verano que viene con los ojos cerrados, y en el mismo sitio.” Recomienda la experiencia al 100%, sobre todo en un lugar pequeño para empezar: “En los lugares pequeños te prestan más atención y se esfuerzan en enseñarte. Tengo muy buena relación con los compañeros de la tele, hay mucho trabajo en equipo. Además, desde el segundo día que llegué me dejaron libertad. Soy como un miembro más del equipo, participo en las reuniones, aporto mis ideas, voy solo a las ruedas de prensa…”.
Al preguntarle qué aprendizajes se lleva para su futuro profesional Mariano lo tiene claro: ha aprendido a trabajar a contrarreloj y con pocos medios personales, poniendo en valor la importancia del trabajo en equipo: “el individualismo para este tipo de trabajo no vale. Cuando hay más medios puedes permitirte ir más relajado, pero si no hay que trabajar y colaborar entre todos para que salgan adelante las noticias.”
Continuación en Larraona
Tras este verano, Mariano vuelve al Colegio Mayor Larraona: “Y si Dios quiere, hasta 4º aquí me voy a quedar, no me pienso mover, estoy súper contento.” Lo que más destaca es la variedad de actividades y el acompañamiento: “Te sientes muy arropado, muy bien acompañado. Al empezar una nueva etapa –y más si vienes de un pueblo pequeño– eso se agradece mucho.”
Mariano también ha dejado su granito de arena profesional con nosotros. En el último número de la revista Calle 45 se puede encontrar una entrevista que realizó a Gustavo Pez, misionero Claretiano.
En el Colegio Mayor Larraona estamos muy contentos de poder acoger a colegiales con talento e iniciativa como Mariano. ¡Nos vemos en septiembre!
Hay cosas que nunca se olvidan. Aquellos lugares donde fuimos felices y, sobre todo, las personas que nos acompañaban. Lo sabe bien Pablo Vega Panedas, antiguo colegial de Larraona y amigo nuestro ya para siempre. Cuando le preguntamos cuáles son sus mejores recuerdos de aquí, responde sin dudarlo: “Cuando nos juntábamos todos en las cenas de Navidad. También las celebraciones de la primera semana, cuando recibíamos a los nuevos colegiales. Siempre se les recibía con cariño, con los brazos abiertos. Se les intentaba integrar.”
Vínculos que no se pierden
Pablo dejó Palencia para venir a Larraona en septiembre de 2008, dispuesto a comenzar sus estudios de Periodismo en la Universidad de Navarra (2008-2012). “Me junté con gente de la carrera, de Periodismo y Comunicación Audiovisual, un grupillo bastante majo de gente, y con los que entraron nuevos ese año”, cuenta. Aun sin considerarse una persona especialmente sociable, señala que siempre se sintió bien en el Colegio Mayor.
“Personalmente, me vino muy bien convivir con gente de otras especialidades y provincias de España: Asturias, Galicia, Aragón, País Vasco, Andalucía… ¡De todos los lados! Me sirvió para abrirme y hacer un esfuerzo de convivencia, de estar en contacto con otras realidades. Fue una experiencia muy bonita, uno se siente realizado”, señala.
Ese grupo de compañeros se convirtió en amigos, y no de cualquier tipo. “Yo me sigo llevando ahora con ellos. Había gente estupenda, empezando por la dirección, los de secretaría, los de recepción, los de la limpieza… Hay que aprovechar para establecer vínculos que te acompañen en la vida de adulto, en Larraona se hacen amigos para toda la vida. ”
El plus: mucho más por descubrir
Pablo describe esta época como muy completa. “Te dejaban libertad para poder expresarte y entrar en las dinámicas de grupo según tus afinidades. Organizábamos charlas, conferencias… Había vidilla en el Colegio Mayor, y eso es lo que se valora”.
Como colegial, contribuyó a crear ese ambiente, apoyando que vinieran invitados del mundo de la comunicación y de la política. Por ejemplo, en marzo de 2011, organizó junto a Carlos Larroy e Íñigo Gómez Zubeldía un ciclo de conferencias para dar voz a las minorías nacionales, con invitados como Gaspar Llamazares (IU) o Rosa Díez (UPyD). También recuerda a Antonio Basagoiti (PP), Patxi Zabaleta (Nafarroa Bai)… “Intentábamos aumentar la pluralidad, que vinieran personas de todo el arco parlamentario, a nivel local y nacional”.
