expertos sobre juventud

Resumen de las Jornadas Pospandemia y Juventud

Está claro que la pandemia ha tenido un efecto en los jóvenes, y que la juventud actual presenta unos desafíos (y unas oportunidades) diferentes a las de otras generaciones. Para esclarecer cuáles son estos retos y plantear propuestas que ayuden a nuestros jóvenes a avanzar hacia un futuro mejor, del 6 al 9 de noviembre se celebraron en nuestro Colegio Mayor las jornadas “Pospandemia y juventud”, impulsadas por el profesor Eduardo Ortiz, en colaboración con el alumnado del Taller de Sociedad y Política y la Asociación de Familias del Colegio Claret Larraona.

Las jornadas, planteadas desde una perspectiva multidisciplinar, contaron con la participación de jóvenes y adultos expertos en diferentes materias. En esta noticia recogemos algunas pinceladas de lo vivido en las jornadas.

 

directora del Hospital Universitario de Navarra

 

“Ir al psicólogo está más normalizado que antes”

“Todo el mundo quiere aparentar, parecer que es una persona ideal”, “Ir al psicólogo está más normalizado que antes”, “Mucha gente lo está pasando mal”… Son comentarios de algunos de nuestros colegiales que fueron entrevistados en el marco de las jornadas y que reflejan la preocupación por la salud mental en los jóvenes.

 

 

Este tema prioritario fue el que abrió las jornadas, inauguradas el lunes 6 por Cristina Ibarrola, alcaldesa de Pamplona.

Estrella Petrina, directora gerente del Hospital Universitario de Navarra, moderó la primera mesa redonda, en la que participaron Marta Beranuy, doctora en Psicología por la UPNA y experta en adicciones, Josean Echauri, doctor en Psicología y director del Instituto de psicología jurídica y forense (PSIMAE). Alfonso Echavarri, psicólogo y director técnico del teléfono de la esperanza en Navarra y Rebeca Hidalgo, psiquiatra del centro Infantojuvenil.

Hablaron sobre la excesiva competitividad, los trastornos de conducta alimentaria, el ritmo de vida y la inmediatez, la autoexigencia y las redes sociales… “Lo que se dice en las redes afecta a las personas de verdad”, afirmaba Alejandro Boned, uno de los dos colegiales decanos del curso. “Alfonso Echavarri remarcó algo que comparto: no hacer patologías de problemas cotidianos de la vida”, comenta.

El experto alertó sobre el incremento en la prescripción de ansiolíticos hipnóticos y sedantes, explicando que a veces se hacen temas clínicos de temas humanos. También defendió que la mayoría de la juventud hace buenas cosas, pero que “la parte positiva no mete tanto ruido como la negativa”.

 

mesa redonda en el salón de actos del colegio mayor

 

Abuso de pantallas, pornografía y consumo de drogas

El martes 7 la periodista de RNE Marta Alzugaray moderó una mesa redonda sobre la violencia entre los jóvenes con la participación de Eduardo Sainz de Murieta, jefe del área de Investigación Criminal de la Policía Foral, Mercedes Pérez de Prado, miembro del equipo técnico de la Fiscalía de menores, David Soberana, educador social y psicoterapeuta familiar y Francisco Cidriain, miembro de la Brigada de la Policía Judicial y del grupo de Investigación de la Policía Municipal de Pamplona.

Los expertos señalaron que Navarra es un entorno “muy seguro” con una buena convivencia entre los jóvenes, aunque los delitos en el entorno virtual aumentan: cada semana les llegan denuncias por control, grabaciones, acoso y otros temas relacionados. Para atajar este problema reflexionaron sobre las causas y los fenómenos que derivan en estas conductas, como la exposición a las redes sociales y la validación exterior, el individualismo y el aislamiento, el consumo de pornografía o el consumo de drogas.

“Claramente, los adultos estamos llegando tarde en dos temas: las pantallas y la pornografía, y ambos están relacionados”, concluía el profesor Ortiz. “Los jóvenes acceden a las pantallas con absoluta libertad. Nos apuntaban los expertos que hay que saber gobernarlas, manejarlas. Los chavales no tienen la capacidad para gestionar todos esos estímulos y, sin querer, les estamos abandonando a ello”.

