manos tocando el piano

Una nueva agrupación musical

La música es una parte esencial de la vida y, por supuesto, de la vida universitaria. A lo largo de nuestros más de 50 años de historia, hemos visto cómo los colegiales fundaban bandas de música, grupos informales… e incluso una tuna propia del colegio mayor. Este curso, tenemos la suerte de contar con una nueva agrupación musical formada por distintos estudiantes y dirigida por el profesor Javier Aramendia.

 

El grupo cuenta –por ahora– con violines, piano, guitarra acústica, batería, bajo y cantante, aunque está abierto a acoger a más instrumentos. “No somos un conjunto de cuerda ni de viento, de hecho, no tenemos ningún instrumento de viento”, comenta Javier Albiac, uno de los colegiales que ayudó a impulsar la iniciativa. “Somos una agrupación curiosa”.

 

estudiante universitario toca el violín

 

Javier toca el violín y estudia Medicina en la Universidad de Navarra. Este es su tercer año en el Colegio Mayor y el primero en el que se ha organizado algo así. “Hablé con Juan, el director. Al principio hubo un popurrí tremendo, porque se dijo: ‘Quien toque un instrumento que baje a la sala de música’, y había mucha gente. Pero luego se quedaron los más interesados y los que podían por los horarios”, comenta.

 

dos estudiantes universitarias cantan con un micrófono

 

El grupo se junta los lunes a las 20:00h y al ensayo suelen acudir unas seis o siete personas, dependiendo del día. Los colegiales que están participando son Faustino Buschittari, Sara Campos, Miriam Botella, Santiago Cano, Amelia Wefer, Javier Albiac, Mario Ramos, Salvador Roig, Rodrigo Grasa y Lucía Méndez.

 

un estudiante toca el bajo

 

Hay gente de todos los niveles”, explica Javier. “Algunos han estado en el conservatorio y otros han aprendido por su cuenta”. El estudiante hizo 10 años en el Conservatorio Profesional de Música de Alcañiz (Teruel), de donde proviene.

“Ahí tocaba temas más académicos. Aquí disfruto mucho, puedo versionar y tocar cosas de un estilo de música más actual. Hacemos cosas más o menos sencillas, pero que son resultonas y agradables”, reconoce.

 

profesor de musica lee una partitura

 

De seleccionar las partituras y hacer los arreglos se encarga el profesor de música, tocayo de Javier. Aramendia les propone canciones que pueden encajar con los instrumentos y con los gustos de los estudiantes, y hace los arreglos necesarios. Por ejemplo, están ensayando la canción You Know I’m No Good de Amy Winehouse, sustituyendo las trompetas por violines.

 

estudiante universitario toca la batería

 

También están tocando temas como Clocks (Coldplay), Bitter Sweet Symphony (The Verve) o Just My Imagination (The Cranberries). Ahora están ensayando la canción Last Christmas (Wham!) para tocarla en la cena especial de Navidad del Colegio Mayor.

 

 

Nos alegramos de que haya salido adelante esta iniciativa tan enriquecedora, para los participantes y para el resto de los estudiantes. Porque más allá de las competencias que se puedan desarrollar, lo importante es que cada lunes, entre las paredes insonorizadas de la sala de música, un grupo informal de jóvenes disfruta, comparte, aprende, sueña, recuerda, viaja, falla, imagina y crece canción a canción. Aunque no sean conscientes ahora, sabemos que es una experiencia que no van a olvidar.

una cantante y una pianista sonríen

estudiantes del colegio mayor larraona en el patio del colegio

Celebramos la fiesta de la primavera

El pasado sábado 22 de abril tuvimos una jornada de celebración para despedir el curso, antes de la llegada de los exámenes finales. Fue un bonito día en el que disfrutamos de la música, de la comida y, sobre todo, de la compañía de los colegiales y trabajadores del Colegio Mayor.

 

cocinero cocina chistorra y paellas

 

Un aperitivo animado

El encuentro tuvo lugar en el patio del Colegio Larraona, en el que nuestro cocinero, Nacho, nos preparó un estupendo aperitivo: una chistorrada que estuvo amenizada por una batucada. A continuación, preparó unas paellas que comimos en el mismo porche del patio.