Pablo recuerda la sensación de estar pendiente y sentirse responsable, del momento en que se llenaba el Salón de Actos y aparecía el invitado. “Es una época en la que todavía estás saliendo del cascarón. Hasta los dieciocho años vives en un entorno más cercano, aquí tienes el vértigo de sentirte más responsable. No te van a estar vigilando, eso te permite madurar ciertos comportamientos y darte cuenta de que no estás tú solo en el mundo. Estás en contacto con la vida social, no solo estás encerrado en las carreras y preocupaciones. El Colegio Mayor te ayuda a darte cuenta de que no todo empieza y acaba en tus cosas. Hay mucho más por descubrir.”
Como que una sala usada para almacenar trastos viejos puede convertirse en una estupenda mediateca. “Los que estábamos en esa época hicimos una propuesta para mejorar la sala. Organizamos los vinilos y pedimos una tele de plasma para poder ver películas”. Dieron buen uso al nuevo espacio, a la que acudían a escuchar música y, en el caso de Pablo, a “los más grandes”: “El rock de los 60-70, muchos clásicos de esa época: David Bowie, Dylan, los Beatles…”, lista.
Acompañamiento, la clave también en lo profesional
Pablo explica que se organizaba con tiempo para el tema de los apuntes, repartiendo el trabajo entre los compañeros. Y asegura que le fue bien. “Entre varios hacíamos un esfuerzo para estudiar cooperativamente. Trabajábamos en equipo y nos iba mejor. También venía gente de fuera de Larraona a estar con nosotros”. Se reunían en una de las salas de estudio de abajo para hacer las tareas y preparar bien los exámenes. “Es mejor ir con tiempo, más tranquilo, así vas poco a poco interiorizando las cosas”.
Cuando acabó Periodismo, Pablo realizó el máster de la Universidad de Navarra en Comunicación Corporativa, y después de trabajar en el mundo de la comunicación, actualmente se dedica a la docencia en Palencia, dando clases a estudiantes de ESO y FP. Intenta guiar a estos jóvenes, que atraviesan una etapa importante. “Viven cambios y transformaciones a nivel intelectual, físico y emocional. Hay que guiarles en eso. Uno intenta hacer de mentor, de figura de referencia, para que ellos vayan descubriendo su propio camino”.
Él encontró el suyo poco a poco, en el marco de un proceso de maduración personal.
“Desde el principio vas a la universidad con una idea preconcebida. Y vas encontrando a gente que te va marcando, influenciando, si eres un poco abierto. Cuanta más gente te acompaña y te ayude, mejor te darás cuenta de lo que eres capaz de hacer”.
Por eso recomienda socializar lo máximo posible y estar abierto a buscar alternativas. “Igual tienes una idea y en la práctica no te funciona. Cuando tienes dieciocho años y te pones a hacer una carrera, piensas que va a ser la carrera de tu vida, pero quizás tienes que estar abierto a hacer algo más: otra carrera, un máster, unas oposiciones… Hay que seguir formándosetodos los días. Eso a nivel profesional se valora mucho”.
Hay momentos para todo, lo importante es saber aprovecharlos, por eso anima a exprimir al máximo la experiencia a todos los colegiales actuales, y a no preocuparse con lo que venga. “El camino es largo y está lleno de oportunidades. Que disfruten a tope de la experiencia, del momento, de lo que se puede sacar del estudio, del Colegio Mayor y de la gente que lo forma. El futuro no está escrito, no hay que angustiarse por eso”.
Carlos Larroy es periodista, comunicador, antiguo colegial de Larraona y, sobre todo, un gran amigo. De la promoción de Periodismo de 2012, vino de Aragón para estudiar en la Universidad de Navarra y estuvo con nosotros de 2009 a 2012. Nos visita cada vez que pasa por Pamplona. Como ahora esto no es posible, hemos querido hablar con él y compartir con vosotros su testimonio. Nos cuenta su labor en la asociación Aspanoa, sus impresiones sobre este año, sus recuerdos del Colegio Mayor y más.
