Los estudiantes de primer año participaron en la segunda sesión del curso ‘Aprender a Aprender’ con la pedagoga Lucía Sáez, centrada en los exámenes parciales, que se acercan y marcan un momento clave del curso. La actividad buscó ofrecer herramientas prácticas y estrategias concretas para afrontar con seguridad y eficacia este primer reto académico universitario.
Desde el inicio, Lucía invitó a los colegiales y colegialas a reflexionar sobre el sentido de los parciales. A través del diálogo, el grupo llegó a varias conclusiones: estos exámenes sirven para auto-evaluarse, mantener la continuidad del estudio, recibir una recompensa al esfuerzo y conocer mejor al profesorado y su forma de evaluar. Además, los parciales enseñan a cómo seguir aprendiendo y mejorando.
A partir de esa base, la pedagoga ofreció técnicas concretas para afrontar los diferentes tipos de examen. En las pruebas tipo test, insistió en la importancia de revisar tres veces las preguntas: primero las que se saben con claridad, después las que generan cierta duda y, por último, las que resultan más difíciles. También recordó que, si una pregunta resta puntos, es preferible dejarla en blanco antes que arriesgarse. Para este tipo de exámenes, recomendó herramientas de estudio como Anki, que es un sistema para hacer tarjetas educativas y aprenderlas; o coconote, un programa de transcripción de apuntes en directo, especialmente útil para aquellos quienes el español no es su primer idioma.
Para los exámenes de desarrollo, Lucía subrayó el valor de la limpieza y claridad en las respuestas. Recomendó evitar la rapidez y las respuestas improvisadas, y centrarse siempre en la pregunta concreta: ¿qué me están preguntando? En este punto, insistió en la importancia de subrayar las palabras clave tanto en las preguntas como en los enunciados.
En el caso de las preguntas cortas, su consejo fue ser conciso y concreto, aprendiendo a resumir sin perder precisión. El objetivo, explicó, no es escribir mucho, sino expresar bien lo que se sabe.
Uno de los momentos más enriquecedores de la sesión fue la introducción de los conceptos de ‘zona de preocupación’ y ‘zona de influencia’. La primera aparece cuando el estudiante se bloquea por el miedo, los nervios o el cansancio. La segunda, en cambio, representa el espacio de acción: la motivación, el esfuerzo, el autocuidado y el agradecimiento. Lucía animó a los colegiales a moverse hacia esa zona de influencia, donde pueden realmente actuar y mejorar su rendimiento.
Por último, destacó la importancia de la rutina preexamen. Animó a cada estudiante a conocerse mejor: saber si prefiere repasar solo o acompañado, si le tranquiliza llevar apuntes en la mano o si rinde mejor tras una ducha matutina o nocturna. Y cuando reciban la nota, les aconsejó analizar lo que ha funcionado y lo que no, para seguir avanzando con conciencia y constancia.
Este tipo de encuentros busca fortalecer las habilidades académicas y personales de los colegiales y las colegialas, acompañándolos en este primer tramo de su vida universitaria.