 

grupo de música de batucada

 

Ganadores

En la sobremesa, aprovechamos para anunciar los ganadores del concurso de fotografía (David Vivas, 1er premio del jurado; Manuel Esteban, 2º premio del jurado; Juan Mihail Moragues, premio del público) y de relato (Alejandro Boned, 1er premio del jurado; Eneko de Diego, 2º premio del jurado). También organizamos un bingo con distintos premios para los colegiales.

 

estudiante premiado y subdirectora sonríen

 

La fiesta continúa

Por la tarde, la música volvió de la mano de un DJ para todos aquellos que quisieron continuar la fiesta un poco más, hasta la hora de la cena.

 

dj en el patio del colegio larraona

 

Parece mentira, pero este curso académico ya va llegando a su fin. Estamos muy contentos por todos estos momentos junto a nuestros colegiales, a los que agradecemos haber asistido a este encuentro y haber participado este año en los distintos ámbitos de la vida colegial. Ahora toca concentrarse en los exámenes para poder disfrutar más tarde de lo que depare el verano y el próximo nuevo curso.

 

estudiantes y trabajadores del colegio mayor larraona en la comida

estudiantes en el colegio mayor larraona en 2002

Los recuerdos de Iñigo Jiménez, antiguo colegial y tuno del Colegio Mayor

Iñigo Jiménez Iribarren, de Zaragoza, entró en septiembre del año 1995 en nuestro colegio mayor. Estudió Farmacia en la Universidad de Navarra y permaneció con nosotros hasta el año 1997. En el 2000 se licenció y posteriormente realizó un MBA en el ICADE, dirigido al a industria. Después de trabajar en distribución, actualmente se ocupa de la parte comercial y de marketing en Castilla León de un producto oncológico de una multinacional farmacéutica. En su trabajo ha tenido la oportunidad de coincidir con muchos antiguos colegiales, y siempre que ha podido, ha venido a visitarnos a Pamplona. El día 22 de octubre nos veremos en la celebración de nuestro 50 aniversario, pero antes hemos querido hablar con él para compartir su testimonio con toda nuestra comunidad colegial. 

 

¿Qué recuerdas de tu época en el colegio mayor? 

 

Estar en el Colegio fue una experiencia maravillosa, tanto a nivel de residente como de las actividades, con la tropa que hacíamos entre los doscientos estudiantes. La recuerdo como una época muy divertida, de recuerdos muy gratos. Sobre todo, el ambiente era fantástico. A veces podía ser un poco jaula de grillos, todos yendo de habitación en habitación en la época de exámenes, para liberar los nervios y hacer quinielas. Estábamos a mil intentando repasar. Pero siempre, siempre, siempre, te podías apoyar en alguien, a nivel académico y personal. Todos hacíamos una pequeña gran familia.  

 

estudiantes amigos en habitación del colegio mayor larraona
Colegiales en Larraona, 1995

 

¿Qué relación sigues teniendo con esta ‘familia’ tan grande? 

 

Veintisiete años después, hasta el día de hoy, mantengo una relación estrechísima con los colegiales de esos años. ¡Y lo que nos queda! Sería muy difícil para mí dejar de lado esta parte de mi vida. Veraneo en el Mediterráneo y siempre quedo con varios compañeros del colegio mayor para vernos, ya con nuestras familias. Siempre hacemos por juntarnos. 

 

¿Cómo conseguiste trabar estas amistades? 

 

Mis amigos venían de tres sitios, siempre vinculados con el colegio mayor. En primer lugar, estaban mis compañeros de la Facultad de farmacia. En segundo lugar, el resto de los colegiales de aquellos años. Recuerdo que en la semana de entrada a los nuevos se nos abría el cielo. Llegábamos a una ciudad nueva, sin saber quién era nadie y automáticamente sentíamos que podíamos conocer a muchísimos colegiales. Y, por último, pertenecía a la tuna del colegio mayor. Ahí hice muchísimos amigos con los que aún mantengo la relación. Fue un instrumento para conocer antiguos colegiales, que ya habían dejado el colegio mayor pero que seguían manteniendo un vínculo muy estrecho con Larraona. 

 

integrantes de la tuna en la entrada del colegio mayor larraona en el año 1996
Tuna del Colegio Mayor Larraona, 1996

 

Cuéntanos más sobre la tuna.  

