estudiante con el director y la subdirectora del colegio mayor

Educación integral para la juventud de hoy – Entrevista a Magaly Marrodán (II)

Nuestra subdirectora Magaly Marrodán, pedagoga y experta en Mediación y Gestión de Conflictos, es una de las encargadas de acompañar a nuestros colegiales en el día a día. En una entrevista anterior explicaba cómo se refleja este acompañamiento en temas de convivencia, mediación y crecimiento personal en el Colegio Mayor. Ahora hablamos con ella sobre el perfil de la generación actual y la necesidad de una educación integral por parte de formadores, profesores y padres para este momento de su vida.

 

¿Cómo describirías la generación de jóvenes que está ahora mismo en la universidad?

 

A mí me encanta la juventud, creo en ella al 100% porque creo en las personas y en sus posibilidades de crecimiento. Y es precisamente en esa etapa de la vida cuando debe producirse ese desarrollo.

Nuestros jóvenes universitarios están creciendo rodeados de tecnología, en un mundo absolutamente consumista, en el que la información está al alcance de un clic, en el que todo va a una velocidad de vértigo…; cuentan con muchas habilidades y muchas posibilidades de formación y desarrollo.  Han crecido en ambientes llenos de diversidad con lo que son mucho más flexibles y se adaptan más fácilmente a todo.

Por otro lado, y paradójicamente, están más conectados que nunca por las redes sociales y más desconectados que nunca personalmente, en el cara a cara.  Hay una gran necesidad y una dependencia del reconocimiento a través de las redes sociales. Cuando éste no se produce puede dar lugar a problemas de baja autoestima, de depresión, por no nombrar otros temas más serios. Otra característica importante de nuestros jóvenes es la necesidad de inmediatez.  Todo tiene que ser ya, no existe “el proceso” para conseguir algo, el esfuerzo que supone, la tolerancia a la frustración. Debemos trasmitirles y enseñarles la capacidad de “parar, saber esperar y tener autocontrol”. Interiorizar todo esto supone un gran aprendizaje para su vida y lo irán haciendo muy poco a poco. Muchos de nuestros jóvenes lo tienen todo y adolecen de esa madurez que te da el tener que pelear por conseguir tus objetivos.

 

La pandemia del covid-19 les ha tocado en una etapa esencial de su vida.

 

Así es. En mi labor profesional como mediadora nunca había visto tanta gente joven con problemas serios de ansiedad y con dificultades en las relaciones con sus iguales. La pandemia generó una gran incertidumbre en todos nosotros y a la juventud le cogió en un momento en el que no se tienen las herramientas para gestionar una situación así. Recuerdo adolescentes que no querían quitarse la mascarilla cuando ya no era necesaria, se “ocultaban” detrás de ella. Además, muchos de ellos no pudieron vivir momentos que son importantes en nuestra cultura, como cumplir los 18 años y celebrarlo con los amigos, graduaciones, pasos de Ecuador… Son cosas que ya no volverán para ellos.

Por otro lado, y con el paso del tiempo, he observado, tanto en adultos como en nuestros jóvenes, un aprecio absoluto por el presente, unas ganas enormes de vivir el hoy. Son personas muy pragmáticas.

 

joven estudiante tiene en la mano un teléfono móvil

 

Otro aspecto que hay que considerar es el uso de las redes sociales.

 

En general, hay una gran dependencia, es un problema social a nivel mundial. Uno construye su autoestima dependiendo de los mensajes que le envía su entorno: la familia, los amigos, los compañeros del centro educativo… Ahora ya no es así. El mundo entero puede dar su opinión, de tal manera que en un minuto puede haber mil personas hablando mal de uno. Si ya es difícil de llevar para una persona adulta, imaginémonos para una persona joven. Los chavales no construyen su identidad real, construyen una identidad digital y la mayoría de las veces es muy falsa. Las nuevas tecnologías aportan, pero también pueden ser muy destructivas.