Apoyando a los afectados por el cáncer infantil
Actualmente trabaja como Director de comunicación en Aspanoa, la asociación de Padres de Niños con Cáncer de Aragón (la homóloga de la navarra Adano). En España existen veintiún asociaciones de este tipo, que son independientes, pero trabajan en coordinación para atender a los niños con cáncer y sus familias e impulsar la investigación contra el cáncer infantil en España.
Carlos dirige la estrategia e implementa las acciones de comunicación y marketing: “Me ocupo del contacto con los medios, las redes sociales, la comunicación interna, el marketing… Mi objetivo es que la labor de Aspanoa se vea y se conozcacada vez más. También organizamos eventos y trabajo en la captación de fondos”.
Estudió Periodismo porque quería trabajar en un periódico, y cuando acabó la carrera trabajó tres años en el Heraldo de Aragón. Después se fue a Madrid y estuvo colaborando con distintos medios de comunicación nacionales. Cuenta que conocía a Aspanoa porque había participado en alguna actividad y surgió una oportunidad.
“Estoy muy contento. La gente que trabaja aquí es maravillosa y es una labor que me llena mucho. Aunque no estoy en contacto con los niños de manera habitual sí que los veo en alguna excursión, actividad o campaña que realizamos y les cojo mucho cariño. Es un trabajo muy bonito, pero también muy duro. Pensar que siguen muriendo niños por esta enfermedad te cambia la perspectiva de la vida”.
Reinventarse para continuar
Reconoce que los últimos meses han sido complicados, al tratar con personas que son de riesgo. “Pese a que los niños parece que lo pasan sin problemas, en este caso puede ser peligroso. Ha habido que convertir la planta de Oncopediatría del Hospital Miguel Servet (único centro con esta especialidad en Aragón) en una especie de burbuja para evitar que entre el virus. Por supuesto, el equipo de profesionales de Aspanoa, como los psicólogos, trabajadores sociales, musicoterapeutas o fisioterapeutas, asisten presencialmente a los niños y familiares. Pero los voluntarios no pueden ir y deben conectarse con ellos de forma telemática. Acuden a nuestra sede y desde ahí hacen una videollamada con los niños. Normalmente sus padres les dejan un móvil o Tablet, y si no tienen, les prestamos nosotros un dispositivo. Como todos, tengo ganas de que poco a poco volvamos a la normalidad. A nivel de voluntariado el cambio en esta planta ha sido como la noche y el día. Visitas de los cabezudos, de los reyes magos, talleres de magia… Todo este tipo de cosas han tenido que posponerse. Aunque es una planta dura también es alegre, gracias a los profesionales y a los voluntarios de Aspanoa”.
A pesar de las circunstancias, siguen realizando su labor de apoyo psicológico y social a los pacientes y sus familiares y siguen prestando servicios como el piso de acogida, para las familias de otras partes de Aragón que deben trasladarse a Zaragoza para recibir tratamiento.
“Lo importante es que seguimos atendiendo a los niños y familias. Lo que no se puede hacer son mercadillos o carreras para recaudar fondos, porque implican grandes aglomeraciones. Hay que reinventarse para seguir fomentando la investigación y sosteniendo nuestra labor. Es un trabajo arduo. Ahora hemos abierto un comercio electrónico con algo de merchandising y también hemos realizado una campaña para que las empresas puedan hacerse socias. Esta situación te da posibilidades de innovar. Esa es una de las pocas cosas buenas de la pandemia, que ha acelerado la digitalización y otros procesos de transformación dentro de las organizaciones”.
Con sus cosas buenas y malas, se puede decir que 2020 ha sido un año inesperado para todos. “El confinamiento lo vi como algo de película, no te lo podías imaginar. Por un lado, pensaba que de él íbamos a salir más solidarios, pero por otro, tengo mis dudas de que se vaya a conseguir. Hay gente que puede que cambie y gente que no. Basta con salir a la calle para verlo. Ahora lo importante es que la gente se vacune y que sea responsable estas navidades”.
