La Asociación de Familias del Colegio Claret Larraona, junto al Colegio Mayor, acogió este martes una conferencia del psicólogo Javier Urra, doctor en Psicología, profesor de la Complutense y primer Defensor del Menor. Durante más de una hora analizó los retos actuales de la adolescencia y el impacto social en la salud emocional de los jóvenes. Desde el inicio dejó claro su estilo directo: “Hablaré desde la experiencia de toda una vida dedicada a niños y adolescentes”.

Un aumento preocupante de los trastornos mentales en jóvenes
Javier explicó que en los últimos años se ha multiplicado el número de menores con trastornos de salud mental, destacando la ansiedad, las obsesiones, los trastornos alimentarios y conductas disociativas. Para ilustrarlo, describió casos de sus centros terapéuticos para mostrar el “vacío vital” que viven muchos adolescentes: “Chicas y chicos de 16 o 17 años que llega el fin de semana y dicen que no hacen nada. Sin ilusión, sin horizonte. Eso es lo verdaderamente grave”.
La sociedad del diagnóstico y la medicalización
Otro de los ejes de su conferencia fue la sociedad del diagnóstico y la medicalización. Criticó la tendencia a etiquetar cualquier conducta infantil como patológica y el auge de la psicologización inmediata: “antes daba miedo diagnosticar a un niño de TDAH para no estigmatizar. Hoy muchos padres buscan un diagnóstico casi como salvoconducto”, afirmó. “¿Por qué cualquier emoción se vive como patología? Hemos construido una sociedad que quiere ser Disney”.

Educación, límites y familias
En el ámbito educativo, subrayó la necesidad de límites claros y denunció que muchos padres confunden afecto con permisividad. Recordó su libro El pequeño dictador para ilustrar cómo algunas familias han cedido autoridad a los hijos.
Urra defendió la importancia del lenguaje como herramienta de pensamiento, porque “No existe pensamiento sin palabras”. Denunció también la falta de pensamiento crítico en tiempos de redes, ruido y superficialidad: “La capacidad de análisis es fundamental. Y la estamos perdiendo”.

Jóvenes que trabajan y sueñan
Pero, en contraposición, quiso romper una lanza a favor de los jóvenes. Recordó la imagen de la noche anterior, cuando desde su hotel veía las ventanas encendidas del Colegio Mayor, llenas de estudiantes preparando exámenes. “Los jóvenes sí estudian, sí se esfuerzan”, señaló, pidiendo a los adultos que abandonen el discurso nostálgico de que “antes todo era más difícil”. Reivindicó que no es justo reducir a esta generación a las redes sociales o la inmediatez, porque “hay muchísimos chicos trabajando duro, comprometidos, deseando crecer”. Para Urra, reconocer ese esfuerzo es fundamental para acompañarlos y para dejar de repetir que “no hacen nada”, cuando en realidad “son muchos los que madrugan, estudian, se forman y buscan su sitio con ilusión”.