La experiencia universitaria no se limita a las aulas ni a los pasillos de nuestro colegio mayor. Se expande cuando nos acercamos a la ciudad que nos rodea y nos involucramos en su tejido social. En Larraona creemos que ser parte de algo más grande es crucial en la formación de nuestros colegiales.
Es importante que los estudiantes dediquen parte de su tiempo a salir y formar parte activa de la comunidad; por eso promovemos el voluntariado con entidades de Pamplona como D‑Espacio, Casa de Misericordia de Pamplona y Asociación Lagundu Arakil: D-Espacio es un lugar de encuentro que ofrece actividades lúdicas, culturales y deportivas para personas con discapacidad intelectual y sus familias, fomentando su inclusión y desarrollo personal. Casa de Misericordia acoge a personas mayores, ofreciéndoles atención asistencial, apoyo sanitario, rehabilitación, actividades socioculturales y acompañamiento, con el objetivo de mejorar su calidad de vida y promover su integración social. Asociación Lagundu Arakil trabaja con infancia y juventud en situación de vulnerabilidad, brindándoles apoyo escolar, oportunidades de ocio y tiempo libre, así como orientación familiar, favoreciendo su educación, integración social y el desarrollo de valores como la solidaridad, el respeto y la confianza.
D-Espacio: un lugar para compartir actividades
Uno de los programas más consolidados en Larraona es su participación en D-Espacio, una iniciativa creada por familias que buscan un entorno donde las personas con discapacidad intelectual compartan actividades de ocio. Colaboramos en salidas al parque, juegos, talleres o meriendas. El grupo de Larraona suele desplazarse cada viernes y forma parte de la programación semanal del proyecto. La dinámica favorece la convivencia y ofrece a los colegiales y colegialas una forma accesible de iniciarse en el voluntariado.
Joan Ivorra conoció D-Espacio al comenzar el curso y decidió incorporarse. Cada semana forma parte del pequeño grupo que visita el local y participa en las actividades. Destaca que la experiencia le permite relacionarse con personas de fuera del entorno universitario y conoce una realidad que antes no trataba de cerca. También señala que la regularidad del voluntariado facilita que se generen vínculos con los participantes y con los propios compañeros.
Otras opciones: apoyo educativo y acompañamiento a mayores
Además de D-Espacio, Larraona ofrece otras alternativas. Algunos estudiantes se suman a programas de apoyo escolar o lingüístico y otros colaboran con instituciones que trabajan con personas mayores.
Abrar Dhalai, estudiante de primer año, participa en dos iniciativas distintas. “Todos los jueves colaboro con la Asociación Lagundu Arakil, donde ayudo en apoyo de inglés. Y los viernes participo en el voluntariado de Casa de Misericordia”, explica. En esta última, dedica la tarde a conversar con los residentes. “Siempre tienen curiosidad por mi vida, mis viajes y cómo es crecer en Dubái en comparación con España”, cuenta. “Compartimos historias, hablamos de cultura y comentamos cosas del día a día. Muchas veces se trata simplemente de acompañarlos y crear un momento tranquilo para ellos”.
Abrar buscaba oportunidades para colaborar desde que llegó a España. “En mi país no tenía muchas opciones para hacer voluntariado. Cuando supe que Larraona tenía varios programas, tuve claro que quería participar”. De su experiencia, destaca la relación directa con las personas: “Incluso las conversaciones más simples pueden cambiar el día. Me gusta ver cómo se animan solo por tener a alguien con quien hablar. Ellos son amables y siempre tienen historias interesantes. Saber que puedo aportar un rato de compañía hace que todo valga la pena”.
Un programa abierto para cualquier colegial
Los estudiantes interesados pueden incorporarse a cualquiera de los programas durante el curso. La oferta incluye actividades de ocio inclusivo, apoyo académico, acompañamiento a mayores y colaboraciones puntuales con asociaciones locales. Larraona coordina los grupos y facilita el contacto con cada entidad, lo que permite que los colegiales encuentren un proyecto acorde a su disponibilidad y a sus intereses.
El voluntariado se ha convertido en una parte estable de la vida del colegio mayor. Para muchos colegiales, supone una forma práctica de integrarse en la ciudad y de conocer realidades que complementan su formación universitaria, humana y social. El voluntariado les permite dar de vuelta a la sociedad un poco de todo aquello que han recibido.