Muchos (y buenos) recuerdos
“Del Mayor solo puedo decir cosas buenas. Fui súper feliz”, comienza explicando. Durante el primer año de carrera estuvo viviendo en un piso con otros estudiantes, pero no terminó de disfrutar de la experiencia, así que se cambió al Colegio Mayor Larraona. Se quedó con nosotros hasta cuarto de Periodismo, el último año de lo que entonces era una licenciatura.
A pesar de lo que puede parecer, venir a un Colegio Mayor no le quitó libertades, sino que le ayudó a disfrutarlas. “Es verdad lo de la libertad responsable, me gusta mucho como concepto. En el Mayor tienes completa libertad, dentro de lo lógico, y a los diecisiete o dieciocho años eso es muy chulo. Maduras rápidamente, pasas a ser casi un adulto. De ti depende invertir el tiempo de una forma u otra”.
Carlos, entre otras cosas, decidió invertirlo en lo que más le gustaba: el periodismo. “Para mí supuso una iniciación periodística. Desde el primer año que estuve en el Mayor organicé, junto con otros dos colegiales, una serie de conferencias con políticos y llenamos el Salón de Actos. Vinieron Rosa Díez (cuando estaba UPyD), Antonio Basagoiti (del PP), Gaspar Llamazares (entonces coordinador general de Izquierda Unida)… Yo me encargaba de moderar y hacer la convocatoria de prensa. Grabábamos las sesiones y en cuanto terminaban, nos encerrábamos en mi habitación para redactar una noticia que enviábamos al Diario de Noticias y se publicaba al día siguiente”.
Pero no solo hizo migas con sus compañeros de profesión. Entre sus amigos de Larraona también se encuentran abogados, médicos o químicos, por ejemplo.
“Desde el principio había gente majísima. Con los del Colegio Mayor era con los que mejor me lo pasaba, con ellos salía de fiesta. Ahora los colegas de esa época tenemos un grupo de WhatsApp. Puedo decir que tengo amigos en todos los pueblos de España. Hay riojanos, andaluces, de Burgos, de Palencia, de Mallorca… Es complicado juntarnos todos, pero de vez en cuando nos vemos unos cuantos”.
Carlos cuenta que se lo pasaban verdaderamente bien. “Siento mucho que a los colegiales actuales les haya tocado ser universitarios en esta época, pero hay otras maneras también de pasarlo bien, además de salir de fiesta. Disfrutar de la experiencia universitaria es mucho más que salir y estudiar”, afirma.
Vida colegial aprovechada
A él le debemos la sala de la mediateca. “Fue una idea mía. Vi que la sala estaba abandonada, con un montón de vinilos, y que nadie sabía lo que había allí. Presenté el proyecto al equipo directivo, les gustó y se reformó: se puso una televisión, se arregló el tocadiscos e hicimos una buena colección de películas. La inauguramos con una botella de champán y una tortilla de patatas”, recuerda divertido. “Para los que nos gusta el cine y la música es una maravilla. Cuando la abrieron nos pegamos una semana entera ahí dentro. Hay auténticas joyas”.
Invita a todos los colegiales a aprovechar “al máximo” la vida universitaria y a hacer vida en el colegio. “Aunque siempre ha habido gente que va más a su bola los animo a hacer mucha vida en el Colegio Mayor. Solo vas a estar en Larraona una vez en la vida y hay que aprovecharlo. De todo el mundo aprendes un montón y te puedes llevar cosas buenas. Que no se queden con los cuatro o cinco amigos de la facultad y con los dos o tres de las comidas. Del Colegio Mayor saldrá gente que luego te irás encontrando en la vida”.
Y no solo os encontraréis, sino que os hará mucha ilusión hablar con ellos, al igual que nos ocurre a nosotros cada vez que nos visitan Carlos y otros antiguos colegiales.
Carlos Pérez Zamora es antiguo colegial del Colegio Mayor Larraona. Tuvimos la suerte de tenerlo con nosotros los dos primeros años (2010-2012) del grado de Periodismo que estudió en la Universidad de Navarra. Desde pequeño es un apasionado de los deportes y de la Historia y, tras varios años en Estados Unidos, actualmente trabaja en Madrid, como Community Manager y Creador de Contenido para Olympic Channel, el canal oficial de los Juegos Olímpicos. Fútbol, béisbol, voleibol, tenis… No hay deporte que se le escape.