 

Con el Colegio Mayor Larraona como epicentro, todos los fines de semana íbamos por ahí a rondar a otros colegios mayores y a los pisos de las estudiantes. Por ejemplo, el día de san Valentín íbamos a cantar a Santa Clara y cenábamos ahí. Era una actividad muy intensa, que nos permitía conocer a muchísimos compañeros de la tuna de otros colegios mayores, de la universidad… Actuábamos en becas y en eventos de otros centros. Intentábamos dejar el pabellón de nuestro colegio mayor bien alto, y por lo que me consta, así era. Aparte de la tuna, que es una cuestión más ociosa, también recuerdo el trofeo rector, e incluso los pequeños grupos que se formaban jugando al ajedrez, que ayudaban a conocer gente. En la tuna, aparte de hacer el ganso, tocaba la guitarra y cantaba.  

  

Sabemos que en su día hubo una pequeña web sobre nuestra tuna, animada por todos vosotros. 

 

Esa web es un tesoro. Es una mini página que estaba en obras permanentemente. Cuando la hicimos, aún estaba empezando internet. Entonces teníamos un compañero, “Peru”, que trabajaba en el centro tecnológico de la Universidad, y para nosotros era algo así como Bill Gates. Tuvimos una vida muy activa durante esos años, que quedó reflejada ahí. Ganamos muchos premios en certámenes: en Granada, Madrid, Toledo… Algunos estuvieron incluso en Francia, en un festival de culturas del mundo. Esos trofeos andarán aún por el colegio mayor. 

 

estudiantes de la tuna con trofeos en el colegio mayor larraona
Tunos en la fiesta de bienvenida de 2022.

 

Nos quedamos con ganas de escuchar de nuevo a los tunos, ¿es posible un reencuentro el día de la celebración de nuestro cincuentenario? 

 

¡Por supuesto! El día 22 vamos a ir veintitantos con nuestros trajes y guitarras. En total somos muchos más de los que vamos a venir, pero no está mal como número, que ya muchos peinamos canas. ¡Alguno tendrá que mirar si le cabe el traje de antaño! 

 

¡Qué ganas de que veros a todos! 

 

Tenemos muchísimas ganas del aniversario. En concreto, tengo muchas ganas de ir a mi antigua habitación, abrir la puerta y verla. Sé que habrá cambiado, pero tengo ganas de revivir esa sensación. Recuerdo cuando me marché del colegio mayor, esa impresión de primera mudanza, de que me llevo las cosas físicas pero me dejo todos los buenos ratos que he pasado en la habitación, aunque también ha habido malos, como las noches de estudio previas a un examen. Quiero ver cómo está ahora, cómo han cambiado las personas en la recepción. Recuerdo con mucho cariño a Filo, Mª Ángeles, Tere, Javier, a José, el cocinero… Algunos se quejaban, pero yo creo que siempre hemos comido maravillosamente bien. Son sensaciones que tengo ganas de recuperar. Creo que nunca hemos dejado de formar parte del Colegio Mayor, siempre lo hemos llevado en el corazón. Y por supuesto, tengo ganas de coincidir en la celebración con muchos amigos y antiguos colegiales.  

 

tuna del colegio mayor larraona en el ayuntamiento de palma de mallorca
Tuna en el Ayto. de Palma de Mallorca, 1999.

 

Aparte de esos buenos recuerdos y sensaciones, y de las grandes amistades, ¿qué dirías que te ha aportado pasar por el colegio mayor? 

 

En primer lugar, me dio un sentimiento de pertenencia. A todos nos gusta tenerlo. Ser un colegial de Larraona era un símbolo, una consideración maravillosa. A veces nos llamaban chapones o empollones, pero no importaba. Había gente muy lista y muy buena en muchos sentidos, que luego han desarrollado unos carrerones profesionales. Yo estaba contento de poder compartir espacio y convivencia con gente brillante. De entre mis amigos de la tuna hay médicos que son eminencias… Y pensar que he tenido la oportunidad de jugar a la pocha o de tomar una cerveza con ellos. También hay abogados muy reputados o muy buenos empresarios. Por encima de todo, sabes que todos son magníficas personas, que en cualquier momento te puedes juntar a echarte un café como hace veinticinco años.  

 

Magníficas personas, y cada una diferente de la otra.  