No sé si son conscientes los padres y madres de la importancia que tiene que desde bien pequeños gestionen bien el uso de móviles, tabletas, televisión… También por el tema de la pornografía y la deseducación en materia afectivo-sexual de las redes sociales. Tienen acceso a un contenido virtual violento y hay que ir contra eso. El ser humano es otra cosa. Es energía positiva, es afectividad, es empatía, ayuda, colaboración, presencia… Tenemos que cultivar eso. Y hay muchos jóvenes aislados en el mundo virtual.

A veces veo a colegiales en el comedor con los cascos puestos, solos, y me choca muchísimo. Aunque también veo todos los días mesas largas con los mismos chicos riendo y compartiendo. Eso es lo que tratamos de fomentar: generar entornos en lo cotidiano, espacios y momentos de diálogo. Aunque hablemos de temas aparentemente poco importantes, da igual: nos reímos, nos criticamos, hacemos el tonto… Pero con la palabra, con nuestro tono de voz; con la sonrisa, el enfado y lo que haga falta; con nuestras emociones, con nuestra presencia.

 

estudiantes universitarios cenan juntos en el comedor del colegio mayor

 

¿Cómo pueden acompañar los padres a sus hijos en esta etapa de final de la vida escolar y entrada en la universidad?

 

Por ley de vida, en estas edades los chicos y chicas rechazan al adulto que tienen delante, quieren sentir que ellos ya son adultos, aunque no lo son, están en el proceso.  Se tienen que oponer al adulto que les educa y les protege para poder hacerse adultos ellos. Con lo cual, como padres y madres tenemos que poder entender esto y saber estar presentes. Me gusta la imagen de la adolescencia representada por un chaval que está en el borde de un trampolín y quiere saltar a la piscina, que es su vida. A sus padres, que están al inicio del trampolín, les dice que “le dejen en paz” y ni los mira, mira desde lo alto al agua de la piscina, con afán de lanzarse, de vivir su vida, pero su mano está vuelta hacia atrás, hacia ellos. Es decir, necesita “tocar” y saber que los padres están ahí, pero, al mismo tiempo, poder “tirarse a la piscina”, experimentar su propia vida y equivocarse. La labor de los padres es “vigilar que en la piscina haya suficiente agua para que no se ahogue”. No es fácil porque tendemos a ser sobreprotectores, no queremos que a nuestros hijos les pase nada. Tenemos que hacerles ver que estamos ahí para ayudarles, marcando límites claros, qué cosas son negociables y cuáles no. Y desde ahí, trabajar con ellos en un tira y afloja, que es difícil pero necesario, para que nuestros hijos vayan experimentando de manera comedida y sabiendo que vamos a estar ahí. Necesitan ver que confiamos en ellos.

 

un chico joven se lanza a una piscina desde un trampolín

 

Otra cosa que me gustaría destacar en esta etapa es la tendencia de padres y educadores, por no tener tiempo y una presencia cotidiana y serena, a señalar solo las cosas que hacen mal y a olvidarnos de que tienen muchas cosas buenas. Entonces se convierte todo en una crítica continua, los chavales nos rechazan y ahí se desata el conflicto. ¿Por qué no ponemos, además, la mirada en las habilidades que tienen? En el Colegio Mayor intentamos conocer lo que tiene de bueno cada colegial, decírselo y fomentarlo. Es curioso, pero cuando pones el foco en lo positivo ellos también lo ponen y se olvidan de hacer muchas trastadas. Si a una persona la criticas continuamente por lo mismo se produce lo que se llama la profecía autocumplida: lo va a volver a hacer. Pienso que destacar primero lo positivo es una estrategia efectiva para los progenitores y para todas las personas que acompañamos a los jóvenes. Al final, se trata de una etapa difícil, pero apasionante.

 

¿Qué hace falta para trabajar con jóvenes universitarios?

