El pasado jueves 24 de octubre fue una fecha especial en el Colegio Mayor Larraona. Como cada año, celebramos el día de San Antonio María Claret (1807-1870), fundador de los misioneros claretianos. Desde la celebración de su bicentenario es conocido por la frase “Nacido para evangelizar”. La misión de su vida fue ser misionero, llevando la buena noticia del evangelio y promoviendo la acción social y la solidaridad con las personas más necesitadas. Es recordado por su compasión y su vocación de servicio.
Su legado es, hasta el día de hoy, celebrado en el mundo entero, y en el Colegio Mayor Larraona todos los años le dedicamos un evento especial. La velada empezó a las ocho de la noche con una eucaristía, con palabras sobre sus enseñanzas y su obra. Nos acompañaron en el altar tres miembros de la comunidad claretiana: el Superior de la provincia de Sanctus Paulus Juan Martín Akaiturrieta Ezkurdia, el director Pastoral de Colegio Mayor Larraona Aitor Kamiruaga y Gustavo Pez, miembro de la Comunidad Claretiana de Colegio Mayor Larraona. Acompañaba la música en vivo, con la voz de Sara Campos y Pablo García en la guitarra.
Tras las lecturas del evangelio, especialmente escogidas, nuestro Capellán Aitor Kamiruaga nos habló del lema principal: “La caridad de Cristo” que va ligado a las cuatro palabras tras las cuales podemos hoy entender lo que fue la vida de San Antonio María Claret: conocer, amar, servir y alabar. “Que te conozca y que te haga conocer. Ese es el servicio del misionero”, nos comentó el padre Aitor.
Se leyeron las peticiones, y juntos, compartimos una oración especial en honor de San Antonio María Claret. Pedimos por la comunidad de claretianos y todos sus misioneros que ponen al servicio las palabras del fundador.
Al finalizar la eucaristía, pasamos al comedor para compartir una gran cena, en la que disfrutamos de algunos entrantes, carne asada y un postre especial. Fue una hermosa forma de compartir en honor a nuestro fundador. Es siempre inspirador recordar su vida y el carisma de la comunidad de la que formamos parte.
El pasado 28 de septiembre, 36 de nuestros colegiales y colegialas participaron en el Torneo Deportivo Intercolegial, un evento que se celebra desde hace 7 años en la Universidad Complutense en Madrid. Organizado por la Asociación de Colegios Mayores, unió a más de 1.200 universitarios y universitarias de 30 colegios mayores de España. Este es el segundo año en el que Colegio Mayor Larraona participa. “Esta vez, fuimos mejor preparados”, defiende Alberto Solano, capitán del equipo masculino de fútbol sala y uno de nuestros nuevos decanos, quien se encargó de administrar el resto de equipos y preparar los partidos en los que competimos.
Estrechando lazos
A mitad de la jornada, los equipos representantes, dirigidos por Alberto, fueron recibidos en el Colegio Mayor Alcalá para comer y descansar. Durante el juego y en este espacio de encuentro, pudieron conocer mejor a los colegiales y colegialas de este centro hermano en Madrid, fundado también por los Misioneros Claretianos. Uno de los objetivos del evento deportivo es favorecer la relación y el sentimiento de pertenencia colegial entre los participantes.
Alberto nos cuenta que, sin duda hay competitividad, pero, ante todo, hay un sentimiento de compañerismo: “Uno genera un sentido de pertenencia hacia el colegio mayor en el que vive. Estar en contacto con gente que tiene una experiencia parecida a la propia es genial e incluso todo eso en el deporte, hace que se sienta mucho más”. El juego entre equipos finalmente es un tiempo para celebrar e integrarse con otros estudiantes que viven en las mismas circunstancias y con los que se comparte una experiencia similar, aunque distinta.
Un buen trabajo
Los partidos empezaban desde las 9 de la mañana y seguían hasta las 18 o 19 horas. Fútbol, voleibol, rugby, pádel… En total hubo 250 partidos, ¡fue una jornada intensa en el campus! Todos los campeonatos iban en simultáneo, por lo que, muchas veces entre equipos no podían ir a animarse. “Nos juntábamos todos para la comida. También, después de todo, disfrutamos una cena en Madrid entre nosotros”, nos cuenta Alberto.
Hubo sorpresas en los resultados. En masculino de pádel, Martin Diaz Argüelles e Ignacio Herrero Torres, finalmente quedaron en tercer puesto, después de varios partidos muy bien ganados.
Las capitanas del equipo de fútbol sala femenino, Diana Mur y Aitana Rodríguez, llevaron a su equipo a semifinales. Diana nos comparte cómo fue la experiencia. “No fuimos con las expectativas muy altas. Cada partido que íbamos jugando teníamos más ilusión y confianza, y eso en parte, fue lo que nos hizo seguir delante y llegar a las semifinales”. Ambas capitanas tenían claro desde un inicio, que lo más importante era hacer que todas se sientan parte del grupo, apoyándose dentro y fuera del campo.