 

Éramos muy distintos; doscientos en el colegio mayor, cada uno de su padre y de su madre. Eso nos enseñó a amoldarnos, a ser capaz de tratar y estar a gusto con todos, ya fueran de diferentes zonas geográficas, tendencias políticas o convicciones religiosas. El simple hecho de que a veces se llenara la mesa y nos tocara comer con gente distinta (con gente del pasillo, o con alguien de Humanidades, o de Medicina…) nos ayudaba a adaptarnos y relacionarnos con todos. Desde una base de valores sólida y común (de respeto y consideración hacia el otro), Larraona te aportaba esa diversidad que aprendías a interiorizar. Luego esa flexibilidad es muy útil, la vida te pone en muchos bretes.  

 

amigos de la tuna con guitarras y comida en un piso de pamplona
Reencuentro de tunos en Pamplona, 2018

 

En la celebración del aniversario, coincidiréis antiguos colegiales y colegiales actuales. ¿Qué les dirías a los estudiantes de hoy en día? 

 

La época universitaria es un tiempo fantástico. Les diría que lo aprovechen, que lo disfruten, que se esfuercen por pasar por el colegio mayor y aportar algo, que dejen parte de sí mismos ahí y se llevarán algo mucho más grande, que merece la pena. Es como dicen, pasa tú por la vida y no que la vida pase por ti. Que participen en las actividades y aprovechen para conocer a gente fantástica, para generar una pequeña familia. No van a ser conscientes de todo lo que se llevan, ¡que no dejen de disfrutar ni un minuto! 

 

Muchas gracias, Íñigo, por tu tiempo y tu cariño. ¡Nos vemos muy pronto! 

 

cd con canciones de la tuna del colegio mayor larraona 

estudiante mirando partitura en sala de música

Mario López Ruiz, trompetista y futuro médico

El Colegio Mayor Larraona es un universo de por sí. Con los colegiales, los trabajadores, las actividades y todas las relaciones personales que se generan entre nosotros. Pero entrar en nuestra sala de música es un nuevo microcosmos. Tras las paredes insonorizadas, los estudiantes ensayan, improvisan, aprenden un nuevo instrumento o se dejan llevar por la melodía viajando lejos, en el tiempo y en el espacio. A partir de este curso, al piano y, sobre todo, con la trompeta, el universo de la sala de música ha sumado un nuevo integrante. El estudiante Mario López Ruiz.

un estudiante tocando la trompeta

Trompetista desde los 8 años

El camino que comenzó a recorrer Mario se remonta diez años atrás. “Tras hacer una prueba elemental te llamaban para escoger instrumento. Ahí fue cuando elegí la trompeta, me parecía un instrumento muy chulo”, comenta. Y lo sigue pensando. Por eso tras los cuatro años de grado elemental, hizo los seis de profesional y actualmente está cursando el primero de los cuatro de grado superior, en el Conservatorio Superior de Música de Navarra. “Voy al conservatorio todos los días, de lunes a viernes, y ensayo también durante el fin de semana”, explica.

Si te adentras en la sala de música podrás escucharle tocar bellas melodías del “Concierto para trompeta y orquesta en Mi bemol mayor” de Joseph Haydn o complicados ejercicios técnicos para trompeta. Desde hace varios años también toca el piano, fruto de la materia “Piano complementario” que se comienza a cursar en primer grado de profesional. Y todos estos cursos de música no le han impedido empezar a cursar otro grado, de seis años, el principal motivo por el que ha venido desde Miranda de Ebro (Burgos), su ciudad natal, hasta Pamplona.

partitura de música para trompeta

Primer curso de Medicina en la Universidad Pública de Navarra

El plan de Mario es compaginar los estudios de música con la carrera de Medicina. No será fácil, pero estamos seguros de que es un alumno aplicado. “De momento el comienzo de curso está yendo bastante bien”, reconoce. Mario sabe, que al igual que ocurre con un instrumento, además del talento, los estudios son cuestión de práctica y de perseverancia. Y también de pasión. Por eso se prepara para ser médico y por eso no ha dejado de lado la trompeta durante todos estos años. “Mis profesores siempre me han animado a seguir con la carrera de la música”, comenta agradecido.

Mario se esfuerza al máximo para desarrollar sus dos pasiones durante su vida universitaria en Pamplona y desde Larraona le queremos apoyar y animar para que así sea, para que pueda conseguir las metas que se ha marcado. Y, por supuesto, para que nos siga deleitando con sus obras a todos los que habitamos de vez en cuando el universo de la sala de música.