 

Lo primero, tener una buena formación y experiencia. El equipo directivo está preparado, somos especialistas en el ámbito educativo y de la psicología, pedagogía, coaching  y mediación. Además, es importante saber comunicar, me parece clave para poder hacer llegar a los chicos nuestros mensajes. Debemos tener mucha empatía con los jóvenes y estar muy abiertos a ellos, sabiendo escuchar. Otra cosa que hace falta es mucha firmeza y cariño, las dos cosas. Los colegiales nos tienen que ver firmes, serios, pero cercanos al mismo tiempo, presentes y dispuestos a ayudar. Es un poco como el rol que tienen que tener los padres. Y también se necesita mucho sentido del humor. No se trata de estar todo el tiempo riñendo, si sabemos reírnos un poco de las cosas a veces es más efectivo para lograr lo que queremos.

 

¿Y qué aporta formar a jóvenes? ¿Cuál es tu experiencia personal?

 

Mi experiencia aquí está siendo maravillosa. Una gran oportunidad para aportar todo lo aprendido a través de mi experiencia profesional –como pedagoga, orientadora, mediadora, terapeuta– y personal; en todos los ámbitos de la vida colegial (prevención, desarrollo personal, resolución de conflictos, seguimiento académico…). Mi vocación siempre ha sido la relación de ayuda a los demás y trabajar con personas, y todo eso lo tengo aquí. Además, me da mucha alegría, porque la gente joven es como un diamante en bruto. Tienen tanta vida por delante que todo lo que hagamos aquí tiene una proyección. Nosotros ponemos una semilla y ellos, si quieren, pueden hacerla crecer, desarrollarla. Poder aportarles algo y acompañarlos me hace súper feliz.

 

subdirectora del colegio mayor larraona sonríe

universitario estudiando con un boli en la mano

Orientación personalizada para el estudio

No es lo mismo preparar un examen para el colegio que hacerlo en la universidad. Y tampoco es igual la forma de estudiar en un sitio y en otro. Es algo que parece obvio, pero que a veces resultar difícil de vivir. Cuando empiezan los estudiantes la carrera, llegan a un mundo en el que todo es nuevo. Por eso, desde que entran en el Colegio Mayor, les ofrecemos el seguimiento académico que necesitan. Y este año, entre otras medidas, se brindan estrategias concretas para desarrollar los hábitos personales de estudio y para ello se imparten sesiones grupales teóricas y prácticas, y asesoramiento personalizado para que los colegiales de 1º mejoren su rendimiento académico.

 

estudiantes frente a la fachada del colegio mayor larraona

 

Aprender a estudiar

 

Este curso forma parte de un proyecto APS del prácticum de la Facultad de Educación y Psicología. Lucía Sáez, pedagoga y maestra de educación infantil y Alejandra Quiroz, la cual realiza sus prácticas de psicología educativa participando en este proyecto, coordinan y llevan a cabo las actividades con los colegiales.

“Llegar a la universidad es un cambio en sí mismo”, explica Lucía. “Nuestro objetivo es que los colegiales puedan adquirir una base sólida de conocimientos desde el principio”.

Para ello, este cuatrimestre se han impartido sesiones sobre “Qué es estudiar y qué es aprender”, “Metas y objetivos de aprendizaje”, “Hábitos de estudio” y un taller práctico sobre “Plan personal de estudio y estilos de aprendizaje”. Todo ello, complementado con tutorías de orientación personalizada, a los alumnos que las han solicitado, para ayudar a orientar el estudio y el desarrollo de habilidades necesarias para un buen desempeño académico. Una apuesta muy completa para hacer un acompañamiento holístico que ayude verdaderamente a los universitarios.

“Este proyecto está dirigido para cualquier colegial, no solo para quien tiene problemas con el estudio. Buscamos dotar a los colegiales con herramientas que les permitan convertir el fallo en mejora y en oportunidad de aprendizaje, para que puedan aprovechar todo su potencial de desempeño académico”, subraya la profesora.

Lucía insiste en que esto es un proceso. “La persona que entra por la puerta en septiembre es distinta que la que sale en junio, al igual que cuando acaben la carrera habrán cambiado, a nivel académico y, sobre todo, personal”.

Como el ámbito personal atañe a lo académico y viceversa, el curso contempla todas las dimensiones de la vida del estudiante y también todos los profesionales que intervienen en ella.