Olympic Channel, el “Netflix” de los deportes
“Ahora mismo me dedico a crear contenido para las redes sociales de los Juegos Olímpicos, con toda la cantidad de deportes que abarcan. Eso me da mucho dinamismo: hoy hablo sobre béisbol, mañana sobre judo… Estoy muy contento, este es mi tercer año. Los anteriores tres los pasé en Estados Unidos. En principio me fui para un mes en prácticas, pero ese mes se convirtió en tres años. Trabajé en la sección de deporte de dos periódicos y también en secciones generalista”, comenta.
Aunque los JJ.OO. de 2020 se han aplazado a 2021, el periodista se muestra optimista: “Yo pienso que se van a celebrar los Juegos Olímpicos. Ya se han completado las temporadas de baloncesto, de hockey y de béisbol en Estados Unidos, la Liga de fútbol de España también se ha reanudado…. Han tenido todo este año de aprendizaje y seguro que han tomado nota de los aforos y protocolos, e implementarán las medidas pertinentes para que se pueda realizar”, subraya.
Se celebren o no, Carlos seguirá informando sobre los deportes y jugadores olímpicos. “Mi labor es mantener el interés olímpico en el espacio en el que no se celebran Juegos, que es cada cuatro años, ya sean los de invierno o los de verano. Para ello, el Canal Olímpico está concebido para ser una especie de Netflix de los deportes. Hay reportajes sobre todas las disciplinas, es fascinante. Algunos incluyen contenido extradeportivo como cómo influyó el Apartheid en los deportistas sudafricanos. No hace falta ser un friki del deporte para disfrutar del Canal Olímpico. ¡Además es gratis!”, señala.
Un libro con mucho gancho
Desde hace 5 años Carlos practica el boxeo, un deporte “muy sufrido, pero que esconde una gran belleza”. Acaba de escribir “Combates para la historia”, un libro sobre la historia del pugilismo desde finales del siglo XIX hasta el día de hoy.
“El proyecto surgió a finales del año pasado. Quería buscar un libro de boxeo, pero no encontré el que quería leer. En boxeo hay mucha crónica, biografía, novela… Están muy bien escritas, pero no hay una historia desde el principio hasta ahora. No en español, y lo que hay en inglés está muy desactualizado. Me he pasado todo el año documentándome y organizando la información para redactar el libro. Este verano, buscando editoriales con las que publicar la obra, di con Libros.com. Desde el primer momento les pareció bien y acabamos de arrancar con la campaña de crowdfunding”, explica Carlos. Esta editorial se basa en un sistema de micromecenazgo, por el que cualquier persona puede colaborar en la financiación del proyecto y recibe a cambio de un ejemplar del libro y alguna otra recompensa.
“Creo que el libro tiene mucho potencial, porque no hay ninguno así. Está contado de manera inédita. La historia del boxeo puede llegar a ser caótica, se suele dar por sentada mucha información y a menudo se deja de lado el contexto deportivo y social del deporte. En el libro no solo repaso las batallas, también explico las conexiones que ha habido con la mafia, los problemas de racismo que han tenido algunos boxeadores… Explico cómo pasa de ser un pasatiempo ilegal en los bares de Reino Unido a convertirse en el deporte que es hoy. Lo aderezo con muchas historias y con folclore, así que no hace falta ser un entendido del boxeo para leerlo. La idea es que lo comprendan incluso los novatos”, aclara. Carlos reconoce que le llama mucho la atención la historia que hay detrás de cada boxeador. “El boxeo no es un juego como puede ser el fútbol. Es un deporte en el que el que pierde sufre, y el que gana, también. Hay boxeadores que tienen historias tremendas. Pero hay mucha belleza detrás”, reflexiona.
Quedan 19 días para que la campaña finalice y ya ha conseguido el 61% de la financiación que necesita, los 5.500€ que le permitirán publicar el libro, lo que demuestra que su obra suscita interés. En el caso de que pasado el plazo la campaña no recaude el objetivo fijado, se devuelve el dinero a todos los que hayan contribuido.