El tiempo de juego fue inolvidable, y aunque se haya definido el resultado en tercer puesto, ¡felicitaciones por su victoria! “Lo mejor de esta experiencia no giraba en torno a los partidos, sino todo lo que hemos compartido y crecido como colegio mayor”.
En Colegio Mayor Larraona celebramos el esfuerzo y dedicación en esta edición del Torneo Deportivo Intercolegial de todos los colegiales y colegialas participantes:
Queremos comenzar esta noticiaexpresando nuestro agradecimiento a todas las familias y colegiales que han participado en nuestra campaña de ayuda humanitaria a Ucrania junto a la Residencia Roncesvalles. A todos : ¡muchas gracias! Hemos podido recoger casi dos centenares de cajas con material médico, kits de higiene, medicamentos, menaje, ropa de cama y alimentos. Como os contábamos a primeros de marzo, esta recogida ha sido posible gracias a la Asociación de voluntarios de Navarra y a la asociación ucraniana ‘Berehynia‘, con sede en Pamplona.
Con el apoyo de un antiguo colegial ucraniano, Nikita, y un voluntario, estos materiales han llegado en primer lugar a Polonia en furgoneta, desde donde se han repartido a militares y refugiados y, finalmente ha llegado a Ucrania.Hace unos días recibimos fotografías y vídeos de la recepción del envío. Además, los militares nos enviaron vídeos como este en el que nos expresan su agradecimiento.
Ayuda a los refugiados a través de Proclade
Los hermanos claretianos realizan una intensa labor de ayuda humanitaria a través de la ONG Proclade. Actualmente hay tres misioneros claretianos en dos enclaves de Ucrania: Truskavets y Boryslav. Es una zona fronteriza con Polonia, a tan solo 60km del país vecino, libre hasta ahora de ataques, por encontrarse en la zona oeste del país. Mediante su labor en esa área están pudiendo ayudar a miles de personas víctimas de la guerra que huyen a Polonia y pasan por su localidad: recogen y llevan a personas en coche, organizan alimentos, ropa y medicinas y, si pueden, les prestan ayuda económica. Uno de los hermanos, el P. Wojciech Kobyliński, está compartiendo mensajes y fotografías del día a día en su perfil de Facebook. Para apoyarles en su tarea, la ONG Proclade ha puesto en marcha una campaña de recaudación de fondos.
La ayuda también llegará a Polonia, donde las comunidades claretianas están ofreciendo refugio y alimento a algunas de las más de 600.000personas que han huido de Ucrania desde que empezó la guerra. También se les puede hacer llegar mensajes de apoyo mediante las redes sociales y en el correo prowincjal@klaretyni.pl, donde podéis obtener más información.
En este cartel tenéis la información para donar. Si preferís utilizar bizum, podéis realizar vuestras aportaciones mediante el código 38313.
Cada año vivimos con gran alegría el 24 de octubre, día en que se conmemora el aniversario del fallecimiento de San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros Claretianos. Murió en la Abadía de Fontfroide, Francia, en 1870, dejando un inmenso legado: casi un centenar de obras escritas propias, una congregación actualmente presente en más de sesenta países, y sobre todo, una labor evangelizadora que acercó (y sigue acercando) a las personas a Dios. Por tanto, es una fecha especial para venerar su vida y su obra, para pedir su intercesión y para agradecer y festejar junto a la comunidad claretiana.
Conociendo más al santo
Lo primero pasa por saber quién fue San Antonio María Claret. Desde el miércoles 18 hasta el domingo, quien entró en la capilla pudo visualizar un vídeo sobre la vida del padre Claret y el testimonio de diversos claretianos. También vimos un pequeño vídeo todos juntos antes de tener la comida conmemorativa.
Alrededor de la mesa
Y como todas las fiestas, había de celebrarse en torno a la mesa. Primero, la del altar, con la eucaristía dominical; y después, la de la mesa del comedor, reuniéndonos todos (colegiales y trabajadores) para compartir juntos una comida especial.
Antonio María Claret nació en 1807 en Sallent de Llobregat, Barcelona; y murió en 1870 en la abadía de Fontfroide, Francia. ¿Cuál es el legado que dejó sus poco más de sesenta años de vida? 96 obras escritas propias, además de diversas ediciones y traducciones. Una congregación que ahora cuenta con cerca de 3.000 claretianos repartidos en 65 países. Bibliotecas, escuelas y agrupaciones apostólicas. Una marea de incontable de ayuda espiritual y material que él proporcionó a lo largo de su vida y que los misioneros claretianos han seguido haciendo durante más de 150 años. Un ferviente anuncio del evangelio que ha transformado corazones y ha llegado hasta los confines de la tierra.