 

adultos y jóvenes en un debate

 

Jóvenes que ya están cambiando el mundo

El miércoles 8 fue el turno de las familias y de los propios jóvenes. En la mesa moderada por Begoña Pérez Eransus, Vicerrectora de Proyección Universitaria y profesora de Trabajo Social de la UPNA, intervinieron Alejandro Boned, colegial decano, Leyre Molinero y Xabier Fernández, alumnos del Taller de Sociedad y Política del Colegio Larraona y los padres Javier Errea, director comunicativo de Errea y Patricia Elía, directora de Recursos Humanos de CINFA. Por último, varios alumnos del colegio Salesianos y de Claret Larraona presentaron experiencias del impacto de proyectos que están realizando.

A Boned le llamó la atención la diferencia entre la visión de los adultos y la de los jóvenes: “Creo que los jóvenes somos pesimistas con la situación actual, pero optimistas para cambiar las cosas. A veces se tiene el cliché de que tenemos menos respeto, de que estamos menos formados o de que no queremos actuar, pero yo creo que no es así. Tenemos ganas de hacer cosas”.

 

asistentes a las jornadas sobre juventud

 

Crear espacios de escucha

El jueves 9 las jornadas terminaron con la mesa redonda moderada por Iñigo Tobes, jefe de informativos del RNE en Navarra, en la que participaron Javier San Miguel, psicólogo y director técnico de la Fundación Xilema, Elena Aisa, directora de la Asociación Besarkada, Alfonso Arana, presidente de Proyecto Hombre Navarra y Juan Yeregui, periodista de RNE. Clausuró el acto Begoña Alfaro, vicepresidenta tercera y consejera de Vivienda, Juventud y Políticas Migratorias de Navarra.

Los participantes coincidieron en la necesidad de llevar a cabo una escucha activa hacia los jóvenes y de generar espacios de reflexión con ellos, para trasmitirles confianza y esperanza. “Los jóvenes necesitan sentirse mirados para que se sientan valiosos”, subrayaba San Miguel.

Sin duda, este ciclo ha sido una buena oportunidad para comprender la realidad que están viviendo nuestros jóvenes y para plantear qué acompañamiento necesitan por parte de las familias, educadores, instituciones y de la sociedad.

Desde el Colegio Mayor Larraona agradecemos a todos los organizadores, asistentes y participantes de las Jornadas su contribución a esta iniciativa tan interesante de nuestros compañeros del Colegio Claret Larraona.

“Me parece muy bien que el Colegio Mayor haya sido el sitio para tratar estos debates que de normal no se plantean. Creo que ha sido provechoso”, concluye el decano de los colegiales.

 

colegial decano

estudiante con el director y la subdirectora del colegio mayor

Educación integral para la juventud de hoy – Entrevista a Magaly Marrodán (II)

Nuestra subdirectora Magaly Marrodán, pedagoga y experta en Mediación y Gestión de Conflictos, es una de las encargadas de acompañar a nuestros colegiales en el día a día. En una entrevista anterior explicaba cómo se refleja este acompañamiento en temas de convivencia, mediación y crecimiento personal en el Colegio Mayor. Ahora hablamos con ella sobre el perfil de la generación actual y la necesidad de una educación integral por parte de formadores, profesores y padres para este momento de su vida.

 

¿Cómo describirías la generación de jóvenes que está ahora mismo en la universidad?

 

A mí me encanta la juventud, creo en ella al 100% porque creo en las personas y en sus posibilidades de crecimiento. Y es precisamente en esa etapa de la vida cuando debe producirse ese desarrollo.

Nuestros jóvenes universitarios están creciendo rodeados de tecnología, en un mundo absolutamente consumista, en el que la información está al alcance de un clic, en el que todo va a una velocidad de vértigo…; cuentan con muchas habilidades y muchas posibilidades de formación y desarrollo.  Han crecido en ambientes llenos de diversidad con lo que son mucho más flexibles y se adaptan más fácilmente a todo.