“Estoy buscando todo el apoyo posible para que pueda salir adelante y de momento está teniendo muy buena acogida. Los primeros días lo promocioné entre la gente cercana y después entre los círculos más especializados”, aclara el autor. “Me ha hecho mucha ilusión que algunos antiguos colegiales de Larraona me hayan dejado algún comentario positivo. Con algunos de ellos sigo en contacto, pero, por supuesto, hay otros con los que no, y ahí está la gracia. Ha sido muy bonito”, confiesa.
Muy buenos recuerdos
Carlos asegura guardar muy buenos recuerdos de su etapa en el Colegio Mayor Larraona. “Yo venía de un pueblo muy pequeño de Murcia, Fortuna, con 10.000 habitantes. Allí todo el mundo se conocía. Así que llegar a Pamplona, aunque tampoco sea una ciudad muy grande, supuso para mí una salida al mundo exterior. Siempre había pensado que era muy sociable, pero cuando llegué me llamó la atención el hecho de estar rodeado de 200 personas que no conocía. Enseguida me fui integrando e hice muchos amigos. Mantengo el contacto con muchos de ellos”, afirma. “Hay muy buen ambiente. ¡Buenísimo! Me sentí súper bien tratado. Recuerdo con mucho cariño al entonces director Félix Zubiría y a Xabier Cabrerizo y Manu Sagües”, señala.
Ellos tampoco olvidan su paso por el Colegio Mayor. Su inquietud, su buena disposición, su pasión por los deportes… y los magníficos monólogos que realizaba.
“Recuerdo el Trofeo Interpasillos y todas las charlas que organizábamos. Moderé una de ellas antes de las elecciones generales de 2011 y vino mucha gente. ¡La sala se quedó pequeña! También recuerdo las películas. Siempre digo que casi todo el cine que he visto en mi vida lo vi allí. Hice un monólogo humorístico en la fiesta de Navidad y recuerdo las risas de la gente. Además, el primer año fui entrenador de un grupo de niños del Colegio Claret Larraona en la categoría Fútbol Txiki. Terminaba la universidad e iba al polideportivo a entrenar. Fue una experiencia muy buena. Era un grupo de padres que habían ido juntos al colegio y que ahora sus hijos habían coincidido en la misma promoción, también. Al año siguiente lo tuve que dejar porque me metí a clases de alemán y ya no tenía tanto tiempo”, explica.
“No paréis quietos”
Le preguntamos qué consejo daría a nuestros colegiales de ahora, a lo que responde convencido: “Creo que hice una cosa bien y es aprovechar todo el tiempo posible. Les diría a los estudiantes que digan que sí a todos los planes. ¡Que no paren quietos! Mucha gente dice que van a ser los mejores años de tu vida y a veces no te lo crees… En esta época se abre ante ti un abanico enorme de posibilidades. Aprovechadlo. Yo tuve todo el tiempo ocupado, y aún así tengo la sensación de que me hubiera gustado disponer de más tiempo para hacer todavía más cosas. Hice amigos que aún me duran y eso es muy valioso”.
Aunque algunas actividades hayan quedado suspendidas de manera temporal o la posibilidad de hacer vida social fuera haya quedado limitada, Carlos lo tiene claro. “A mí me gusta mucho leer y aproveché esos años para hacerlo. Leí mucho. Así que aún con restricciones, aunque se tengan que quedar en el cuarto, yo les diría a los colegiales que aprovechen para leer y también para ver cine. Cuando más se da uno cuenta de la importancia del tiempo es cuando no lo tiene”, insiste.
Esperamos que en cuanto la situación de la pandemia mejore, tanto Carlos como otros antiguos colegiales puedan sacar tiempo para hacernos una visita. ¡Os esperamos con los brazos abiertos!
“Tengo que volver a Pamplona. Guardo relación con algunos profesores de la Universidad y por supuesto me encantaría visitar el Colegio Mayor. ¡Además soy socio del Club Atlético Osasuna! En cuanto vine a la ciudad pensé: ‘Necesito ver fútbol cada 15 días’ y corrí a hacerme socio. Como veis, Pamplona dejó huella en mí.”
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