Magaly Marrodán se ha incorporado este curso como subdirectora del Colegio Mayor Larraona. Licenciada en Pedagogía por la Universidad de Navarra (1987), es experta en Mediación (Experta en Mediación Familiar por la Escuela Vasco Navarra de Terapia Familiar, 2002) y Gestión de Conflictos (Diplomada en Intervención Sistémica Breve por la Alianza Española de Terapia Sistémica Breve, 2016-2019), un referente en nuestra comunidad foral en Mediación familiar, educativa y organizacional. Ante todo, es una persona con una gran vocación educativa y asistencial, y con una pasión inquebrantable por el trabajo con las personas. Hablamos con ella sobre el acompañamiento que se realiza en el Colegio Mayor en temas de convivencia, mediación y crecimiento personal.
Como explica el director, Juan Gallego García, el acompañamiento es una de nuestras señas de identidad. ¿Cómo se trabaja en el día a día?
Acompañar significa estar presentes en la vida de nuestros colegiales, estar ahí para lo que puedan necesitar en su crecimiento personal y académico. Participamos de su día a día, comemos con ellos, cenamos con ellos… Observamos sus dinámicas a todos los niveles: quién está solo, los grupos que se forman, cómo se comportan, etc. El seguimiento de su rendimiento académico también nos da pie a hablar con ellos. Además, los miembros del equipo directivo siempre trabajamos “con la puerta abierta” para que los estudiantes puedan entrar a consultar cualquier cuestión que deseen. Nos encontramos con personas que pegan en la puerta y se sientan porque quieren hablar y otros que no lo piden y de algún modo tenemos que acercarnos nosotros. Y desde ahí vamos realizando nuestra labor de acompañamiento a cada uno de forma individual, siempre desde el respeto y la libertad.
Cada colegial tiene unas necesidades específicas.
Al final, al Colegio Mayor vienen personas con perfiles, caracteres y experiencias vitales muy diferentes, que confluyen para convivir. El acompañamiento que nosotros realizamos desde aquí es precisamente para favorecer esa convivencia entre colegiales. Esto no es un piso en el que el estudiante entra, sale y ya está, relacionándose con cuatro compañeros, sino que hay mucha vida, mucho por compartir. Eso lo trabajamos desde los principios que tenemos como la colaboración, los valores religiosos o la libertad responsable.
¿Cómo se actúa ante los conflictos que pueden surgir con los colegiales?
Aparte de abordar ciertos temas de forma proactiva o preventiva, cuando surge algún problema concreto que afecta a la convivencia actuamos para intentar solucionarlo de forma cooperativa. A veces se dan actitudes indebidas, de falta de educación o de solidaridad con los compañeros, en definitiva, de aprender a convivir. Un ejemplo es cuando en el comedor se dejan tras la comida la mesa sucia o no recogen los platos, cuando se producen ruidos en la zona de habitaciones etc. Abordamos estas situaciones, en un primer momento desde el diálogo con ellos, para que reflexionen sobre sus conductas y actitudes y les ayudamos en la construcción de salidas o soluciones que puedan contentar a todas las partes. Si esto no funciona, siempre pueden aplicarse las sanciones contenidas en las normas de convivencia, pero entendemos que la vía de la participación y responsabilización es más educativa y les ayuda en su crecimiento y maduración. La sanción no modifica los comportamientos de forma intrínseca, en cambio, la educación, sí. Y es un trabajo constante el que tenemos que realizar, porque cada año se incorporan nuevos estudiantes.
Una de las herramientas que se utilizan para gestionar los conflictos y educar para la convivencia es la mediación. ¿Cómo se aplica en el Colegio Mayor?
Aplicar la mediación en cualquier ámbito supone generar una cultura del diálogo y de participación para solucionar las situaciones difíciles o conflictivas que se produzcan, además de prevenirlas. Llevándolo a una situación concreta, tuvimos un conflicto por un tema de ruidos en un piso y me reuní con todos los colegiales implicados en una sala, unas quince personas, para llevar a cabo lo que los profesionales llamamos una intervención mediadora. Consiste en que, antes de aplicar el “reglamento sancionador”, se produce una intervención en la que todas las partes puedan explicarse. La escucha es una herramienta de mediación que permite ver qué intereses y necesidades tiene cada parte, en este caso, los que metían ruido y los que lo sufrían. Además, después de escucharlos, hay que devolverles la responsabilidad de las cosas que hacen que sean conscientes de lo que ocurre, para, finalmente, valorar entre todos qué se puede hacer para solucionar la situación. Salieron cosas interesantes, llegaron ellos a un acuerdo para realizar un grupo de WhatsApp del piso y poder avisarse entre ellos de las molestias que se causaban antes de quejarse directamente en la recepción o dirección del Colegio Mayor. Con ello aprendieron a autorregularse. Se mejoró bastante. Y lo más importante, al participar ellos en las soluciones, cumplen lo acordado.
¿Cuáles son las ventajas de este tipo de intervenciones?
Más allá del resultado que tuvo, para mí lo más importante es que aprenden a hacer esto. Es decir, que se dan cuenta de que hay otra forma de comunicarse, que no es escalar un conflicto y entrar en pelea, sino que, diciendo las cosas bien y expresando lo que uno quiere, cómo se siente y pidiendo de la manera adecuada, se pueden conseguir acuerdos. Cuando yo hice esa sesión de mediación con los colegiales ellos vieron cómo me comunicaba y cómo yo iba quitando los juicios de valor a lo que decían. Lo que queremos es que ellos aprendan y eso se hace imitando. Así se construye una cultura de colaboración o de la paz a través de la comunicación no violenta. Empatía, asertividad, autocontrol… Son la base de la prevención de conflictos. También fomentamos esta cultura de la mediación promoviendo la participación de los colegiales, que es una de las características de este Colegio Mayor.
Esta educación integral favorece la convivencia y estimula el crecimiento personal de los estudiantes.
Acompañar es atender a la persona en todas las necesidades que pueda tener, siempre desde el respeto al colegial, a su lado, ayudándole, a veces empujándole un poco para que vaya madurando, avanzando en su camino. Si lo vemos necesario tratamos de darles pautas, de explicarles, pero sobre todo de plantearles preguntas para que sean ellos quienes encuentren las respuestas, y no tanto diciéndoles siempre lo que tienen que hacer.
A partir de septiembre de 2023 el Colegio Mayor va a empezar a acoger a estudiantes chicas, por lo que la convivencia entre colegiales y colegialas será previsiblemente más rica y más compleja.
Es un reto maravilloso que estamos preparando con mucho interés, dedicación y formación. Queremos que aquí la convivencia sea como en la vida real: hombres y mujeres relacionándose desde el respeto, la colaboración y la libertad responsable, valores del CM. Va a ser muy enriquecedor. Hombres y mujeres somos diferentes, y en la diferencia está el crecimiento.
La entrevista continúa en Educación integral para la juventud de hoy – Entrevista a Magaly Marrodán (II).