“En las sesiones personales les recuerdo que pueden acudir a la figura del asesor académico de la universidad, que es quien mejor conoce los contenidos y las dinámicas propias de la carrera. Si ya han acudido, trabajamos en colaboración con lo que el asesor les propone. Les acompañamos en lo que están viviendo en el campus y en otros servicios universitarios (deporte, clubes, charlas…) que son importantes y van unidos al desempeño académico. Les recordamos el enriquecimiento que pueden obtener más allá del plano de los estudios”.

 

profesora y psicóloga en el colegio mayor larraona

 

Seguimiento individualizado

 

En las sesiones personales, se concreta y se realiza un seguimiento individualizado de lo que se ha visto en las charlas y talleres grupales.

“La primera sesión es una entrevista para conocer al alumno, su contexto académico, su contexto social y el ámbito personal, porque influye en el rendimiento académico, no se puede dejar de lado. Además, les pasamos un screening (un test) para ayudarnos a conocer aspectos académicos un poco más concretos, por ejemplo: el control volitivo o la motivación personal ante lo académico. Gracias a ello observamos aspectos del estudio de los que uno a veces no es consciente, pero que luego resultan claves para ayudarles a mejorar durante su etapa universitaria.”

Estos aspectos pueden ir desde saber plantear objetivos de estudio realistas, hasta la gestión de nervios en un examen o la importancia de realizar un descanso después de él para resetear nuestra mente.

“Tratamos temas que engloban su vida personal, como plantear un horario realista, incluyendo en él no únicamente las horas de estudio, sino también aquello que forma parte de su día a día, como sus hobbies y necesidades básicas como comer o dormir. En las sesiones buscamos que ellos mismos sean quienes lleguen a las respuestas a través de preguntas. Nosotros les orientamos hacia esa la reflexión, acompañándoles para que encuentren su método de estudio que mejor se adecua a ellos”.

En principio, la frecuencia de los encuentros personales es mensual, pero los colegiales pueden solicitar las sesiones que necesiten, y escribir por mail o ponerse en contacto con las docentes en cualquier momento.

 

“Operación examen”

 

Una de las principales preocupaciones de los estudiantes son los exámenes finales de las asignaturas. Para prepararse para ellos, Lucía ha elaborado con cada uno de los colegiales una rutina personalizada pre (y post) examen.

“Al principio, como todo lo nuevo, les inquieta, y queremos acompañarlos en esos primeros pasos en la universidad. Por eso, a través de preguntas sobre sus hábitos y preferencias, hemos desarrollado con cada uno una rutina para los exámenes, para que cuando tengan nervios o se sientan inseguros puedan gestionar mejor esa situación. Lo importante es la preparación para que lleguen a la prueba con un nivel de activación óptima, ni extremadamente relajados ni extremadamente nerviosos”.

Esta rutina establece una serie de pautas desde el día previo al examen hasta el momento posterior, detallando cada fase del proceso: horas antes de la prueba, el camino hasta la universidad, la espera en el pasillo, incluso el momento en que se reparten los exámenes.

“También les recordamos la importancia de descansar después del examen, aunque sean veinte minutos si se tienen otro muy seguido. Hay que ‘resetear’ el cerebro a través de la pausa, de un momento de ocio, una merienda… depende del caso, según las preferencias y necesidades del alumno”.

 

hoja con contenido educativo del curso de técnicas de estudio

 

En permanente aprendizaje

 

Este curso se trata de un proyecto vivo, en constante seguimiento por parte del Departamento de Educación y Psicología de la Universidad y del equipo del Colegio Mayor para adaptar los contenidos y metodologías a los colegiales.

“Lo interesante es tener en cuenta los aspectos más demandados y poder ajustar los temas, por eso al final de cada charla los estudiantes rellenan un formulario con preguntas para evaluar el proyecto y poder adaptarlo sobre la marcha según qué les está ayudando y qué les gustaría aprender. De momento, por el feedback que estamos recibiendo, a los colegiales les está pareciendo un recurso muy útil. Al final de curso podremos recabar más información, porque es un proceso y se necesita tiempo para ver el impacto que está teniendo en ellos”.

