Varios libros de Almas Entrelazadas sobre un piano

Presentación del libro “Almas entrelazadas” de Natalia Treviño

El pasado jueves 13 de febrero el Colegio Mayor Larraona tuvo el placer de acoger la presentación del libro de poesía “Almas Entrelazadas”, escrito por Natalia Treviño, colegiala de nuestra comunidad. Fue un evento muy especial donde aprendimos más sobre la autora y leímos fragmentos de su gran poesía.

Natalia Treviño junto a su libro

Comienzos literarios: desde el deporte hasta la poseía 

Natalia, nos compartió cómo la poesía es, para ella, una herramienta que da belleza y significado a la vida. «La poesía transforma lo cotidiano, como la tristeza, en algo estéticamente profundo», comentó, enfatizando la importancia de decir las cosas de manera justa y hermosa, un concepto que definió como la esencia de su obra.

Desde los ocho años, Natalia comenzó a escribir, inspirada por su hermana y sus propias vivencias. Nacida en Monterrey, México, vivió varios años en Canadá, lo que la llevó a escribir inicialmente en inglés, debido a la educación que recibía en ese entonces. No obstante, fue durante su etapa de bachillerato cuando decidió retomar el español, su lengua materna, al considerarla rica y llena de significado.

Su poemario, “Almas Entrelazadas” nace como una respuesta a situaciones personales difíciles, un proceso de «deshabitar» mediante la escritura, lo que la ayudó a limpiar y comprender sus emociones.

Natalia Treviño presentando su libro

Proceso de Almas entrelazadas

Después de escribir varios borradores, se atrevió a enviar el trabajo a editoriales y se quedó con una, la editorial 42 líneas. A lo largo de este proceso, Natalia estuvo acompañada por profesionales en poesía, quienes la ayudaron a perfeccionar cada poema sin perder su esencia, lo que permitió que el libro tomara la forma que hoy conocemos.

El contenido de “Almas Entrelazadas” aborda temas profundos como el cuerpo y el alma, dos aspectos igualmente importantes que, según la autora, merecen ser cuidados. Durante la presentación, Natalia compartió con los presentes algunos de sus poemas favoritos, entre ellos «Descompuestos», que cierra la primera sección titulada “Flores y otras cosas”. En este poema, la autora pretende transmitir la fragilidad humana y la belleza que nace de los momentos de descomposición emocional.

Lectura de libro Almas Entrelazadas, de Natalia Treviño

Poemas favoritos dentro de Almas entrelazadas

Otros poemas destacados fueron «Onstra», que describe la amargura al dejar ir un amor, y «Rompecabezas», un juego de palabras que invita a reflexionar sobre los fragmentos de la vida que nos componen. También nos leyó «Brunch con amigas», una pieza que se caracteriza por su frescura y cercanía.

Publico compartiendo ideas en la presentación del libro de Natalia Treviñoa

Preguntas del público y cierre

El evento cerró con una ronda de preguntas, en la que Natalia habló sobre sus influencias literarias, mencionando el poemario “Para que las estrellas” de otra autora mexicana que le ha marcado profundamente. En cuanto al futuro, la poeta expresó su deseo de seguir escribiendo poesía, pero también de explorar otros géneros como la narrativa.

Sin duda, “Almas Entrelazadas” es solo el comienzo de una carrera literaria prometedora para Natalia Treviño, quien sigue demostrando que su alma también encuentra su camino en las .

A continuación, un fragmento de uno de los poemas titulado “Rompecabezas”:

Rompecabezas

 partí la historia en pedazos

porque nos amábamos

decidí volarnos la cabeza

las corté de formas

a que embonen

como debe de ser

 

te entretuve por días

y diste por hecho memoria

forzaste las piezas

a tu manera

y vaya

que nos volaste la cabeza

 

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flor magnolia

«Abuelo» (Obra ganadora del Concurso de Relatos 2020)

Una vez me dijiste que una boca es bonita si la sonrisa que dibuja se adivina mientras habla. Por eso no entendí tu silencio repentino; la forma de ocultar su existencia blanca.

Recuerdo las tardes de junio, cuando las flores de la ribera del Pisuerga regalaban sus colores al sol y el trigo ondeaba, orgulloso, su beso dorado. En la finca, cobijados por la sombra de los pinos, me hablabas del magnolio y de la manera en que sus flores vierten sus grandes pétalos blancos formando un balcón; o me contabas, divertido, las bromas que os hacíais el tío Rafael y tú.

En esos momentos tu risa llenaba el espacio que iba dejando el día.

El mes pasado fui al pueblo para verte.

La luna rielaba su luz blanquecina sobre la superficie oscura de los charcos que la tormenta había llorado esa misma noche. Como en un sueño, entré en la vía principal y comencé a caminar entre los cipreses y las pequeñas casitas de piedra.

Al llegar a mi destino, entre las amapolas que bailaban pujantes contra la hierba apretada, encontré, sujeto al suelo por una roca caliza, un trozo de papel en el que aún se podían leer un par de estrofas ennegrecidas:

 

…que no arranquen

su sombra de luna

de tu boca orillada

y no digan

que en su bruma de nieve

habita el silencio del pino;

 

ellos no han visto

la pompa de oro

que levanta…

 

Instintivamente acaricié mi boca con la manga del abrigo, como si yo fuera el destinatario de mis propios versos y, con los ojos grises por el agua, me guardé los restos del poema en uno de los bolsillos traseros del pantalón.

Antes de darme la vuelta y encarar la sombra fría de la calle me volví hacia la foto que descansaba sobre la estela de piedra, junto a una magnolia; y, sin quererlo, subió a mi boca una paloma: desde tu epitafio de tinta aún me sonreías.

 

Por: Íñigo Ruiz.
Primer premio del Concurso de Relatos 2020

estudiante ganador de un premio