estudiante haciendo karate

La mentalidad del samurai. Encuentro con Paula Alcalde.

Paula Alcalde comenzó el encuentro mostrando un vídeo de su participación en el Campeonato de Europa de Kárate con la Selección Española. Acto seguido, pidió que la audiencia se pusiera de pie para empezar a hacer kárate. Los colegiales, sorprendidos, obedecieron, hasta que ella indicó que podían sentarse de nuevo. El kárate que iba a enseñar en los próximos minutos no iba a ser físico, sino “mental”.

estudiante en el colegio mayor

Los tres estados mentales

Paula estudia el último año de Pedagogía y Educación Primaria en la Universidad de Navarra, y tiene un interés creciente por el coaching, cuyo objetivo es “destapar el pleno potencial de las personas”. Quiere transmitir los aprendizajes que ha realizado, no sólo en su carrera y en sus prácticas de coach, sino también y sobre todo, en su experiencia en el tatami.

Convencida de la importancia que tienen las decisiones personales que tomamos, sabe que existen ciertos estados mentales y emocionales que preparan a las personas a decidir mejor. Y ahí es donde quiere ayudar. Para ello, explicó que las personas tenemos tres tipos de estados mentales, entendidos como la “actitud mental fija a partir de la cual actúas”.

Responsabilidad se escribe con H

El primero de ellos es el estado mental de la víctima. “En este estado, las quejas, excusas y justificaciones están a la orden del día”, contó. Este estado viene acompañado del acto de culpabilizar a los demás en vez de hacer un ejercicio de introspección para ver qué parte de culpa o de responsabilidad tiene uno mismo.

“Responsabilidad se escribe con H”, afirmó Paula, “Respons- Habilidad. Es la habilidad de responder a determinadas circunstancias. De poco sirve echar balones fuera”.

La invitada habló de su experiencia personal, poniendo el ejemplo de una etapa de su vida en la que se había estado excusando por no conseguir buenos resultados en el kárate.

Como el avestruz

En segundo lugar, explicó que a veces el estado de las personas es el de la “ignorancia ante la realidad”, de meter la cabeza en el suelo para no sentir que viene el peligro. “Es cuando pensamos: si hubiera tenido más tiempo, si hubiera tenido más recursos… Nos creamos problemas refugio: pequeños problemas que ocupan nuestro tiempo y que al resolverlos sentimos que nos estamos acercando a nuestros objetivos, cuando no es así”.

Estos dos estados, según Paula, no son malos de por sí: su intención es proteger nuestra identidad ante el cambio. Pero a veces pueden impedirnos avanzar. “Donde pones el foco pones la realidad. En aquella etapa de víctima y avestruz, asumí que jamás iba a mejorar”.

Contó que entró en un círculo vicioso –o “crazy eight” para los coaches– en el que estaba extrapolando su  malestar en la competición al resto de  ámbitos de su vida. “Toqué fondo. Pero una pregunta me sacó a flote: ¿Estás siendo la persona que quieres ser? Mi respuesta fue no. A partir de ahí empecé a cultivar el tercer estado mental”.

estudiante dando una charla en el colegio mayor sobre la mentalidad de competición

Trampolines hacia el éxito

El último estado mental es el del samurai o guerrero y es el que permite crecer y avanzar ante las circunstancias. “En ese momento me responsabilicé y tomé la decisión de comprometerme con mis objetivos. Antes entrenaba para ganar o perder, ahora entrenaba para ganar o ganar. Dejé a un lado las excusas y donde antes había dificultades ahora veía oportunidades de mejora, trampolines de mejora hacia el éxito. Me di cuenta de que lo que hacía no solo me impactaba a mí, sino también a mis padres, a mi gimnasio, a las personas que me apoyaban… Y decidí poner lo que hacía al servicio de los demás”.

Comentó a los colegiales que soñar está muy bien, pero que “establecer un plan de acción detallado hacia tu meta está mil veces mejor”. Por ello les propuso definir objetivos SMART (específicos, medibles, ambiciosos, realizables y con un horizonte temporal) para planificar sus metas.

“¿Para qué?”

Además de que sean objetivos “SMART”, les recomendó que se plantearan siempre para qué quieren conseguir las cosas. “Es lo que da sentido a todo. El para qué es una pregunta proactiva mientras que el por qué es justificativa”. La karateka animó a comprometerse con la meta que se desee alcanzar y que esa meta vaya más allá de lo material. “No tengáis miedo a arriesgaros y a apostar”.

Actualmente, Paula se está tomando un respiro de la competición, consciente de que necesitaba alejarse un poco y ver el kárate desde otra perspectiva, aunque sabe que lo retomará. Compita o no, sabemos que intentará vivir siempre con la mentalidad del guerrero.