Hasta entonces, los colegiales seguirán indagando en temas como la “Motivación y sentido del estudio”, la “Gestión, organización del tiempo y recursos” o la “Memoria, esfuerzo y aprendizaje”, acompañados de sus respectivos talleres prácticos.

“Un aspecto que abordaremos será la concentración en el estudio. En este mundo tan tecnológico es algo que les suele costar a los alumnos; apartar una realidad patente en nuestro día a día no es factible, pero sí encajarla en su vida de manera sana y útil para ellos”, adelanta Lucía.

Para mejorar el desempeño académico hay que tener en cuenta este y otros muchos factores, por eso se trabaja siempre en colaboración con las personas que intervienen en la formación de los universitarios, también en el Colegio Mayor Larraona.

“Magaly Marrodán, la subdirectora, tiene muchos conocimientos de técnicas de estudio y de asesoramiento. Por otra parte, nos acompañan las profesoras Palafox y Reyes, que son excelentes profesionales a las que les estoy muy agradecida. Y por supuesto, Juan su director, o Eva y Silvia las recepcionistas, ya que todos influyen en la vida de los colegiales y les conocen en el día a día del colegio mayor. Por lo que se realiza un trabajo colaborativo que enriquece el acompañamiento al colegial”.

Lucía Sáez expresa su satisfacción por poder orientar a los estudiantes y aplicar todos sus conocimientos profesionales adquiridos en la carrera y desarrollados en el ámbito universitario. Cuenta que fue Paula Alcalde, que impartió una charla en nuestro Colegio Mayor,  la persona en la que Lucía se inspiró para poder aprender algunas herramientas de la Psicología del Deporte con la finalidad de poder aplicarlas en la orientación educativa de los estudiantes. Paula es graduada en Pedagogía y Educación Primaria, con Máster en Psicología  de la actividad física y del deporte. “Juntas vimos que enfrentarse a una competición deportiva y enfrentarse a una prueba académica tenían mucho en común. Y que los estudiantes pueden aprender técnicas parar ir mejor preparados”.

mano de estudiante universitario cogiendo apuntes en clase

La experiencia de ‘Magia para el estudio’

Hay quien cree que los buenos resultados en los estudios aparecen por arte de magia. Pero no es así. Además de la capacidad intelectual, sacar adelante la carrera requiere esfuerzo, tesón y aprovechamiento del tiempo y de los recursos de cada uno. Para ayudar a nuestros colegiales a dar lo mejor de sí mismos en este ámbito, en marzo lanzamos un taller de la mano de la Facultad de Educación de la Universidad de Navarra. Aprendieron un par de ‘trucos’ para conocer mejor a qué se enfrentan, identificar sus hábitos de estudio y rendir mejor en las pruebas. Ahora lo aplican en los exámenes de fin de curso. 

 

charla a estudiantes universitarios

 

Herramientas para optimizar los estudios  

Este proyecto piloto surge del compromiso del Colegio Mayor Larraona por que los colegiales crezcan en responsabilidad y calidad educativa, mediante herramientas para optimizar sus estudios. “A nosotros como facultad nos interesa mucho”, comenta Katya Palafox, profesora del departamento de pedagogía de la Universidad de Navarra y coordinadora de este taller, en el que colaboraron tres estudiantes de la Facultad de Educación y Psicología. “El objetivo es mejorar el nivel de estudio y aprendizaje de los alumnos”.  

profesora de la universidad de navarra

Profesora Katya Palafox (Universidad de Navarra)

 

Explica que algunos de ellos vienen de fuera y les cuesta adaptarse a la forma de estudios de España y de la Universidad, y que en la mayoría de los casos lo que falla es la organización: por dónde hay que empezar a estudiar. “Perciben que están organizados, pero a la hora de trabajarlo, ven que una cosa es el papel y otra lo que están haciendo”. 

