El pasado sábado 18 de marzo celebramos nuestro tradicional Acto Académico de Imposición de Becas, un alto en nuestro camino para reconocer a los estudiantes que llevan tres años en el Colegio Mayor y a los que finalizan sus estudios siendo colegiales, y para agradecer a aquellas personas e instituciones que nos ayudan con nuestra labor. Fue una velada llena de recuerdos, reflexiones, orgullo y muchas emociones.
Las huellas de un colegial veterano
El acto comenzó con una intervención del colegial decano Javier Calvo Serrano.
En lugar de hacer una memoria de actividades al uso, Javier aprovechó para hablar sobre su enriquecedora experiencia personal: “He tenido la gran suerte de estar seis años en Larraona. Y no solo eso, sino que cuatro de esos años han sido como decano, varios años compartiendo el honor y la responsabilidad con otros compañeros amigos míos”.
Al igual que hizo en el acto del año pasado, quiso leer el poema Caminante no hay camino de Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
“Mi camino aquí, que es el de un simple colegial, tiene que agradecerle mucho al pasado y al presente de Larraona. Estoy orgulloso de haberme dejado llenar de las huellas de tanta gente maravillosa del Colegio Mayor Larraona. Ojalá ese futuro fresco que viene ahora esté lleno de esto mismo y mucho más. Yo os animo a que, ya que hemos recibido tanto de este Colegio Mayor, llevemos esto mismo con agradecimiento, orgullo y alegría, allá donde nuestros caminos nos conduzcan”.
Siguiendo las señales
A continuación, el P. Juan Martín Askaiturrieta c.m.f, Superior Mayor de la Provincia Sanctus Paulus, impartió la lección magistral, en la que orientó a los colegiales en este caminar.
“Lo queremos compartir con los colegiales es este deseo de buen camino, como se dice en el Camino de Santiago. Hay un camino que ya se ha hecho, no partimos de cero, pero todavía hay mucho por caminar. Lo importante es que de vez en cuando, como en esta tarde de hoy, podamos pararnos un poco para tomar conciencia y para celebrar este camino que estamos viviendo”.
Exhortó a los jóvenes a caminar, a seguir hacia delante con fuerza y con ilusión, a evitar estar parados. Y también, a aprender a seguir las señales, discerniendo cuál es la vía que deben seguir.
“Todos los caminos no son un buen camino. Hay que recordar hacia dónde caminamos, porque la vida es demasiado interesante y bella como para vivirla de cualquier manera. Un buen camino será el que nos ayude a crecer, el que nos haga buenas personas y ciudadanos, y el que nos haga aportar algo en esta sociedad en que vivimos”.
Este crecimiento comprende todas las dimensiones de la persona que trabajamos en el Colegio Mayor, empezando por la individual. “Estoy convencido de que todas las personas tenemos un potencial enorme, impresionante. Se trata de sacar nuestra mejor versión, de que ese potencial personal vaya aflorando”.
Para ello, el misionero habló de crecer valores como la responsabilidad, el esfuerzo y la superación y el agradecimiento: “Nadie crece solo. Crecemos porque hay personas que nos miran bien, que nos levantan cuando caemos”.
Esto está ligado a la dimensión social, imprescindible en la persona y en un centro como el Colegio Mayor:
“Ante la tentación de vivir aislados tenemos que recordar que no hay crecimiento al margen de los demás. Crecer es aprender a convivir con los demás, aunque no sea fácil. Crecer significa pararse ante el que sufre. Puede ser alguien de Ucrania, mi madre, mi vecino de habitación o el compañero de la carrera. Significa que el otro me importa, que yo no soy el centro del universo”.
El P. Juan Martín también animó a todos los invitados del acto a no vivir distraídos y a cuidar la dimensión trascendente. “No es lo mismo una vida ocupada que una vida plena. La vocación, que es fundamental para todos, lo es más en una edad juvenil. Se puede vivir de muchas maneras, cada uno tiene que elegir la suya, pero ojalá podamos descubrir que cuanto más somos y nos vinculamos a los demás, viviendo la vocación en clave de entrega, más crecemos como personas”, afirmó.
“En 1870, antes de fallecer, San Antonio María Claret dijo algo que ojalá podamos decir todos: ‘He cumplido mi misión’. Lo que tenía que vivir, lo que tenía que hacer, está hecho. Lo que este hombre hizo puede inspirar a los jóvenes de hoy, y lo que vivió no se quedó sólo en él, sino que se tradujo en lo que los misioneros claretianos somos hoy”.
Actualmente hay unos 3.000 misioneros claretianos repartidos por todo el mundo, de los cuales cinco se encuentran en nuestro Colegio Mayor, ayudándonos a realizar nuestra misión.
“El Colegio Mayor Larraona lleva más de 50 años de labor. Se dice pronto, pero creo que es bueno subrayarlo, significa un compromiso permanente por acompañar a jóvenes en el buen camino que decimos. Ahora en 2023 tenemos retos y desafíos para seguir acompañando a los jóvenes que están y a los que vendrán”.
El claretiano terminó deseando a todos un buen recorrido en la vida.