En el seno de una familia cristiana
Antonio María Claret nació el 23 de diciembre de 1807 en Sallent de Llobregat y fue bautizado dos días después, el 25 de diciembre, en Navidad. Fue el quinto de once hermanos y desde pequeño fue educado en la fe cristiana por sus padres, Juan y Josefa, empresarios en la industria textil. De niño trabajó en el taller familiar y a los diecisiete años se trasladó a Barcelona para estudiar y seguir trabajando para labrarse un futuro en el sector textil. A pesar de que tenía por delante unas perspectivas laborales muy prometedoras, a los pocos años de estar en la ciudad lo dejó, al sentir la llamada a la vocación del sacerdocio, interpelado por las palabras: “¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?” (Mt 16, 26).
Vocación sacerdotal y misionera
Ingresó en el seminario de Vic con 22 años y, aún sin haber terminado los estudios, recibió la ordenación sacerdotal el 13 de junio de 1835. Fue destinado a su parroquia natal, Santa María de Sallent, y pronto fue descubriendo la llamada a la predicación misionera. De 1843 a 1847 recorrió Cataluña de pueblo en pueblo, evangelizando y siendo perseguido por ello. En 1848, el conflicto de la Segunda Guerra Carlista lo obligó a cesar su predicación y fue enviado a las Islas Canarias, donde permaneció algo más de un año recorriendo las islas y anunciando la buena nueva. El 16 de julio de 1849, en su regreso a Cataluña fundó la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, también conocida como los Misioneros Claretianos, y que en ese momento integraba a otros cinco sacerdotes compañeros. Al poco tiempo y pese a sus objeciones, le nombraron Arzobispo de Cuba. Fue consagrado obispo el 6 de octubre de 1850 en la catedral de Vic.
Obispo de Cuba
Durante 6 años realizó su labor apostólica en Cuba, entregándose a la predicación del evangelio y acompañando al clero y al pueblo en sus necesidades. Defendió la dignidad de los esclavos, fundó Cajas de Ahorros para campesinos y bibliotecas populares, creó una granja-escuela para niños y en 1855 fundó, junto con la Madre Antonia París la Congregación de Religiosas de María Inmaculada Misioneras para la educación de las niñas, entre otras muchas labores. Su acción social y su predicación le valieron de nuevo la persecución, y sumado a otros muchos intentos, atentaron contra su vida en 1856. Fue herido cuando salía de misa por un sicario que portaba una navaja, pero aunque su salud quedó perjudicada, salvó la vida.
Confesor real
En 1857 la Reina Isabel II le reclamó en Madrid para que fuese su confesor real. El Padre Claret aceptó con tres condiciones: vivir fuera de palacio, no tener que guardar antesala en sus entrevistas con la reina y tener el resto del tiempo disponible para dedicarlo a sus obras. Permaneció 11 años en Madrid, en los que continuó con su imparable labor de predicación, confesión, visita a los presos y a los enfermos… Aprovechó los viajes de la Reina por España para seguir realizando un intenso apostolado. En Madrid, fundó la Academia de San Miguel y fue nombrado presidente del Monasterio de El Escorial.
En el exilio
Cuando estalló la revolución de 1868, se exilió con la Reina en París. En 1869 fue convocado en Roma para participar en el Concilio Vaticano I, en el que defendió la infalibilidad pontificia. En 1870, ya muy enfermo, volvió a Francia, donde murió el 24 de octubre de ese año, en la abadía cisterciense de Fontfroide. En 1934 fue beatificado por el papa Pío XI y en 1950 fue canonizado por el papa Pío XII.
Ejemplo de vida
Tal y como Pío XII dijo en su canonización, “no son nuestros tiempos menos difíciles que los del Santo Arzobispo de Cuba, confesor de la Reina de España y fundador insigne; por eso juzgamos providencial el poder hoy ponerle como modelo para todos”.
Ante todo, San Antonio María Claret fue un cristiano profundamente enamorado de Dios y del prójimo, con un gran celo por anunciar el evangelio y ayudar al más necesitado. “Pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo; pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante; de apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra; fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien sabe el freno de la austeridad y de la penitencia; siempre en la presencia de Dios, aun en medio de su prodigiosa actividad exterior; calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y entre tantas maravillas, como luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios” (del Discurso del Papa Pío XII el 8 de mayo de 1950).
Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis más cosas que yo.
– San Antonio María Claret
Te invitamos a conocer más sobre el Padre Claret y sobre los Misioneros Claretianos:
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