COLEGIO MAYOR LARRAONA

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La experiencia de vivir en el Colegio a través de testimonios, noticias y eventos. Son un pequeño reflejo de las amistades, los aprendizajes y los grandes momentos que pasamos aquí dentro. No te lo pierdas.

Colegial practica esgrima histórica

Enrique Esteban de Cáceres: científico y espadachín

En el Colegio Mayor Larraona, el deporte no es solo una actividad física: es un espacio para vivir los valores que le acompañan. Para muchos, es una parte esencial de su vida colegial. Algunos eligen fútbol o baloncesto, y otros, como Enrique Esteban de Cáceres, se decantan por opciones menos comunes, pero igual de apasionantes, como la esgrima histórica.

Con 22 años y una sonrisa tranquila, Enrique Esteban camina con confianza por los pasillos del Colegio Mayor. Le encantan los retos: ya va por el quinto año del doble grado en Química y Bioquímica de la Universidad de Navarra. Desde Tenerife, Canarias, Enrique se ha dejado guiar por su curiosidad y determinación hasta Pamplona. Disfruta mucho en los laboratorios, y, al salir y colgar su bata, se dedica a practicar esgrima histórica.

De la probeta a la espada

Enrique conoció esta disciplina a través de la página de deportes de la universidad. Se apuntó por curiosidad y se quedó por pasión. “Lo practico desde segundo, pero en cuarto tuve que dejarlo por falta de tiempo. Así que este año he vuelto con muchas ganas”, cuenta. Y se le nota: entrena todas las semanas, sin falta, utilizando los tratados del maestro Pacheco, un referente español en esta disciplina.

A diferencia de la esgrima deportiva que se practica en los Juegos Olímpicos, la esgrima histórica se basa en tratados antiguos, reales, que explican cómo se luchaba con diferentes armas siglos atrás. En esta disciplina no se trata solo de avanzar para atacar al contrincante. Aquí se desplazan en círculos con sables, espadas roperas, dagas e incluso lanzas, dependiendo del día.

 

Estudiante haciendo esgrima

 

La esgrima, para Enrique, no es solo combate. También es historia, literatura y comunidad. Reconoce que este deporte le ha ayudado a desarrollar disciplina, a desconectar de sus carreras exigentes y, sobre todo, a disfrutar pasando tiempo con gente que comparte sus intereses.

Aunque pueda parecer que la ciencia y la espada van por caminos separados, Enrique ha logrado equilibrarlos. “Una cosa es mi vida profesional, a lo que me gustaría dedicarme, y otra es mi vida personal, lo que a mí me gusta y representa mi personalidad”, dice. Aunque reconoce que el doble grado es exigente, ha aprendido a distribuir su tiempo. “Con la experiencia aprendes a medir qué tanto puedes abarcar y cuándo parar”, comenta.

Vida colegial

Una parte fundamental de ese equilibrio ha sido el Colegio Mayor, donde vive desde hace cinco años. Para Enrique, lo mejor de Larraona es la libertad responsable. “No están encima todo el tiempo, pero tenemos claro que nuestras responsabilidades están primero”, explica. Ha aprendido a convivir, a compartir, a apoyarse en los demás y a dejarse cuidar cuando hace falta. Le gusta participar en las tradiciones, especialmente en las jornadas de bienvenida y en la cena de Navidad, que vive con mucha emoción. Y, si no está en entrenamiento, pasa las tardes construyendo mundos fantásticos en su club de juegos de rol.

Colegial que practica esgrima

¿Qué viene después?

 En cuanto al a esgrima, Enrique busca seguir mejorando su técnica con la espada ropera, su arma favorita. Y a nivel de sus estudios, el año que viene espera terminar el doble grado y decidir en qué especializarse y hacia dónde orientar su futuro profesional.

A quien quiera dedicarse a la esgrima histórica, Enrique le lanza una invitación clara: “Que se anime. Es muy divertido. La comunidad ayuda muchísimo y esa primera vez que te pones el equipo y haces tu primer asalto, esa sensación no se te olvida”.

Desde el Colegio Mayor Larraona seguiremos acompañando a Enrique en los avances de su vida profesional y personal. ¡La aventura continúa!