Los días 4 y 18 de octubre, nuestros colegiales de primer año tuvieron la primera sesión del taller “Amarme, amarte”, un curso obligatorio dentro de nuestro programa de formación afectivo-sexual. Lo imparte la docente y coach familiar Ángeles Cabido, experta en educación afectivo-sexual y en acompañamiento educativo.
Un cambio de mirada
Para amar bien a otro, antes hay que aprender a amarse a uno mismo reconociendo qué es y qué no es el amor. “Amarte es descubrirte como un bien, querer y buscar tu bien, querer ser un bien ”. Uno de los objetivos del taller es que los colegiales descubran su amabilidad, su valor infinito y su belleza personal.
“No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos. Tú, ¿cómo te ves?”, comenzaba preguntando la educadora. Invitó a mostrarse “sin-cera”, ya que a veces nos cuesta mostrarnos como somos: en redes sociales, con la gente con la que convivimos… Para ello, planteó una pequeña dinámica con espejos sobre la mirada y la persona. “Mírate. ¿Te gustas?”, preguntaba. “La autoestima es aprender a mirarte con los ojos de tu abuela”. Recordó que nuestros abuelos, nuestros padres, las personas que nos aman, nos hacen presente nuestro valor. Para los cristianos, además, es importante aprender a mirarse con los ojos de ternura y de amor Dios. “La belleza está en los ojos de quien sabe apreciarla, de quien mira con amor. Quien te quiere te mira bien”, afirmaba. A los que están saliendo con alguien, les planteó cómo creen que su pareja se siente valorada en sus ojos y les propuso “entrenar la mirada” para que fuera “de 10”.
Este camino de autoconocimiento, para llegar a amarnos y comprendernos mejor, pasa por reconocer que todos tenemos defectos y heridas. “Lo que llevamos en el corazón es lo que vamos a dar a la pareja actual y en el futuro. Estamos condicionados por nuestros factores fisiológicos–somos seres sexuados–, por la experiencia directa –cómo nos han tratado, la mirada que tenemos sobre nosotros mismos– y por el entorno, las modas que nos rodean. Condicionados, pero no determinados”, explicaba Ángeles. Animó a tomar conciencia de si existen heridas que necesitan sanarse y, en ese caso, pedir ayuda a los educadores o profesionales que corresponda.
El peligro de la pornografía
Mediante vídeos y testimonios concretos, Ángeles mostró que lo que entra por los ojos impacta nuestro cerebro y nuestro corazón. “Cuida lo que miras, deseas y proyectas. Lo que ves con los ojos llega al corazón. Si tienes deseos auténticos de ser amado y mirado de 10, de que en tus ojos tu pareja se sienta mirada y amada de 10, entonces hay que cuidar lo que miramos”, advirtió. Detalló las consecuencias que tiene la pornografía en la vida de quien la consume y en la de los demás: “Te cambia la configuración cerebral y la forma de ver las relaciones sexuales. Como tu cerebro se acostumbra a esos impactos, cada vez necesitas más frecuencia y que sea más explícito. Y te convierte en cómplice de la trata sexual. A mayor consumo, mayor producción y explotación”. Animó a informarse sobre esta cuestión y a pedir ayuda si es necesario, con recomendaciones como el proyecto www.daleunavuelta.org.
“Pensar en otras personas como objetos de placer es olvidarse de que la persona es un fin en sí misma, una unidad corpóreo-espiritual. Tú no tienes cuerpo, eres cuerpo. Y los demás tampoco tienen cuerpo, son cuerpo. Lo que tenemos podemos dejar de tenerlo, pero si dejamos de tener cuerpo, dejamos de ser. Si me acerco al cuerpo, me acerco al alma porque la persona es una unidad”. Recalcó que lo contrario del amor es el uso. «A nadie le gusta que le usen. La persona no es para ser usada, no es un medio, sino un fin en sí misma. Cuando a una persona se le usa para conseguir un fin, se le rebaja a la categoría de objeto y esto siempre acaba rompiendo el corazón».
Aprender a gestionar las emociones
La siguiente sesión tratará sobre la gestión emocional y las relaciones afectivas, para que los jóvenes puedan interpretar sus afectos y crecer en autoestima, manteniendo relaciones sanas y respetuosas. “Tenemos que distinguir la emoción –breve, intensa– del sentimiento, que es la emoción pensada, no tan intensa, pero duradera. Tú no eliges qué sientes, pero sí qué haces con eso”, aclaró la docente. En ese sentido, el objetivo es que los estudiantes aprendan a distinguir entre atracción, enamoramiento y amor, y que comprendan cuál es el significado y el valor de los gestos afectivos.
La última parte tendrá que ver con la sexualidad. Los colegiales seguirán profundizando, a través de historias reales, en las dimensiones de la persona, la sexualidad y las relaciones sexuales y valorarán qué es el verdadero sexo seguro y cuáles son las claves para amar. Todo esto les permitirá vivir una sexualidad plena y ahondar en sus anhelos más profundos y en el tesoro de su vocación al amor. “¿Sabéis por qué os gustan tanto los likes en vuestras fotos de Instagram?Porque nuestro corazón está hecho para ser elegido y preferido, pero no cualquier forma de amar satisface el corazón. Sobre ello profundizaremos en las siguientes sesiones».