En las 5 sesiones teóricas (“Descubre tu propio estilo de aprendizaje”, “Encuentra tu motivación”, “Aprovecha el tiempo”, “Aprende a resolver distintos exámenes”, “Hazte el dueño de tus decisiones”) vieron aspectos como la organización del calendario y de la agenda, la diferencia entre estudio y repaso, la importancia de los tiempos y herramientas de mnemotecnia, la presencia de distractores… 

Estas clases se completaron con tutorías individuales voluntarias, “muy importantes, porque las necesidades de cada uno son distintas”. También el grado influye en los requerimientos para estudiar y en el tipo de exámenes; así que en estas sesiones prácticas pudieron trabajar estos aspectos de manera adaptada. Después de los exámenes finales, se volverá a contactar con ellos desde la Facultad de Educación, para realizar un seguimiento. ”Queremos que quede abierto este canal de comunicación para que puedan contar con nosotros en lo que necesiten, también los que no hicieron estas tutorías individuales”, comenta la profesora Palafox. 

 

estante con libro de universidad y cuadernos

 

Estudiar no está reñido con socializar 

Al inicio del ciclo de sesiones hicieron un screening general de los participantes, para conocer cómo estaban estudiando y cuál era su capacidad de atención. También se les preguntó por sus motivaciones, su organización y su capacidad de toma de decisiones (autocontrol), además de distintos hábitos relacionados con su bienestar físico y mental. “Medimos el grado de preocupación y ansiedad fisiológica, si están cansados, cómo duermen, si se ponen nerviosos… y cómo es su vida social. Se tiene la imagen de que los jóvenes siempre están de fiesta, pero no siempre es así: están preocupados y le dedican tiempo al estudio, lo que pasa es que no siempre ese tiempo es de calidad, y se queman. Una vida social sana contribuye a la motivación en el estudio”. 

Al estar en un nivel universitario, no identificaron ningún problema grave en los colegiales. Pero sí que detectaron problemas de planificación, motivación y priorización, saber “apuntar a la diana”, como explica la profesora. Y para ello, nada mejor que quien ha pasado por sus mismas situaciones, y conoce las claves psicológicas y pedagógicas que les pueden ayudar. 

 

galería de estudio

 

Experiencia de aprendizaje y servicio 

Dos alumnas de último de año de los grados de Psicología educativa y de Pedagogía colaboraron en el proyecto, ayudando a seleccionar la temática del taller y a planificar los contenidos. “Les vino muy bien para desarrollar sus habilidades; la experiencia ha sido muy buena”. Sus tutoras de la facultad estuvieron presentes con ellas en todas las sesiones, y en los talleres individuales participó una alumna del Máster en intervención educativa. “Pudieron implementar lo aprendido con libertad, y verlo plasmado les dio seguridad. Han manifestado que el proyecto ha sido muy favorable”, recalca la coordinadora. Habían hecho otros talleres voluntarios en la universidad, pero les pareció interesante y motivador poder acercarse a los estudiantes del Colegio Mayor y participar en este taller de aprendizaje-servicio de manera global. 

En la evaluación que hicieron nuestros colegiales del taller, expresaron que les ha servido mucho para aprender a planificarse, conocer el funcionamiento de las asignaturas y saber cómo afrontar distintos tipos de exámenes. 

La idea es que el proyecto continúe a partir de septiembre y que puedan dar un seguimiento a los colegiales a largo de todo el año, como complemento al acompañamiento personal que realiza el equipo directivo del Colegio Mayor. 

“Es un equipo maravilloso que ha confiado en nosotros”, señala la profesora. “Nos hemos sentido como en casa, y los chicos han sido súper educados, daba gusto estar con ellos”. 

Desde el Colegio Mayor Larraona, equipo directivo y colegiales podemos afirmar que ha sido una experiencia igual de positiva para nosotros. Agradecemos la dedicación y el interés de todas las personas participantes y, en especial, de la Facultad de Educación de la Universidad de Navarra, y esperamos con ganas la continuación de este proyecto.