“No renunciéis a caminar. Las dificultades tienen que ser un estímulo para seguir caminando. Ojalá aquí en el Colegio Mayor encontréis ayuda y compañía para superar esos problemas. Ojalá vayáis intuyendo qué horizonte de vida queréis vivir y que sea pleno. Ojalá durante toda vuestra vida, cuando miréis las fotos y paséis por Pamplona recordéis al Colegio Mayor no solo con agradecimiento y cariño, sino que sea también un estímulo permanente para ese crecimiento, para seguir en el camino en el que todos estamos”.
No andamos solos
Después de la imposición de las becas, se entregaron las placas de fin de grado y las becas de honor.
Este curso, se ha querido distinguir al D. Pablo Sánchez-Ostiz, Vicerrector de profesorado de la Universidad de Navarra, por su profunda dedicación a la docencia e investigación, por sus aportaciones al derecho penal a través de su prolífica obra y por su compromiso con la educación transformadora a través de su servicio como vicerrector.
“Os agradezco el trabajo que estáis haciendo, con la implicación de tantos”, expresó en la clausura del acto. “Mantener ese camino, esa mirada hasta el final, es cuestión de esperanza. Eso de los éxitos y los fracasos es mentira. Ninguno de ellos es definitivo, se aprende y se sigue hacia delante, caminando claro hacia donde hay que ir, en la vocación que uno descubra, dejándose acompañar y ayudar por otros”.
Además, el P. Juan Martín Askaiturrieta c.m.f. recibió la beca por ser el Superior Mayor de los padres claretianos, y por tanto el titular del centro, como principal impulsor de la plataforma evangelizadora que es nuestro Colegio Mayor.
También se reconoció la labor del Servicio de admisiones de la Universidad de Navarra; su vocación de servicio, empatía, talante y amabilidad orientando a los futuros universitarios en todas las gestiones de entrada a la universidad y facilitando al Colegio Mayor Larraona la correcta realización de nuestro trabajo, especialmente en el último avance de nuestro proyecto educativo. La beca de honor la recogió Reyes Fernández de Muniain, gerente del servicio.
Por último, se otorgó una beca de honor a la Tuna del Colegio Mayor Larraona, por mantener a lo largo de los años el espíritu colegial y llevar con orgullo nuestro nombre, tanto en su faceta lúdica y musical tanto como en la personal y trayectoria profesional. La beca la recogió Fernando Martínez Soba, que quiso ofrecer unas palabras de agradecimiento al Colegio Mayor, a la Universidad y a otras tunas de Pamplona, y a todas las personas que confiaron en su proyecto, como el antiguo director Patxi Muguerza.
“Hoy en toda España se está celebrando que hayamos recibido esta beca, muchísimas gracias. Todos nuestros hermanos tunos en la tierra están celebrándolo y los tres que están en el cielo están buscando un bar donde hacerlo”, bromeó.
“Esos valores que aprendimos aquí: la generosidad, la solidaridad, la humildad, la confianza… nos han hecho ser lo que somos. No sólo somos tunos, no sólo somos colegiales; tenemos nuestra profesión y en nuestro corazón está este colegio. Mi sentimiento de hogar está aquí”, aseguró a los asistentes. “Ojalá durante toda su vida recuerden también a nuestro colegio como algo que ha sido trascendental, que ha sido vital y transformador”.
Enhorabuena a los becados
El director Juan Gallego García dio la enhorabuena a todos los estudiantes distinguidos. Entre ellos estaba el colegial Borja Rodríguez Manzano, que aprovechó su papel de presentador del acto para dar un breve testimonio:
“Estamos terminando la carrera y nos toca dejar los mejores años de nuestras vidas atrás para empezar una nueva aventura. Pero esto no es un adiós, sino un hasta luego, porque este Colegio Mayor ha sido mi casa y lo será durante mucho tiempo. He sido muy feliz durante todos los años de carrera en Larraona. En primer lugar, porque he tenido la oportunidad de conocer a gente que me llevo para siempre; sin ellos esto no hubiese sido lo mismo. Por otro lado, la estancia ha sido insuperable gracias a cada uno de los trabajadores que forman parte del Colegio Mayor. Gracias por acogerme y apoyarme durante estos cuatros años”.
Juan hizo una mención especial a los familiares de los estudiantes, al consejo colegial, a los misioneros claretianos y a todo el equipo del Colegio Mayor, como parte esencial de nuestro proyecto. Y también agradeció la labor del equipo educativo externo de la Facultad de Educación y Psicología que nos apoya, dirigido por la profesora Katya Palafox.
Señaló que gracias al trabajo de todos los anteriores directores y subdirectores que le han precedido, tanto claretianos como seglares, nuestro proyecto se mantiene con la misión para la que fue fundado y ha podido acompañar a tantas personas a las que reconocemos con la imposición de becas año tras año.
“El espíritu de Larraona, la impronta que nos deja en nuestras vidas, se muestra especialmente en nuestros compañeros excolegiales de la tuna, a los que agradecemos este afán por mantener viva la llama de Larraona y por haber venido otra vez a vuestra casa”.
Por último, el director expresó nuestro agradecimiento a Dios por el regalo de la vida, por permitirnos recorrer cada día este camino.