Por otro lado, y paradójicamente, están más conectados que nunca por las redes sociales y más desconectados que nunca personalmente, en el cara a cara.  Hay una gran necesidad y una dependencia del reconocimiento a través de las redes sociales. Cuando éste no se produce puede dar lugar a problemas de baja autoestima, de depresión, por no nombrar otros temas más serios. Otra característica importante de nuestros jóvenes es la necesidad de inmediatez.  Todo tiene que ser ya, no existe “el proceso” para conseguir algo, el esfuerzo que supone, la tolerancia a la frustración. Debemos trasmitirles y enseñarles la capacidad de “parar, saber esperar y tener autocontrol”. Interiorizar todo esto supone un gran aprendizaje para su vida y lo irán haciendo muy poco a poco. Muchos de nuestros jóvenes lo tienen todo y adolecen de esa madurez que te da el tener que pelear por conseguir tus objetivos.

 

La pandemia del covid-19 les ha tocado en una etapa esencial de su vida.

 

Así es. En mi labor profesional como mediadora nunca había visto tanta gente joven con problemas serios de ansiedad y con dificultades en las relaciones con sus iguales. La pandemia generó una gran incertidumbre en todos nosotros y a la juventud le cogió en un momento en el que no se tienen las herramientas para gestionar una situación así. Recuerdo adolescentes que no querían quitarse la mascarilla cuando ya no era necesaria, se “ocultaban” detrás de ella. Además, muchos de ellos no pudieron vivir momentos que son importantes en nuestra cultura, como cumplir los 18 años y celebrarlo con los amigos, graduaciones, pasos de Ecuador… Son cosas que ya no volverán para ellos.

Por otro lado, y con el paso del tiempo, he observado, tanto en adultos como en nuestros jóvenes, un aprecio absoluto por el presente, unas ganas enormes de vivir el hoy. Son personas muy pragmáticas.

 

joven estudiante tiene en la mano un teléfono móvil

 

Otro aspecto que hay que considerar es el uso de las redes sociales.

 

En general, hay una gran dependencia, es un problema social a nivel mundial. Uno construye su autoestima dependiendo de los mensajes que le envía su entorno: la familia, los amigos, los compañeros del centro educativo… Ahora ya no es así. El mundo entero puede dar su opinión, de tal manera que en un minuto puede haber mil personas hablando mal de uno. Si ya es difícil de llevar para una persona adulta, imaginémonos para una persona joven. Los chavales no construyen su identidad real, construyen una identidad digital y la mayoría de las veces es muy falsa. Las nuevas tecnologías aportan, pero también pueden ser muy destructivas.

No sé si son conscientes los padres y madres de la importancia que tiene que desde bien pequeños gestionen bien el uso de móviles, tabletas, televisión… También por el tema de la pornografía y la deseducación en materia afectivo-sexual de las redes sociales. Tienen acceso a un contenido virtual violento y hay que ir contra eso. El ser humano es otra cosa. Es energía positiva, es afectividad, es empatía, ayuda, colaboración, presencia… Tenemos que cultivar eso. Y hay muchos jóvenes aislados en el mundo virtual.

A veces veo a colegiales en el comedor con los cascos puestos, solos, y me choca muchísimo. Aunque también veo todos los días mesas largas con los mismos chicos riendo y compartiendo. Eso es lo que tratamos de fomentar: generar entornos en lo cotidiano, espacios y momentos de diálogo. Aunque hablemos de temas aparentemente poco importantes, da igual: nos reímos, nos criticamos, hacemos el tonto… Pero con la palabra, con nuestro tono de voz; con la sonrisa, el enfado y lo que haga falta; con nuestras emociones, con nuestra presencia.

 

estudiantes universitarios cenan juntos en el comedor del colegio mayor

 

¿Cómo pueden acompañar los padres a sus hijos en esta etapa de final de la vida escolar y entrada en la universidad?

 

Por ley de vida, en estas edades los chicos y chicas rechazan al adulto que tienen delante, quieren sentir que ellos ya son adultos, aunque no lo son, están en el proceso.  Se tienen que oponer al adulto que les educa y les protege para poder hacerse adultos ellos. Con lo cual, como padres y madres tenemos que poder entender esto y saber estar presentes. Me gusta la imagen de la adolescencia representada por un chaval que está en el borde de un trampolín y quiere saltar a la piscina, que es su vida. A sus padres, que están al inicio del trampolín, les dice que “le dejen en paz” y ni los mira, mira desde lo alto al agua de la piscina, con afán de lanzarse, de vivir su vida, pero su mano está vuelta hacia atrás, hacia ellos. Es decir, necesita “tocar” y saber que los padres están ahí, pero, al mismo tiempo, poder “tirarse a la piscina”, experimentar su propia vida y equivocarse. La labor de los padres es “vigilar que en la piscina haya suficiente agua para que no se ahogue”. No es fácil porque tendemos a ser sobreprotectores, no queremos que a nuestros hijos les pase nada. Tenemos que hacerles ver que estamos ahí para ayudarles, marcando límites claros, qué cosas son negociables y cuáles no. Y desde ahí, trabajar con ellos en un tira y afloja, que es difícil pero necesario, para que nuestros hijos vayan experimentando de manera comedida y sabiendo que vamos a estar ahí. Necesitan ver que confiamos en ellos.

 

un chico joven se lanza a una piscina desde un trampolín

 

Otra cosa que me gustaría destacar en esta etapa es la tendencia de padres y educadores, por no tener tiempo y una presencia cotidiana y serena, a señalar solo las cosas que hacen mal y a olvidarnos de que tienen muchas cosas buenas. Entonces se convierte todo en una crítica continua, los chavales nos rechazan y ahí se desata el conflicto. ¿Por qué no ponemos, además, la mirada en las habilidades que tienen? En el Colegio Mayor intentamos conocer lo que tiene de bueno cada colegial, decírselo y fomentarlo. Es curioso, pero cuando pones el foco en lo positivo ellos también lo ponen y se olvidan de hacer muchas trastadas. Si a una persona la criticas continuamente por lo mismo se produce lo que se llama la profecía autocumplida: lo va a volver a hacer. Pienso que destacar primero lo positivo es una estrategia efectiva para los progenitores y para todas las personas que acompañamos a los jóvenes. Al final, se trata de una etapa difícil, pero apasionante.

 

¿Qué hace falta para trabajar con jóvenes universitarios?

 

Lo primero, tener una buena formación y experiencia. El equipo directivo está preparado, somos especialistas en el ámbito educativo y de la psicología, pedagogía, coaching  y mediación. Además, es importante saber comunicar, me parece clave para poder hacer llegar a los chicos nuestros mensajes. Debemos tener mucha empatía con los jóvenes y estar muy abiertos a ellos, sabiendo escuchar. Otra cosa que hace falta es mucha firmeza y cariño, las dos cosas. Los colegiales nos tienen que ver firmes, serios, pero cercanos al mismo tiempo, presentes y dispuestos a ayudar. Es un poco como el rol que tienen que tener los padres. Y también se necesita mucho sentido del humor. No se trata de estar todo el tiempo riñendo, si sabemos reírnos un poco de las cosas a veces es más efectivo para lograr lo que queremos.

 

¿Y qué aporta formar a jóvenes? ¿Cuál es tu experiencia personal?

 

Mi experiencia aquí está siendo maravillosa. Una gran oportunidad para aportar todo lo aprendido a través de mi experiencia profesional –como pedagoga, orientadora, mediadora, terapeuta– y personal; en todos los ámbitos de la vida colegial (prevención, desarrollo personal, resolución de conflictos, seguimiento académico…). Mi vocación siempre ha sido la relación de ayuda a los demás y trabajar con personas, y todo eso lo tengo aquí. Además, me da mucha alegría, porque la gente joven es como un diamante en bruto. Tienen tanta vida por delante que todo lo que hagamos aquí tiene una proyección. Nosotros ponemos una semilla y ellos, si quieren, pueden hacerla crecer, desarrollarla. Poder aportarles algo y acompañarlos me hace súper feliz.

 

subdirectora del colegio mayor larraona sonríe